Carta de un suicida

Lamento tener que componer esta situación tan deplorable para los demás, tal vez sea un motivo de suplir para mis allegados que en poco tiempo se pasará, el incognito misterio de la oscuridad infinita, un último resoplido dejará mi cuerpo, es tanta la histeria del mas allá, que ambivalencia epistémica tengo que convivir, cual entre muchos uno sea el resultado pero con ninguno quedaría conforme, está es la respuesta del primer protagonismo del final de mi tonada.

Lamento mucho que tengan que verme, si tuviera la elección de irme sin lamento, si tan solo tuviera elección…, me siento extraño, siento como corroe el óxido dentro de mí ser, tan delicado mi interior.

No es tu culpa, no llores de aflicción, vas a sentirte triste, te vas a sentir culpable, creerás que debías hacer más, tal vez prevenir la acción, pero es libre mi decisión, inevitable, solo soy un cobarde que durante el sendero toma un atajo, piensa en mí libertad, trascendí de la agonía que tendría que soportar de un mundo roto.

Pero no llores, estaré en los árboles, en el agua, en la tierra, siente el viento en tus mejillas, podría ser yo. No soporte las elecciones que tendría que tomar, no soporte la falsa felicidad, la hipocresía, el dolor, la tristeza, la angustia, la impotencia, no pude soportar la vida pero si puedo soportar la dulce compañía de mi amiga, de tan precioso ropaje, de un oscuro tan profundo que no hay luz en ella, sin piel, solo una delgada presencia de oscuros ojos que me atraen consigo, tan tentado estoy de verla, tal vez pueda ser feliz a su lado, tal vez pueda dejar de sentir, la utopía soñada sea la libertad de esta vida.

Pero quiero decir un último adiós, quiero pedirte que no sientas tristeza, que sepas que soy libre al fin. Si llegas a lamentarte y llenarte de melancolía, prométeme que rápido se pasará, ya que por fin, encontré mi felicidad.