Agua perdida

Gota a gota, tengo tus suspiros.
Gota a gota, tengo tus ganas.
Gota a gota, tus días.
Gota a gota, tus huesos.

Soplame al oído, día de lluvia.
Soplame al oído, miel de abejas,
Soplame al oído, galleta crocante.
Soplame al oído, muñeca de peluche.

Electrizame, arrullo de zinc.
Electrizame, picoteo de pájaros.
Electrizame, susurro de sirena.
Electrizame, aleteo de delfines.

Mojame, baba de ángel.
Mojame, fiesta de bosque.
Mojame, canción de duendes.
Mojame, hada de fuentes.

Iluminame, arco iris,
Iluminame, aurora austral,
Iluminame, nube de frutillas.
Iluminame, escalera al cielo.

¡Que!
¿De pronto te vas?
¿A donde llevas el agua, aguadora?
¿Pero que desierto de alacranes es este?
¿Cómo elevas anclas sin sirenas?

¿Que haré con mi egoísmo de sequedades?
¿Quién me atizará las mañanas de desayuno?
¿Cómo soltaré las alondras de mis versos?
¿Cuándo sabré que vivo?

Mujer de agua, dame de beber,
Niña de estuario, sumerjime en tu mar,
Nereida de río, escondeme en tus cuencos,
Hipocampo ciega, soy tu otra mitad.

¡Cautiva de tu piel! ¿A quien bautizarás?.
Hija de Psique; ¿Quién guardara tus efluvios?
Sometida de tu vientre; ¿Con quien nadarás?
Maga de Acuario; ¡Tus cartas están mojadas!

¡No creas que es tuya la playa!.
Aunque, El Centauro pereció de sed.
Aunque, los juncos se quiebren de lunas.
Los cangrejitos salen al sol.

¿Que ocurrió que Venus es Medusa?
El viento secó tus estanques.
Las promesas amargaron tus brebajes.
¿Que fue de tu agua, aguadora?

2000

Algas

Atrapado entre las algas espero tu venida,
no tendré tu sueño de alcohol,
quiero ahogarme recordándolos;
con diminutivos, juguetes y caramelos.

No ensayes dientes de tiburones,
ya mi sexo fue mordido de oscuridad,
cuando perdí sus notas de cuadernos,
el momento que dejaron de llamarme papá.

No habrá Era de Acuario.
Aquí mismo estoy sin sol, sin agua, sin pájaros.

Embriagado de primaveras en esta tarde de otoño.
Con mis ojos torpes, que buscan transito de estepas,
entre los tréboles tiernos, vírgenes de rocío.

Un relámpago cayó en el mar,
una gaviota sin nombre, me trae sus mensajes,
mentidos de colores, en zapatillas de marca.
No ocuparán, ellos, mi puesto de resistente famélico.
El imperio los ha ganado.

Que flote mi cabello entre globos de sangre,
que revienten mis pulmones de abismos,
que estallen mis huesos de injusticias,
pero no quiero ver, querido Asrael.
Sus bocas presas de mentiras.

¿Sobre que promesas afirmaré mis canas?
Sin altar que me esperance.
Sin hijos que me reclamen.
Sin cuenco que me contenga.

Escucho un ruido de arrastrar cadenas,
el sol se ha apagado.
¿Sos vos? Compañero de viaje. Mensajero de luz.
¿O ilusión vana? No aparezco en el Libro.
No hay reflejo de filo. Otro amanecer. Otra ignominia.

Levantaré, agotado,
otro tronco para mi salamandra,
Encenderé un incienso en su retrato de sonrisas nubladas.
¡A vivir! Escribiré otro poema.

2000

¡Ay!

¡Ay!, que desierto.
Las arenas de todos los relojes están aquí.
Las pieles de todas las esperanzas.
Un escorpión enamorado de un Ángel.

Antes de que esta mano acometa sobre esta garganta.
Harto de matar fieles cucarachas.
De contar las cuentas de un rosario sin rosas.
De cerrar los ojos a su miel imposible.
Quiero morir de fuego y sal, no de olvido.

Sigo volando buscando tu aire, que me sopla.
¿Alguna vez inspiraré de tus branquias de sirena?
¿Entibiare mis arrugas de tu suspiro?
¿Endulzaré mis amarguras de tus babas?

Creo que me clavaré arpones de Hipocampo.
Me descamaré en una playa sin cuevas.
Retorceré mis espinas de espineles.
El faro se burla mostrándome luz.
Sigo bajando las fosas abisales en busca de espejos.

Araré un valle con mi angustia.
Cosecharé frutas amargas de aguas puras.
Comeré raíces de mi esperanza escondida.
Mientras el toro, hedónico, me bufa desprecio.

2000

Bailemos

Bailemos chiquita,
una gaviota cayó al mar.
No importa que no estés:
¡Nunca lo estarás!
Bailemos esta melodía triste,
que acerca mi larga muerte a tu candidez.

Los duendes se encarnizan de mi pasión,
el centauro se encardela de sus grillas,
los corrales se destrozan en sus corcoveos,
no hay fusta, ni cadena,
la guadaña de Asrael… quizá.

Imaginemos, aunque no lo sepas,
que mi rostro condenado, se calma,
de tus virginales mejillas blancas,
en la sutil cadencia de las yemas de David;
en la desesperanza de Roger.

Un loco grita tu armonía, pequeña,
cuentista, poeta, diamante,
y aumenta mi desesperanza de auroras de luna.
Tantas hadas dando vuelta y yo sin alas.

Se escuchan delfines aplaudir a Nemerte,
un platillo reverbera en mis oídos,
tu bambula suave, cae suave, niña suave.
Bailemos este blue,
desde tu cintura y mi egoísmo.

No podés ver mis lágrimas de celos.
Están escondidas en mis arrugas;
Mirame, al azar, con tus ojos prístinos.
Bailemos en esta playa de cielos rosas.

Escucho un coro de Angeles Floyd,
traer tu voz adolescente.
Bailemos una danza de mapas celtas,
que los pájaros vienen a comer.

Prestame tu voz de sirena,
prometo no ajarla,
Un silencio cubre el abismo,
volveré a cortarme la lengua.
Bailemos que mañana mataré a Cupido.
Siempre con sus flechas equivocadas.

¡Pero que mal me hace el Blue!

2000

Culpa

Que culpa tiene la montaña,
de que no la escale.
De que vale que envidie su imponencia,
si nunca tomé mate, bajo sus álamos.

Que culpa tiene la luna,
de que la llore.
De que vale que maldiga su rocío,
si nunca morí en sus valles.

Que culpa tiene tu boca,
que no me bese.
De que vale que ansíe su menta,
si nunca pronuncié tu nombre.

2000

Desamparame de tus ojos

Desamparame de tus ojos.
Nublan mi entendimiento y mi cordura.
Haceme entender que nada puedo esperar de tus huesos,
Que el tiempo y la miseria carcomieron mi piel amarga.

Pero, si veo tus ojos vivos.
Inocentes de mi pena.
El mundo desaparece mágica e inexorablemente,
viniéndome palabras reblandecidas,
pulsos irregulares, garganta seca
y razonamientos idiotas.

¿A donde se va el universo, cuando afloran tus ojos?
Enojaré a la más dulce de las brujas, por mi falta oído.
Sólo por estar distraído y distante, mirando tus ojos.

No le hagas caso a estos versos;
mal conformados,
Es que estaba pensando en tus ojos.

2000

Desde el tren.

Desde el tren todas la flores parecen iguales.
Las inclina el suave viento del oeste.
Regalan moléculas complejas a la abejas.
Mientras siguen al sol con su mirada espejada.

Desde el horizonte sus tallos son indistinguibles.
Abroqueladas, abrigadas, abigarradas.
Transmitiendo su mensaje infinito.
De armonía subyacente.

Pero he caminado entre los surcos.
Distinguiendo sus hojas, sus tallos, sus pétalos.
He regado su gleba, he curado la maleza.
Sólo me ha quedado su bálsamo en las manos.
Y profundas cicatrices de sus espinas

Sin embargo busco una flor.
entre este mar de efluvios.
Ni la única, ni la más bella.
Sino simplemente esa, la mía.

2000

Diosa

¡Diosa no vengas a mí, no me distraigas!
Mirá mi surco recto y profundo,
la reja clavada hiere tenaz la tierra,
mis bueyes transitan sin descanso,
hasta fundirse paralelas en el horizonte.
La piedra vencida de mis puños,
con pureza de agua, energía de sol y fatiga de músculo,
arrancándole secretos a las lombrices de tenaces helicoides.

Pero, cuando aparecés, los callos se me hacen aceite,
los bueyes se convierten en mariposas,
las rectas, arabescos, el trigo, madreselvas.

Que haré yo, dulce, con mis brazos,
que en lugar de esparcir mies,
alzan lágrimas de alegría, en tu útero fértil.

Deja ya de jugar tules con los pájaros,
que las nubes se ponen a dormir la siesta.

Mirá como soplan brisas,
se inclinan las altivas espigas,
invitándonos a dorar las espaldas, de sol, de trigo, de hormonas.
Que cubra el afrecho mi torso cansado,
que nos coman las hormigas, de la tierra, de los besos, de las ansias.
Cubiertos por las sábanas de la madre tierra.

¡Pero escucho ecos de perros!
Avanzan nubes oscuras, pesadas, opresoras,
puedo sentir los cascos, el bronce, sus pesados mantos.

¿Que haremos mi diosa, con la luna de tu vientre?,
Los nobles, han asolado nuestra hera.
Sólo han quedado la leche de tus pechos;
el quebranto de mi cintura, las noches de invierno.

¿Es que no hay rayos de justicia?
Hasta cuando la afrenta de los batallones.
Quizá debamos cortar, un noviembre,
sus cuellos con nuestras hoces.

2000

Distancia

Queda establecida esta distancia.
Medible, comparable y certificable.
Distancia mínima, prudente y vital.

Que permita diferenciar.
El calor, de las cenizas.
Un salto, de una caída.
Una llovizna, de un glaciar.
Un mate, de un beso.

Que impida convertir.
Una palabra en un tartamudeo.
Una risa en una angustia.
Un poema en esclavitud de tus ojos.

Que admita la observación lejana.
Del dibujo de tus cabellos.
Del remolino de tu peineta.
Pero no oler sus raíces detrás de la oreja,
y morir estrangulado de sus serpenteos.

Imponer un limite.
Físico, tangible, extenso y material.
Con testigos y fiscales.
Para escuchar, cínicamente, armonías,
y no abalanzarme a tu regazo.

Interponer una llanura verde virtual.
Que pemita el aire, pero no los vórtices.
Para no escuchar tu respiro,
y que no escuches mi tormento.

Certifíquese antes del encierro.
Comuníquese a todo pájaro.
Archívese en el libro del olvido.

2000

¿Dónde va el agua de lluvia?

Llueve, llueve, llueve,
infinitas gotas de miel;
incontables rastros de espuma.
Eternos espacios de nubes.

Puedo ver las gotas cayendo de júbilo,
en la luneta empañada de un colectivo,
un incunable corazón de agua, de tibios dedos adolescentes.

Aguas roncas se escabullen de cielo,
en alcantarillas de bronce fino y minutos de tolerancia,
palabras empavesadas de amor,
aunque se siga llamando traición

Escucho los muertos lamentarse de humedad,
en su pesada y líquida podredumbre,
apestados de humo y desbordada Reconquista.

Una niña lava sus blancas medias de algodón,
a la espera ansiosa, segura, fatal,
de perderlas en algún callejón.

Sentí el golpe en su cara,
su mejilla bermeja, sus ojos impotencia,
harta de lagrimas y explicaciones,
Quizá amaine, en una tarde de dicha.
Quizá escampe, en una noche de ternura.
Un arco iris olvide mis zapatos de barro,
una resolana alumbre mis huecos sin nombre.

Mis manos cóncavas al cielo, buscan retener purezas,
mi cabeza desbautizada se asoma a la copiosa estampida,
mis pies se hunden en el miasma de sus hesitaciones,
algún día Venus saldrá del Río de la Plata.

Aunque siento mi ropa henchida de anhelo,
mis relojes cansados de horas,
los cirios cansados de plegarias,
las sábanas mojadas de frustración

2000

Elemental

Aire

Puedo respirar tu aliento, volar en tus alas,
viajar en tus sueños, flamear en tus vientos.

Niña oxigeno, niña pájaro, ¿no ves mis alas negras mudar de blanco?
No cantes de rosas de azúcar, ¿no ves mis garras temblar de tiempo?
No anides árboles de papel, ¿no ves mis ojos anochecer mieles?

Puedo vigilar montañas de nieve y granito,
deshacer nubes de algodón, atrapar carroña vital.
Pero no silbar tus melodías.

Niña soplo, niña aire,
¿No escuchás mis batidos de plumas; golpear insondables contra las cuevas?
Tu pico virgen de sangre seca, no entiende cantos rapaces.
Y el instinto me vuelve a traer,
a esta llanura, de copos y de bayas,
para no cazarte, ni graznarte.
Sólo morir cazado por una mariposa.

Agua

Es como estar sumergido, desde siglos,
en un océano de Peperland, o en el Planeta B512,
esperando Submarinos Amarillos,
que me quiten a los Malditos Azules,
o un cometa que me lleve, a la hora exacta,
a conversar con el zorro.

Y hoy en esta pecera de luces,
siento tu presencia líquida e inefable,
discurriendo burbujas mágicas, ninfa de mar.
En medio de balanzas, carneros y cangrejos.

Flotan las rimas ausentes,
un tango quedó colgado de un piano,
un Hobbit baja de una ladera Chilena,
creo que Hugo reencarnó mujer,
el mate está frío.
Un Lobo duerme olvidado de Siberia.
¡Cierto no sos Sirena! Pero me parecía.

Espero que no me escuches.
Dejame nadar en mi mar muerto.
Lejos de tus escamas, tus aguas bautismales, tus branquias rojas.

¡No cantes más poesía, irresponsable!
Dejame con mis ahogos de imprudencia;
llorar mis melodías de taludes
Hace tantos cataclismos que estoy en este mar.
Esperando morir de anzuelos y redes.

Siempre que afloro a superficie,
con mis pieles sáuricas,
muero de sed de néctar.

Tierra

Persigo presas de sangre caliente,
las alcanzo, las rodeo, me agazapo,
y nunca doy el salto.

Tengo aún una vieja herida,
de una serpiente de aire,
aquí en el pecho.
De la noche de luna ausente,
en que se apareó con un escorpión.

Tengo dos almas y un solo cuerpo,
un alma espejada de llanuras,
libre y sensual,
que se abalanza a tus pies.
Otra carcel y cobardía,
que se espanta de tu pureza.

Soy fiera y soy presa.
Mostrando dientes,
versos encendidos;
Sufriendo dentellladas,
conjuros autocumplidos.
Una piel y dos sentimientos.

Soy un caballo manso e indomable,
cansado y desdentado,
esperando con crines sin vientos,
tus riendas suaves,
tus susurros de cielo,
tus terrones de azúcar.

Soy Quirón y soy Quijote,
peleando con molinos y educando a Aquiles
Confundo los jardines con mesetas,
Whitman con Shakespeare,
Violeta con Alfonsina,
Mozart con Piazzola,
vírgenes con madres,
niñas con señoras.

No es de tu mano de artista,
que comeré flores y alfalfa,
mi lomo quebrado de espantos,
ya no tira arados,
ni alcanza metas,
no tengo hocico de ríos.

Creo que partiré;
sin adiós,
donde tus oyuelos de seda;
no me alcancen.

Fuego

Hay un fuego inextinguible;
los siento en mi estómago de úlceras,
en mis tintas sin piel;
en mis altares sin diosas,
en mis amores sin razones.

De que fuego es este infierno,
de rejas que nadie dibujó,
de palabras que nunca pronuncié;
de hijos nunca veré,
de la belleza de la inocencia.

¿Como es que siempre caigo,
inexorablemente,
dentro de los volcanes de seda,
quemándome, una y otra vez,
de brisa suave,
de colores primarios,
de imágenes cándidas?

¿Seré yo quien, distraído,
raspo mis mechas húmedas,
creyéndolas faroles de luciérnagas,
estallándome magmas de venas?

¿Porque Vulcano y Cronos,
se confabularon en mi contra?
¿Porque en vez de cerrar mi almanaque;
incendian mi mortaja?

Y yo que no entendía a Lugones,
que no entendió a Quiroga;
que no entendió a Palacios,
que no entendió a Hemingway.

Entró como un colibrí,
a picotear mis flores negras,
cuando yo estaba buscando,
en la simpleza de piezas sucias,
en el verbo de los herejes;
una excusa para adormecer mi vida,
un pretexto para olvidar a Dios.

Alquimia

¿Quien podrá entender esta llaga?

¿Mi amiga cómplice de mis noches de luna verde;
en una calma de resignaciones motoras,
y respiración mecánica,
testigo de mi amor imposible a La Gringo,
paseándola por Lezama y Lavalle?
¿El viejo banco de Parque Centenario,
oráculo insensible,
que sabía que el viento era más intenso que mis sueños?

¿Mi amiga de pasar suave, la de la paz etérea,
que guarda un secreto de piratas.
De soles en virgo, runas y arcanos?

¡No!
No hay quien pueda,
con esta hoguera, este ahogo.
Ni una flecha de mi arco,
Ni una espina de su rosa.

¿Donde podrán descansar,
los poetas enamorados;
de la belleza de los parapentes?

2000

Entretelas

Podría decírtelo de muchas maneras.
Porque esa era tu insistencia.
No creas, te decía, mujer, en mis silencios.
Cree mas bien,
en lo inconexo de mis miradas,
en lo profundo de mis anhelos.

Y digo mujer porque nombré tu nombre,
muchas, demasiadas, infinitas veces.
Con dulzura, esperanza, confianza.
Con amargura, con desesperación, con recelo.
Tanto que tu nombre se me gastó,
en la aridez de mi alma.

Sé, supe, cuantas barbas rasparon,
en mis eclipses, tu vientre.
No quieras asimilarme a su ensueño,
ellos soplaron tus nubes en mis noches,
pero no osaré mezclar whisky, leche y nafta.

No haré de tu enagua un sucio trapo,
aunque otros lo hagan.
No haré de tu matriz una infecta letrina,
porque me dio dos cangrejos de miel.

Podría, pude, escribirte una escalera de versos,
desde mi averno a tu paraíso,
trepando babas de luna,
¡Bah, que tiene, sólo palabras!

Hay un quiebre entre tu deseo y mi garganta.
Podríamos jugar a roles,
como vos querías y yo no podía,
Te ganó el personaje desde las sábanas,
que ahora sos una consumada prostituta.

Que tal de camionero de rutas,
admirando tus paragolpes,
admirable chasis, hermosos parabrisas,
yo transitando tus curvas,
vos aferrada a mi palanca de cambios.
Pero, no me gustan el olor a grasa,
ni los almanaques de gomería.

O experto en fisiología,
provocando en tu epitelio,
erecciones de folículos retráctiles,
al crispar, al supinar, al pronar,
al succionar, al explorar, al beber,
tu cálidos endotelios.
Sí, tus relámpagos a merced,
de mis mareas.

Se, te gusta más, ahora, la afonía de tablón,
que tus discursos de diván,
que nombran tus remansos y cuencos,
(como yo los pensaba),
sonidos con olor a zanjón.
No me gusta el sudor homosexual;
de una camiseta transpirada.

Podría perseguirte, perra, hasta tu bosque,
enervando mis garras, insuflando mi olfato,
comiendo las arañas de tu cuello.
Para gritar un doloroso aullido de entrañas.
Pero sin palabras, Tamara, sin palabras.

Pero no me pidas que lo describa,
que articule, que lo diga,
el deseo borra el diccionario de mis palabras,
entorpece mi oído de silbidos,
agudiza mis yemas de texturas.

Como explicar las araña de baba,
entre mis papilas y tu clítoris.
Como explicar tus ojos desaparecidos,
en un huracán de hesitaciones.
Como explicar tu lengua saltimbanqui;
goteando los efluvios de mi semen.

Quizá, a tus machos cabríos, si.
Si, les agrade jugar al policía,
aspirar una que otra raya,
vestirse de portaliga.

Quizá porque interrumpiste mi sueño,
porque no pude contener tu universo,
porque tuvimos un adiós de trauma,
porque nuestras pieles se cuartearon,
antes de un último amanecer.

Será, que ahora, ironía, te gustan el rock y la poesía,
buscando entre los arcanos otro número cuatro.
Y yo, me enfermo de torpeza, anacronismo y ceguera,
cuando encuentro frescura, inteligencia, a Dios,
en la piel, en la letra, en la boca de las pendejas.

2000

Eros y Tánatos

Vengo a verme, lleno de hedores.
Desde un aquí liviano de equipaje,
a un allá contado de arenas.
Descansa por fin este cuerpo lacerado,
sin la calma de orgasmos, sin paz de Dios.

Está la llanura vacía,
una comadreja se sacia de mi mano.
¡Y es justo! Que escribió tantas torpes primaveras,
esperando respuestas de cristal,
Y recorrió tan pocos cuencos de Venus.

El vientre estalla en la dentellada de un cuis,
los fluidos alcanzan, secos de piel, el arroyo.
Tantas veces regurgitó de hambre.
Tantas deseó, en vano, pieles de ángeles.

Un buitre se sacia de mis ojos,
clavando sus garras en mi rostro lívido.
Saciado y añorado, de los suyos azules, verdes y negros.
Arrancamelos no quiero ver estos pardos.

Al fin la tierra me recibe,
mis cobardías impidieron, antes, el encuentro,
Huelen las hermanas alimañas mi angustia.
Glorificarán mi esperma en su estirpe.

¡Que dicha pudrirme a cielo abierto!
Yo que nunca descubrí sus cielos negros.
Yo que nunca descubrí sus cielos verdes,
Yo descubrí sus cielos y se me hizo llaga.
Yo que nunca descubriré tus cielos pardos.

No me hagas caso prístina cristalina,
soy un viejo enamorado de todas las bellezas.
Que nunca se enteran de mis ansias de barrilete pueril.
Si ves mis ojos cansados, reverdecer en tu belleza núbil.
Tomalo como rosas de padre, consejo de madre.

Creerás que me he enamorado de tu cuerpo,
joven de años, futuro de orgasmos y piel de bebe.
¡No es cierto! Nunca ha sido, no habrá excepción.
Fue de tus sueños, tu fantasía, tu voz, tus hoyuelos.
Hay quien oye bien y cuenta, y dirá: ¡Otra más!

Un topo ciego me arranca una oreja,
mastica su dureza, creyéndola zanahoria,
la izquierda, compañera del oído sordo,
que no me dejaba escuchar palabras,
en el tormentoso ruido de mis palpitaciones.

Que improperio haberme arrojado vestido,
yo había pedido ofender la honra vomitiva,
de alguna desaparecedora de cemento.
Pero las hormigas coloradas me cosquillean las costillas.
Añoranza de dientes, suspiros, babas tibias, gotas de flujo.

Una puma bajó de la sierra,
arrancó, con sus garras sepia, esa burla,
y apetece (¡por fin ojos felinos!), mi sexo inútil.
Atribulado de crispas y simiente contenida.

No escuches pequeña estas confesiones,
será un verso al pasar, como tantos otros,
en medio de otra de mis aburridas lágrimas;
tan lejos de mis manos tu piel,
como las hojas de nuestros almanaques.

Quizá antes de arrojar, mi cuerpo poluído,
antes de cumplir mi pedido,
me des un cálido beso en la frente.

¡Shh! ¡Que nadie se entere!
Ya todos me suponían muerto.
Dejá que las llagas revienten de una vez,
las rapiñas hagan justicia de mis sesos;
unos enterrarán mis mejores versos,
aquellos que soñé desde antes de tu tiempo;
tu salita rosa, tu menarca, tu primicia,
ellas las llevarán a volar a la vertiente,
y algún día, un cuervo enamorado, entrará a tu patio,
y recitará mis esperanzas de fuegos fatuos.

2000

Escondido de luna

Estoy aquí escondido en esta piedra blanca,
no sé cuánto que hui de mis cielos,
a esta carne derruida.
Fue quizá al descubrir mis venas vacías.

Pero no me oculté de tu sombra,
por designio natural,
pues yo te di sustancia,
te di follaje, te di savia.
Yo, aquí, delirante y escrupuloso,
soñador y medroso
en esta luna de ajenjo,
entre cometas, lobos, hadas y sibilas.

Creo que subí con una vieja bicicleta,
robada en alguna plaza,
no vi nubes, duendes, ni soles,
sólo mi corazón seco de soledad.
Aún tengo el pertinaz perfume indeleble,
de tus pañales en mis yemas,
¡Ay!. ¡No pude vivir tu primer sangre, ni tu vestido de gasa!

Soy un viejo rey, despojado de reinos,
que no encandila las pestañas,
de su princesita de cajitas lilas.
Como será que es mejor mirar
la descascarada ruina de la pared
que los ojos vencidos de tu padre.

No vayas al desierto, en busca de sol,
ni al mar, en busca de sal,
no persigas a un perro herido,
que hasta Dios lloró de decepción,
no hay cueva donde cobijar el hielo,
ni llanura donde gritar el olvido.

No hay libro que me explique,
ni Biblia que me justifique,
no habrá cielo que me abrace,
ni infierno que me alcance.
Soy tu papá honrado,
tu papá tonto, estoy aquí y ahora,
para tu dicha o tu escarnio,
para amar o reclamar.

Puedo volver a esta clausura,
con barba crecida y baba caída de exilio,
buscando dulzuras perimidas,
en páginas deprimidas de fotos sepia,
colgado de esta luna de queso de cuentos interrumpidos

Después, ¿quién sabe?, Quizá no haya respuesta.
Aunque busques mi aliento en los espejos de los circos,
mis huellas en las grietas de las porcelanas,
mis huesos en la cola de los cometas,
mi alma en los templos del Himalaya.

2000

Escuchando tus ojos

Oigo, cuando me miras, sirena de los colectivos,
una ola partiendo de sal, el paredon de la autopista,
un Llora, nena, llora de Janis Joplin,
busco en las tramas del espacio tus rutas alternas,
de semáforos son azules, cascadas blondas y bambula.
Bajate en Carrefour o sacate los walkmans.

Oigo, cuando me miras, maestra de lunas,
un arullo, de guanacos y lobos esteparios,
cuando tus dragones y hadas,
trepan escalas de Sikus y Balalaikas,
los de esta tierra ajena,
donde el trigo trajo a nuestros abuelos,
de aquella donde tus genes, traen memoria,
de Siberia y Estrella de David.

Oigo, cuando aún me miras, Clitemnestra
una Melodia Desencadenada, atado a tu perfidia de serpiente,
no necesité morir para ser un fantasma del Hades,
nada es más fuerte que la traición de gasas blancas,
trepaste, Tamara, bajo la lluvia, las rejas de los hospitales,
removiste, Mara, de vientre hueco, la tierra de los cementerios,
no saltaste Amaranta, con la magia de las palabras, el muro de mis silencios.

Oigo cuando me mirás, gaviota de los parapentes
un grito de mar oradar mis pies, mis cuevas, mi tinta,
y yo, albatro de alas quebradas, te grito ecos de luna,
tus alas dulces, negras, me acarician, sin saberlo el alma,
tu pico tenue, inocente, me pico los ojos y no puedo verte,
porque al verte los huesos se me astillan, la neuronas me traman ilusiones huecas.
Como podré, sin fuerzas para volar, para alcanzarte el vuelo en tu bosque de pájaros.

Oigo, cuando recuerdo tus ojos verdes, (la)Gringo,
tus palabrejas, acompasadas de rebeldia cianotica,
quizá fueron mejor oración que mis cuentas de Rosario,
pues, quedaste, sin darte simiente, en mi arco iris,
y creo que es gloria de desheredado.
No, no me gusta tu musica de falsos ballenatos,
me gustan tu sonrisa, tu piel, tu pelo, tu sonrisa,
trepemos una escalera al cielo en busca de aire.

Oigo, cuando me escondes los ojos, que son los mios, Luli
musica de Cabaret, La Marsellesa, un gallo Pinto,
entre tus patadas amnioticas, tus ventanitas, tus bucles,
ya no acompañan mis ruidos de llave tu vocecita, esperandome,
mas bien, anhelos de principes de escalera y proas al viento.
Aunque ya no haya plazas, hamacas, ni rebotes,
te quiero con la misma dulzura, en angustia de muerte.

Oigo, cuando me saludas, compañera,
hipoaudibles melodías de Sanz, Sabina, Yesterday,
entre añoranzas de amantes, un irónico reclamo de objetivo de presa,
lástima no ser pendeja, ni madura, tener tarjeta.
Ojalá pudieras resolver mis agobios de latido,
con la magia de tu agenda, un llamado, un memo.
Hace mucho que me canceló la cuenta,
el que truena las montañas,
el que escucha los silencios.

2000

Estableceré un espacio.

Estableceré un espacio,
en el territorio mágico de las palabras.
Donde mis angustias son esperanzas.
Saber que hacer con el desatado poder de la sangre,
poder lavar mis heridas de perfumes.
Donde me alcancen los brazos para contenerte.
Y las manos para escribirte.

Sucio papel, esta pantalla.
Que incita a cerrar los ojos cansados,
y me dibuja tu rostro, despreocupado y libre.
Tus palabras, algas de patio.
Me enredan la garganta.

Quiero sustraerme, mirarte serio e impávido.
Y me llevo, otra tarde, la angustia de tu ausencia,
por tu presencia imposible.

Si te enfrentara, si te hablara.
Me responderías lo que fatalmente, ya sé.
Sería el final de esta espera… y de esta ilusión.
Mágica como las palabras,
intangible como tu espíritu blanco,
y mi alma condenada.

Pero, quiero imaginar, compañera.
Que una playa nos sorprenda sorprendida,
jugando a las escondidas entre los juncos,
contando ángeles entre las estrellas.

En un espacio sin tiempo.
Mezclando tu futuro en mi pasado

No quiero llorar mas a escondidas,
no quiero refugiarme de tus ojos,
quisiera volver a la sensatez.

No hay arcones de juguete, ni enojo suficiente.
Que puedan abrir mi frente, y quitarte de mi mente.
No entenderás nunca cuanto necesito negarte, cada instante,
para no caer en el ridículo de amarte.

Quiero jugar una guerra de almohadones,
con tus muñecos de peluche.
Si ni siquiera te conozco.
¿Que será de mí cuando me olvides?

Soy de amor fiel y pertinaz.
Silencioso y pesado.
Hago cargos de conciencia.

Los ángeles no me acompañan;
Los dejé cuidando a mis retoños.
Por eso no ves luz en mi aura.

Quizá solo seas un espejismo, en mi desierto.
Para beber suave de tu mano y continuar sediento.
Para encontrar un valle donde arar nueva tierra.
Pero no me quiero ir de tu oasis.

Otra gota cayó sobre mi teclado.
¿Porque llueve tanto en las habitaciones,
de las almas abandonadas?

2000

Estrellas

Hay un sol entretenido en pulsiones,
fisiones, estallidos y fusiones,
inventando alquimias de piones, neutrinos y protones,
creando oro, carbón y fotones.

Hay un corazón entretenido en pulsaciones,
ficciones, orgasmos y funciones,
inventando magia de morfema, verbo y oraciones,
creando grabados, bosquejos y cromaciones.

Hay un cometa desplegando cristales de nitrógeno,
de cara al sol, besando de vapor a las lunas,
escondiendo su inocultable imponencia,
cansado de emigrar.

Hay una niña desplegando inciensos de estrógeno ,
de cara al viento, besando retratos de plumas;
escondiendo su borboteante inocencia,
aprendiendo a volar.

Hay una galaxia, leche de Hera,
expandida de su vórtice,
entregando preguntas, de especies cósmicas
en las tramas del espacio-tiempo.

Hay una humanidad, esencia de mar,
espantada de su vorágine,
buscando respuestas, de especies místicas
en los enigmas del viento

Hay un agujero negro, hermano de estrellas,
absorbiendo entornos,
distorsiones de hipermasas, luz y tiempo,
quebrando leyes armonicas.

Hay un águila negra, olvidado de búfalos,

absorbiendo fronteras,
masacrando masas, culturas e historia,
imponiendo su ley de mercado.

Hay una lluvia meteoritos, piedras sin órbita,
vagando inermes entre anillos y cinturones,
lanzándose al frío oscuro, al cálido mar,
chocando con soles, exterminando dinosaurios.

Hay una nube huérfanos, pieles sin abrigo,
vagando insensibles entre durmientes y adoquines,
lanzándose al frío suburbio, al cálido pegamento,
chocando con patrullas, robando a los perdidos.

Hay una luna, princesa de la noche,
blanca como la pureza, lejana como el olvido,
atada de vientre a la madre tierra, reflejando luz de plata,
sólo para que los lobos encuentren guarida.

Hay una princesa, luna de mi universo,
tenue como mis versos, dura como mi angustia,
atada a la leche de mi estirpe, que esconde su luz de diádemas,
sólo para que mis manos de caricia arranquen mis úlceras.

Hay un planeta, compañero de elípticas,
transportando vida en sus mares,
padre de eclosiones amnióticas,
pariendo tormentas, lava y neuronas.

Hay un viajero, compañero de rutas,
transmigrando lágrimas en poesía,
padre de soledades amnésicas,
partiendo enamorado de la transparencia.

Hay un pulsar, en la constelación del escorpión,
emitiendo radiotrónicas partículas alfa-beta,
atravesando corazas de plomo, bajo la tierra,
mas allá del inasible espectro visible.

Hay un impulso, dulce veneno de escorpiones,
brillando con sol en Leo, simplicidad de morfemas,
atravesando mi coraza de centauro herido;
donde todos pueden ver mi estupida baba.

2000

Geométrica

Soy un eslabón perdido,
de manos libertarias reprimidas,
de cadenas de oración no escuchadas,
girando en norias oxidadas.

Soy un segmento,
sin rótulo que me designe,
sin punto de fuga donde asilarme,
buscando concatenar tus esperanzas.

Soy una hoja multiforme,
de inciertas condiciones iniciales,
de verdades no escritas,
creyendo en la sombra de los girasoles.

Soy un neutrón,
acorazado en su núcleo,
consciente de su historia,
que estallaré cuando te me acerques.

Soy un prisma,
de caras aburridamente regulares,
de planos inquebrantables,
me despliego de arco iris en el brillo de tus ojos.

Soy un punto,
de espacios no cuantificados,
de oraciones no terminadas,
hilvanado por azar en tu trama.

¿Que pasará si aumento mi entropía?,
¿Se licuarán mis paredes de celdas?
¿Se quebrarán los marcos relativos?
¿Se despedazarán los triángulos?

No me sonrías, irresponsable,
que me gravito a tu eclíptica.

2000

Hoy la ví.

Escondiendo su cabeza entre su brazo izquierdo,
como los chicos que se copian,
incitándome a ser piojo,
para esquiar entre la raya de su pelo.

Hoy la vi, ¿y qué?

Seguís con tu manía de manejar el tiempo,
los contornos de los continentes,
la fisión de los Quasares,
las almas distraídas.

No te parece demasiado.
¿No tengo bastantes lágrimas,
de no ver amanecer a mi Luli,
de no jugar jugar con Cris?
Que tengo que soportar los días sin saberla.

En esta miseria de fidelidad,
con los bolsillos vacios,
el corazón roto, el reloj detenido.
¿Para que seguir jugando?

¿Para que la vida?
O esperarás que logre un minuto de paz,
para detenerme el corazón.

Decime. Hacedor.
¿Cuantos minutos durará, mi proxima felicidad?

2000

Imposible

¿Y si te digo que no puedo?
Que sé, por supuesto, que así debe ser.
¿Cuánto hace que te lo dije, estoico, compañera?
¿Ayer, anteayer, la semana pasada?
¿No te lo afirmé acaso,
con la determinación de la razón,
la angustia del duelo?

Pero siempre es así.
Soy fácil de mojar, difícil de secar.
Quise irme, lejos, con mis viejos huesos.
Pero detuviste mi partida,
aunque sé, compañera, también fue por vos.

Ya me conocés.
Busco paz etérea, fríos de virgo, inmadurez erudita.
Me conmueven los corazones inseguros, confiando en mi inseguridad,
los miedos de los espejos, criticando mis espejismos,
algunos vientres escapados soplando mis radiografías,
las madres fieles ametrallándome de miradas claras,
las mariposas vanidosas de ombligos enjutos.

No, no es fácil. No lo hago fácil.
Y así me voy quedando solo una vez más.
Pudiera claro. Como sería lógico. Como debiera ser.
Acurrucarme en un pecho algo caído, pero amoroso,
buscar un orgasmo menos intenso, pero más dulce,
calculando las canas multiplicadas y las primaveras restantes,
contándome de sus hijos, yo de los míos.

¡Pero que lejos está California!
Las flores se parecen más a Dalí;
las palomas más a los cuervos.

Sucede, compañera, que no puedo despertar.
Estoy en un aletargado sueño criogénico.
Estaba jugando tejos en una playa,
y en la orilla de enfrente practicaban tiro.
Yo inventaba personaje de cuentitos,
y el tablero indicaba tiempo restante.
No escuché el llamado al segundo acto,
y me quede sin llave para abrir.
Lady Godiva cambió su caballo por un escorpión.
Y me quedé con sed de piel, hambre de rosas.

Sí. Hoy te digo que no puedo.
No puedo apartar mis ojos de sus ojos.
Aunque me hiera, aunque le moleste.
Pero, como nos sucede, tan frecuentemente, a los locos.
Quizá anide otra secreta esperanza y no me percate,
de cangrejas, liebres o leonas.
Tan obnubilado estoy lustrando y tensando mi arco.

¿Te enojarás, compañera, conmigo?
¿Si mi rama busca nuevos manantiales,
y mis ojos siguen enredados de sus elásticos?
Lloro de soles y espío lunas.
Grito exclusiones y planeo subsumsiones.
Tallo estatuas y busco cuencos.
Cierro mi boca y beso úteros.

¿Cuándo aparecerá la rebelde hija del rey,
que cure mis heridas y venenos,
y me dé sopa en las noches de invierno?

2000

Llama verde

Llama extraña, fría, inerte.

Capaz de destruir el cielo.

De congelar el hielo.

Rígida como la muerte.

Sin embargo, quizá, tenga tiempo.

Oportunidad de secarse de mal.

Arrastrando espumas de sal.

Volver a soplar el aliento.

Nervaduras de suave veneno,

Contraste de luz escondida.

Tibiezas de julio, rendidas

Esperanza de abriles ajenos

Secarse de verde espera.

Madurar el fuego a ceniza.

Borrar viejas palabras de tiza.

Y arrastrar el alma a la hoguera.

Locura

Es que nadie escucha los coros.
Sólo yo cuando entro a esta cueva de plumas.
Es que nadie siente retumbar truenos de ángeles.
¿Sólo yo te veo sirenita,
flotando en la aguas de mi imaginación?

¿No ves la tormenta caer sobre estribor?
Y he perdido el timón.
Mis ojos perdidos en la derrota de tus versos.
Mi alma al garete de tu sonrisa.

¡Capitan arreste a este hombre!

Que locura es esta.
No perciben aún un perfume a pañales.
Que esperan para detener a este loco.
Atado por si mismo al palo mayor.
Que no quiere sangre, ni carne, solo sombra.
Es que tienen cera sus oídos de tertulia.

Creo voy a sumerjirme en otro olvido.
Olvidarme que hace tanto que me he olvidado.
Para que acordarme ahora que soy un recuerdo.

Aunque, ciertamente, me miras sin ninguna intención;
yo me invento, un cariño virtual.

Embriagado de una escencia intangible,
poseso de una pasión insensata.
Para que me traen a la vida,
para clavarme estacas al amanecer.

Ayudenme a seguir muerto;
los muertos lloran todo el tiempo,
y las lagrimas adormecen los sentidos.

¡Pronto! Que alguien detenga el canto.
Quiero exiliarme de esta esperanza,
del poder desatado en mis estallidos de estrellas.
Quiero ahorcarme con uno de sus cabellos negros.

2000

Luna mentirosa.

¡Que mirás mentirosa!.
Ilusionista, no me persigas,
te lo dije hace tres cuadras,
lata vieja, polvo estéril.

Me mentiste en tus levantes de mar;
rociándome de cielo,
que no era eterno como tu cara,
sólo papel de lacre falso.

Escuché tu silencio de paz,
maga de la niebla,
cerré los ojos a sus besos,
y me cortó el alma.

Pues bien, aquí estoy;
esperando otra vez tu miel,
en doncellas, ninfas, hetairas o brujas,

¿Cómo son los minutos del sol,
en el abismo de un agujero negro?
Las arterias se me aquietaron de luz,
pero el amor se me durmió de llanto.
El águila me pico los ojos,
los gusanos me comieron los sesos,
los lobos no me dejaron la mitad.

Como pudiste bendecir de plata,
su cuerpo robado, adobado de arena,
y no me mostraste un pétalo,
que perfume mi mortaja.

Te dejo luna mentirosa,
debo ponerme el antifaz,
y volver al baile.

1999

Mansas Ovejas

Nosotros las mansas ovejas.
Que adoramos la vara y el puñal.
Balamos alegres cuando el lobo nos destroza.

Hemos visto la pelea de leones, águilas y osos.
Y a las serpientes revolcarse ufanas.
Con los cueros colgados de la alambrada,
comidos en el río,
secándose en ningún lado.

No nos importa la primavera.
Seguiremos en este sucio corral.
Añorando el látigo del capataz.
Comiendo ortigas,
ateridas de vientos negros.

No sabemos que hay detrás de la colina.
No queremos imaginación.

Seguiremos a estos perros de colmillos babeantes.
Nos han traído perfumes de nuevos cerdos.
Promesas de pastos verdes,
luego de una nueva esquila.

2000

Mar de Nostalgia

En este mismo espigón, hace ya un tiempo,
bendije las aguas, abiertas y cerradas
la que me bañaba los pies con furia,
la que les daría esencia con su vientre

¡Hoy lo siento tan frío!
No tengo el agua tibia de su vientre.
Ni la fibra de tus músculos.
Ni el perfume de tu pelo.
Que envejezca, como prometió, conmigo.
Que desdobles mi espalda de angustias.
Que me vuelvas a sonreír.

Ese sol, él si, ¡Cuánto me sonreía!
Quemándome minutos inasibles, felices.
Viendo tus ojos expectantes de estrellas.
Viendo tus bucles ensortijados,
Tomando tu manita y tomando tu manita con mis dedos.
Sin Hobbits, Lanzallamas, ni trasatlánticos hundidos.

¿Dónde escucharan los consejos?
Esos que nunca me dejaron darles.
Que me afloran en las sienes de nieve,
en busca de Universo, pasión, Dios.

Esa luna. Acompañaba mi sombra,
cuidando sus respiros, sus sueños, sus almas.
Lástima. No tener vientos chismosos.
Para dormirlos con historias de azúcar,
de piratas, delfines, corales, pingüinos.

Ya es tiempo de salir a pescar,
pronto sus redes, fuertes, anudadas, nuevas,
recogerán sirenas o tritones, esperanzas y promesas.
No habrá tiempo de bosques, poesía, ni papá.

Haré mi barco a la mar,
arriare las velas, con mis brazos viejos,
me llevaré un personaje de cuentos,
que buscará mi cetro perdido.

Esperaré a Asrael con calma y tristeza.
No, por cierto, del encuentro,
hace mucho que somos amigos.

Si no porque, digo,
no tendré la dicha,
que sean Uds., hijos,
quienes me arrojen por la borda;
después de cerrarme los ojos

1999

Mar Tibio

¡Hola Amor! ¿Que escuchás?
¿Que mensaje escondió Poseidón en esa caracola?
Mirá como la piel de León del Río de la Plata,
se eriza con el frío detrás del Faro.

Las morsas se arrastran de júbilo detrás del peñasco.
Tetis acaba de sucumbir un espigón, con la furia de su hijo.
Amatea nos regaló un arco iris.
El Pececito pateó en tu mar.

Que hago zambullido en el cielo de tus ojos.
Nereo se enojará conmigo, si no le hago hecatombes de mi piel.
Dejame encallar mi velamen en tu bahía.
Celebremos una Toma de Bastilla.

La luna se acaba de resfriar de amor.
Dame una esperanza de espuma, para guardar en mis manos.
La cuidaré como paloma hasta el amanecer de su sangre.

Las olas curvan tu espalda de cintura redonda,
Que travesura de arpones me hizo Eros.
No puedo quitar su flecha, en tus mechones rubios.

Mordamos el arena bajo este viento de pingüinos.
¿Que nos podría pasar? ¿Se enojará la celosa Hera?
Acaso sos Helena para que te rapten las pasiones.
No. Alumbra mis hijos. Envejece conmigo.

Escucho tambores de guerra detrás de la marea.
Que tiene Ares en contra de Afrodita.
Aunque, a veces, te veo de incienso de Atenea.

Niña. No puedo llevarte a Grecia.
Estamos en este mar nuestro.
Sumergido de Falsas Comuniones y Deuda Externa.
¿Acaso Mammón nos guarda una sorpresa?

2000

Más lluvia

No escuchás la lluvia repicar en los latones,
la radio interrumpe blues y entrega danza de iones,
se me eriza el pelo de la nuca.
¿Caerá un rayo o
es tu boca que me besará,
como a cualquiera, en la mejilla?

Las gotas se disfrazan de clepsidras en el estanque.
El colibrí abreva en las flores del jardín.
El viento me trae aroma a frutas.
¿Se ha bañado el limonero o
son tus efluvios de niña
en alquimia de agua de cielo?

El arco iris se enreda en las antenas,
olor a panqueques de la anfitriona;
Se me ha desparramado el bolígrafo.
¿Querrá escribir lo que yo no me atrevo?

El gorrión robó más alpiste del abrevadero sin jaula.
Al pino le sangran ansias de inciensos.
su desdicha, compañera, no es la mía.
¿Tendrás que saberlo?
No. No tentemos la paz de los arcanos.

Que raras iniciales han dibujado mis yemas en el vidrio.
Sigo distraído, mis hijos no están aquí.
Sigo extrañando ese perfume que nunca me deleitó.

¿Parará de llover?
¿O esperarán a que termine mi delirio?
¡Falta tan poco!
Entonces habrá quien escriba de lo que fuí.
sin conocerme, sin comprenderme, sin amarme.

No es cuestión

¡No! No es cuestión de vientos, lluvia, ni piel.

No es un aspecto del viento.
Que trae perfumes de mil rosas y almas raídas,
susurrando palabras insensatas al oído.
Mientras juega a las escondidas en los túneles.

No es una característica de la lluvia.
Que se empecina en mojar su pelo morocho,
que cae ensortijado sobre sus ojuelos imposibles.
Cada vez que acaricia el limonero del fondo.

No es un asunto de piel.
No quiero morder sus lunares,
aprisionar su pecho, ni atenazar su útero.
¡Si sólo fuera todo!
Es su voz, que me horada los músculos,
me arranca los tendones, me revienta el vientre.
Cuando amenaza golpearme la frente,
con mágicos arcones de juguete,
caigo siempre de rodillas,
inexorable y torpemente,
sin que nadie me combata.

Lástima que el otoño trae piel de lobos.
Quisiera ser inocente, puro, acometido y pertinaz.
Desterrar la desconfianza,
la discordia y las manzanas.
Creer aún, como los niños,
que todo es posible.
Que con querer alcanza.

¿Que haría cuando me preguntase por esta cicatriz en el pecho?

¿Le podría mentir,
y decirle que no es nada,
con lágrimas de recuerdos?
No tengo recuerdos gratos,
ni registros de mentiras.

¿O será una gran mentira no mentir?

2000

No es lo mismo.

No, no es lo mismo.
No es lo mismo entrar a la fronda,
llena de pájaros, vapor y hojarasca.
Que enredarme en tu pelo y morder tus sienes.
Porque morder tus sienes es, morder caracolas del mar,
que una vez tuvieron vida, pero ahora estan vacias.
Enredarme en tu pelo es, encontrar marañas de mentiras.

No, no es lo mismo.
Escuchar la mar, oler la espuma.
Que encontrar tu vientre,
buscar el sabor de tu garganta.
Porque tu mar cambio de playas,
y tu espuma me duele a olvidos.

¿Quién me rescatará los ahogos,
me elevará de mis abismos,
sostendrá las columnas,
iluminará mis caminos,
me dará el texto de mi acto?

¿Que hiciste, libélula, de mis babas?
¿En que convertiste mis orgasmos?
¿Que fueron de tus manos que te ha quedado sólo vientre?
Arrancandome la cabeza, consumiendome el cuerpo.

¿Que fue, niña madre, de tus ojos,,
esos que apagaron mis infiernos?
¿En que noche de mis noches, mariposa nocturna,
se hicieron tus alas de seda, plumas de cuervo?

¡Que cuestiones de otros relojes!
Que preguntas, cuando las tumbas,
alegres e inexorables,
se han llevado a nuestros amigos.

Es que un rayo de sol se filtró bajo la roca,
disolvió el hielo de mis corazas.
Ese sol, que nunca será mio, con su plenitud de leones,
mostró mi piel ajada y se ven las cisuras.

Ese sol, intenso como un veneno,
me volteó los anaqueles de los recuerdos,
tuve que recoger uno a uno los lápices sin punta,
las hojas sepia donde guardé un dibujo infantil,
y una vieja foto tuya con los mismos años que ella.

Y de pronto dejé de hibernar.
Pero los murcielagos no pueden posarse en las flores.
La miel podrida no se volverá néctar.
La ventolina no borrará la sequedad de mis dunas.

Y de pronto dejé de hibernar.
Calambres de columna me recuerdan,
que no me enterrarán manitos,
esos brazos que me comia a la hora de mamaderas.
Esas manos que ya tendrán, no lo sé,
complemento de pieles.
Esos cuerpitos que no pude gozar,
de cambio de voz o primer corpiño,
toallita intima o primer afeitada.

Porque esas manitos, hoy fuertes y duras.
Ya no quieren mis caricias de cuello,
mis palmadas de espalda, mis cuentos de siesta.
Les aveguenza mi dulzura, mi honradez y mi pobreza.

Y no es lo mismo amar así.
Porque atrapando nubes caía al vacío.
Porque fui, soy y seré fiel.
Antes de vos, con vos, después de vos.
(Un juego perdedor de cartas marcadas).
Ingenuo, que aún creo en la pureza,
de los quince, los treinta, los sesenta.
Por eso la busco, hasta donde ya no existe.

Por eso, me pondré una nariz,
me reiré de mis miedos, de mis angustias,
apostaré todo el arena de mis bolsillos,
aún a costa del ridículo, (¡hermoso disfráz!),
olvidaré tu herida y tu robo,
buscaré otros cinco minutos,
aunque me ahorquen con el elástico.

2000

Nombres

Te llamaré con todos tus nombres.
Rastrearé desde el curso del tiempo, tu hado
Buscaré la inscripción de tu casa celestial.
Cruzaré los océanos de mis abismos.
Arriesgaré mis tesoros de cristales quebrados.

Serás soberana,
de este territorio rico y desolado.
Tengo aguas dulces debajo del lodo,
cielos abiertos detrás de las nubes negras,
miel de ángeles, entre la sangre de hiel.

Serás la maga de mis conjuros,
plegando la niebla con tu sonrisa
destrozando fantasmas con tus susurros.
pintando arabescos sobre mis telarañas,
construyendo puentes en mis ciénagas.

Entonces sí, te nombraré.
Diré tu nombre de este tiempo, de agua, aceite y ceniza.
El de tus ciclos de soles pasados, de boca de los tronos.
El de tu futuro al fin de la galaxia, de núcleos diabatizados.
Los infinitos de mi embeleso, en fiebres de espera.

2000

Ola

¡Escuchame ola fresca!
¿De que aurora apareciste?
¿A que venís a mis pies?,
¿No ves mi piel aterida de frío?.
Mi nave quedó anclada,
de sol catódico,
fondeada de un Módem.

Que no soy de tus curtidas pieles,
de arena, sal y redes.

¿No ves mis huesos añorados de Apolo?
¿Para que me traes a Selene por la ventana?
Siempre alumbra mis rincones vacíos,
y el retrato de mis añorados pimpollos.

Cada vez que cierro los ojos,
lo repito, insisto y lo digo de nuevo porque soy obstinado.
Está aquí presente,
con su manto de burbujeante bruma,
¡qué vos, ola perversa!, le prestaste.

No me arrastres de tu mano blanca;
no puedo ir a su encuentro.
¡Ola maldita!
No me ahogues con su perfume.
Mordería de sus branquias,
perecería de su savia verde;
recorrería su mielina,
estallaría de sus ojos.

¡Sí! Lo haría.
Si Cronos, replegase la malla de mis cuentos;
las arrugas de mi frente,
las dunas de mis segundos.

¿No ves mis brazos laxos,
sin brío de combates?
¿Hacia donde me llevarán los remos?
¿No será esta la Barca de Caronte?
¿Que son estos sueños infértiles?

¡He! Que ya te descubrí,
detrás de la espuma de yodo.
Afrodita, irresponsable y loca.
¿Que clase de bufon soy tuyo?
Me confundes con Paris,
a mí que el agua siempre se me escurre de las manos.
Mas bien soy un Menelao,
sin lanzas ni flechas.
¿No eras acaso la mas dulce y bella?
¿Que clase de Gorgona insistiría,
dibujándome hadas para esconder el otoño?

La veo jugando,
con relatos de Artemisa y
cartas de Pablo y Juan.

Se confunden mis venas con mis huesos,
mi razón con mis fantasmas,
mi mente con mi religión.
¿Acaso sos vos la pureza,
que emerge en las aguas del Jordán?

¿Pero será posible que una sola gota de sus lagrimas de Himalaya,
me apriete las sienes contra la voz de Camila?
Dejame caer de su parapente contra las piedras,
que mis huesos rotos acallen el dolor de mi alma.
¿Cuál tarde habrá sido,
en que sin sentido, caí mordido,
fatalmente, por su tinta de escorpión?

No me incites la sangre,
alumbrame las manos;
que no serán las que le extasíen la piel.
Procurame a Euterpe, para ser yo,
simplemente, quien los más bellos versos le escriba.

2000

Otra espera

Espero que aparezcas,
con tu vestido de seda,
tu guardapolvo de Acrocel,
tu camiseta transpirada,
tu traje de mujer rana.
No me importa como vengas vestida,
pues me tomaré el trabajo de desvestirte.

Espero que cruces la línea,
esbozando una tibia sonrisa,
o interrumpiendo mi lectura,
o cortando el aire de suspiros,
o causando eclipses de torbellinos.

Te espere de mañana, a la siesta, al Angelus.
Te espero, entre sueños, espejos y retratos.
Rompiendo las sábanas entre la luz y las pesadillas,
soportando tus espejismos en oasis de uvas,
dibujándote otra vez en un rostro ignoto y afable.

Pero, niña, temo haber roto mi brújula.
O quizá se me este oxidando el corazón,
entre soledad, lágrimas y desencantos.
Porque señala donde sólo bruma, esquiva donde vapores.
Y me entero tarde, luego de chocar con icebergs,
luego de apagar los géisers.

Niña, tu alma niña, tu boca miel,
no te disfraces, que no sé jugar,
que no sé buscar, que no sé esperar.
Que espero porque no sé encontrar.
Que sufro porque no sé esperar.

Basta de esperar.
Quiero hacer un pido gancho,
dejar de jugar al gallito ciego,
que me tapes los ojos por sorpresa,
y aunque yo me equivoque diez o cien veces,
nombrando flores, montañas y mariposas,
nunca tu valle, tu bahía, tus coronas.

Sí. Sin que te importe mi despiste,
me tomes el rostro, firme entre tus manos,
Piedra Libre me digas.
Dándome un beso de bienvenida.

2000

Otra vez

Aquí estamos otra vez,
inmersos en este universo cristalino.
Pero sin atmósfera,
siempre me precipito a mi propio fondo,
lejos del límite;
en el ahogo y la contemplación.

Vos en cambio,
parecés disfrutarlo entre dos aguas,
fresca, frutal, descarnada,
y entre ambos una distancia líquida,
palpable e inasible.

Por un momento siento mi vieja esencia ebullir,
queriendo alcanzarte en burbujas de ira caliente,
cuando las turbulencias del mundo exterior,
me quitan una capa de herrumbre.

Hasta hoy, ¡Sí!
Creo que hasta hoy mismo,
se mezclaron las sensaciones,
de amarte y odiarte,
de admirarte y envidiarte,
de verte y cegarme.

Hoy pude ver tu piel,
esa, que alguna vez desgarré con mis yemas,
y mordí, sediento, en busca, de néctar.

Hoy la vi quemada de vientre hueco,
y viernes de alcohol,
a la espera aún,
de un viaje en globo.

¿Y yo? Yo aquí,
solo con mi soledad,
inmutable a las catástrofes,
duro.

Es decir siempre el mismo.
Esperando que alguien me recoja,
y guarde cerca del corazón.

Debajo del sutien.

2000

Otro Adiós.

Se apagaron las estrellas,
pero me mantuve sereno,
derribaron las estatuas,
pero no abrí mi paraguas.

Es como un tríptico del Bosco,
un cielo de flamencos,
un infierno musical,
apagaré mi aliento con mi mano,
escondido en un huevo de tiburón.

Bendeciré el tren que cruza el valle,
me purificaré en este mar de papel,
porque el mundo seguirá vagando;
aunque yo encuentre jazmines,
aunque le coma el hígado a Prometeo.

No perderé el ímpetu y la ambición,
de confundir mi abrazo con abrazo,
y ni digo ni tu, ni de, ni yo,
porque no sé de tu, de mí, de yo, de vos.

Voy a despedirla,
con rosas en la mano,
tinta en las yemas,
voy a despedirla con nostalgia,
pero con alegría.

Voy a despedirla,
como al pasajero del tren,
al compañero de banco,
gracias por tu sonrisa,
por el viento de ventanilla,
entre tiza y hierba de horizonte,
tesis absurda y boleto picado.

Siento olor a nueces,
una nueva primavera,
el puente se acaba,
por suerte siguió su ruta.

Soy difícil para decir hola,
y despedirme;
recibí su adiós, que no me dijo;
es bueno que lo pronunciara;
para no seguir languideciendo de embeleso.

Allá va, a un encuentro de bosque,
creo que soltaré mi mano crispada del tensor,
levantaré el brazo lentamente,
la saludaré sin que me vea,
voy a despedirme,
el sueño terminó.

2000

Permiso a Cecilia

¿Qué te parece Cecilia, (y no te asustes),
si mes prestas una de tus Hadas?
¡Las Hadas son tan imprevisibles!

Las hay de rezos virginales,
pureza de miradas, que te invitan a dormir,
y en medio de tus sueños levógiros,
te arrancan la piel.

Las hay de cuerpos mórbidos,
miradas inquietas, palabras soeces,
que te invitan a cabalgar los prados,
ayudarle en sus aleteos mecánicos,
no te prometen cielos, (pues son muy infieles),
y cuando parten de su capullo enredado,
llorás de soledad y tristeza.

Las hay de mirada oculta,
corazón de espera, paciencia y Penélope,
pueden verte, escondida;
en su reposo de sesentaicuatro rayos,
sufriéndote, mientras sufrís de luna verde,
y cuando herido e injustificado caes en su rama,
no te piden amor, te consuelan y convidan mate.

Pero a esas, Cecilia; ya las conozco,
me han dejado dulzura, ácido y pasión.
No quiero, tampoco, que hablemos de estas,
que me enredan de sus laberintos y tela de siete colores.
O mejor, dicho quiero, dejar de hablar,
(los escribiré setecientos setenta y siete veces en un cuaderno),
de una vez por todas.

No le quiero pedir al Hada de Escorpio,
porque la tengo cansada, pobre,
ha gastado todos sus conjuros,
en mi cerebro de dinosaurio.
Me indica el norte y tomo el sur,
me muestra lagos y elijo volcanes.
Me trae lunas de virgo y juego a las escondidas.

Prestame un dragón que domar,
(de mentirita porque son muy cobarde),
que se confunda, su flama, con mi ímpetu.

(¡Que manera de hacer trampa!)
Estoy buscando núbiles,
para arrancársela a Artemisa,
(¿cómo se llama en tus leyendas?),
Que me convertirá en ciervo,
(tengo ya bastante de ello),
esperando un cuarto creciente,
(que es lo que duraría su espacio de amor)

Sigo creyendo en funciones biyectivas,
que nunca me funcionaron,
soy sólo un espacio de entorno reducido,
un amor de palabras inyectivas,
con imagen de ramas multiformes.

Cuando, en realidad, necesito,
(todos lo saben menos yo),
una dulzura de leche,
(de esa, ritual y compartida),
un tiempo calmo, creativo y repetido,
(como un riff de rock&roll, un coro de Mozart)

Prestame una leyenda de espejos rotos,
(entraré por una ventana de escaleras invertidas),
recorreré con cautela las cuevas de las fieras,
(si encuentro una mano la devolveré),
hasta que, llegando, con la ropa intacta
(y el alma en jirones),
unos ojos de fósforo amarillo,
(con maullido de espera),
me diga: al fin llegaste.

Si, encima, entraré dudando.
Es que tengo mala suerte con los ojos de gato,
me enredo el paracaídas en sus alas,
me golpeo contra las piedras,
y es su compañera de juegos,
quien me levanta, me nombra, me ayuda.

Encontraré una personaje, producto de tu tinta,
capaz de curar sonrisas de cangrejas de patas rotas,
chupar mordeduras de serpientes,
y luego, se siente, introspectiva, a escuchar mis egoísmos,
y me lleve de la mano detrás de las cascadas.

Si así fuera, prometo,
tajearme la palma de la mano,
encender los inciensos a tus dioses,
y seas vos la Sacerdotisa.

2000

Pluscuamperfecto

Si hubiera sido político,
podría elucidar la maraña de la mentira,
o contribuir a los galimatías,
recibir incentivos en comisión,
o enardecer comisiones internas.
Podría tener mi mansión en Floriápolis,
o mi tumba en el Río de la Plata.

Si hubiera sido astronauta,
podría haber saludado a Dios en mi agnóstica,
ahogando de alcohol el polvo lunar de mis botas,
buscado el bozal de Laika en Saturno,
recoger los pedazos de tiza de Christa,
Podría ver un perpetuo amanecer de tierra llena;
o buscar un poema detrás del meteorito.

Si hubiera sido atleta,
podría haber querido a mi cuerpo;
conocido el éxtasis del triunfo, la bilis de la derrota,
llenado de sangre los bronquios, en busca de otro latido,
Podría arrancarle un segundo al viento,
o caer atravesado por el minuto.

Si hubiera sido monje,
podría haber encontrado la verdad detrás de sol,
la alegría de servir con las manos llagadas,
bendecir las aguas de mercurios,
atravesar desiertos multiplicando panes.
Podría haber perdonado a mi torturador;
o conformar mi espalda con limusinas robadas.

Pero no fui, ni hubiese, ni hubiere,
Amé y el agua se me escurrió de esperma,
sin causa ni explicación.
Coparí y la dulzura se me hizo espanto,
sin pelota ni muñeca.
Trabajé y el pan se me achico en el camino,
sin salario ni dignidad.

Pero hay un agujerito, pequeñito, diminuto,
con dueña pero no Madama,
donde descubrí camaradas sin dieta,
expertos en planetas con tránsitos tolomeícos,
caminantes de rayuelas con piedras y sin oxigeno,
cofrades de tinta, mitómanos sin culpas.
Esperando que antes, entre o luego de otro de mis amores,
imposibles, incomunicados, platónicos, imberbes,
resucite algún día detrás del limonero.

2000

Poema ciento cinco.

No, ya no estoy para esos trotes.
Tengo un pobre recuento de calcitonina,
que me producirá osteoporosis, reuma o artrosis.
Una profunda cisura en el corazón,
provocada por noches de ausencia.

Creo que ya he dejado la pubertad.
No estoy para montañas rusas.
Vuelos en parapentes.
Cruzar boca abajo el arco del triunfo.
Concretar maratones de sexo.

Puedo bailar, aún, eso sí,
al son del vino,
un sentido, ventral y viscoso blue,
haciéndome gaviota macho,
aunque se me caiga la dentadura.

O cantar viejas melodías,
de cada uno de mis amores,
con su correspondiente abandono,
a escondidas, como mis lágrimas.

O dejar que mis dedos,
hagan una escalera de tonos,
en la pianola de una espalda,
rompiendo pentagramas de cuarzo,
antes de las campanas.

Es posible,
por mi sentido de contramano,
que haya nacido viejo,
en placentas sietemesinas,
saludos respetuosos a las vecinas,
correcta postura en la vertical y el flic-flac.

Y ahora.
En lugar de aceitar escopetas,
hacer asado con mis celos filiales,
y recibir el arroz ritual.
Me duelen los perfumes a limón,
las escaleras al cielo,
las manchas de humedad,
los burritos que beben estrellas de un cubo,
los paseos de reinas y violadores en moto.

Ya no podré habitar el lado oculto de la luna,
tan sólo escuchar sus eclipses.
De nada me valdrá cortarme la oreja,
arrojarme de un octavo a la pileta,
beber veneno del frasco equivocado,
asaltar bancos con ametralladora,
hibernarme para esperar, esperar y esperar.

Es imprudente cruzar a nado el Suquia,
contar el números de los dedos,
regar el pino de San Lorenzo,
comer helado en invierno.

No podré pagar la deuda externa,
ni derrotar al ejercito de ocupación;
no podré ganar el Nóbel de la Paciencia,
ni ganarle a los relojes de arena.

Será una señal clara de locura,
tratar de respirar el aire de sus pulmones,
robarle la tinta de la birome,
pero también, sustraerme de su voz,
y restarme al núcleo de sus vórtices.

Es que, aunque me asile de inviernos y cactus,
me invadirán, de todos modos,
(una sacerdotisa lo predijo)
sus textos en Internet,

No puedo escapar.
Le robaré, fatal e inevitable, ojos hasta que me odie,
ya que no podré hacer que me ame,
(lástima para mi orgullo).
O, cansado de latidos, y ahíto de respeto,
me despida hasta otra primavera.

Estoy convencido,
gracias a mi signo mutable, que debo despertar,
hacerme flecha de mí mismo, cruzar los campos,
buscar mi código de identificación, mi club de pertenencia,
cazar mariposas de atardecer, jugar con las chicas de mi edad.

Ya me diagnosticaron sordera, despiste,
incorrección y falta de tacto.
Será el tiempo de dejar de hacer lo correcto,
comenzar a hacer lo incorrecto, lo no debido,
para amanecerme y buscarme un nuevo lugar.

Y es muy bueno,
aun puedo esperar un amanecer de rosa,
no sé si hoy o quizá mañana,
sin miedo a las estacas,
morir fuera del sarcófago.

2000

Poema de reversa

Me viste gotear saliva por su cintura.
Si, bien, no los puedo negar.
Pudiste saber infidencias sin habertelas contado.
Si, claro, porque no.

Es que yo creí en su textura de mármol;
es su argumento de tragedia griega,
en sus ojos de violenta paz,
creí en mi.

Y, vos, ¿Dónde estabas?
¿Engrosando aquelarres,
dibujando cuadraditos de cuadernos,
enredando cables de teléfonos,
sacando boletos de ida?
¿Soplandome humo en la cara,
pisandome en la vereda,
vendiendome cuarto de panes,
escuchando mis estupideces?

Era linda, claro, yo que bobo.
Claro, que si, lo sigue siendo.
Y, en mi, siempre lo será.
Desenterrarán mis huesos antes,
mucho antes de su declive.

Pero, ¿sabés?
Tengo, esperma, no lascivia,
poemas, no chequera,
caricias, no galopes,
años, no senilidad.

Pero, bien, digo yo.
Perdonando mis dudas.
¿Que estás esperando, mujer,
para que te dedique poemas?
Hacé, ahora, algo que me rompa la burbuja.
Salí de tu incomprensible sensatez,
y enamorame como me merezco.

Debo decirte, eso sí,
necesito una bahía para mi calado,
un susurro de caracolas para mis vientos,
No quiero maratones, quiero caminatas,
aunque no tertulias, sino contracturas.
No quiero llamas, quiero ardores,
aunque no témpanos, sino tibieza.

Se me acaba de terminar la tinta,
perdió los acentos mi teclado.
Sobre que, (te pregunto), versará,
pensando en vos, mi próximo poema.

2000

Oración

Se me caen los caparazones, con ruido a campanas,
se me seca piel, con crepitares de ramas secas,
se me erizan los sueños, con locura de árbol de pared,
y vuelvo a creer, no sé porque, en tu Palabra.

¿Nueva puerilidad o cercano ostracismo?
Aunque me condene la pureza de tus Llagas,
me flagele la certeza de tu Ley,
me crucifique la ausencia de tu rostro.
Pues amé, como dijiste;
y los cerdos pisotearon mis perlas.

¿Seré otra vez virgen de sentidos,
para alcanzar la plenitud de la incógnita?
¿Podré jugar nuevamente en la playa,
con la inocencia de los niños?
¿O empezaré a conocer el gusto a tierra mojada?

¿Que llevaré a tu presencia?
Un poema desesperado. Un vuelto recuperado.
Una foto de ventanitas. Una angustia de soledades.

¿Hasta cuando deberé, rascarme las úlceras con una teja?
¿Estarás allí recibiéndome?
¿O me golpearán, con una vara, escuchando sus burlas?

Dejo amores perdidos. Hambres no satisfechas.
Vaginas no disfrutadas. Sonrisas no retribuidas.
Arrullos no escuchados. Lágrimas no compensadas.

¿Que me llevo?
Dos bautismos de deseo. Un ansia de estrellas.
Un remontar de barriletes. Un volar de galaxias.
Una pleamar de orgasmos interrumpidos.
Un fracaso de padre, de pareja, de amante.

No me llevo.
Un poema de recuerdo. Una pasión de eternidades.
Un título, un trabajo, un triunfo, un pan.

Y no sé, al fin de cuentas,
que dejo y que me llevo.
Porque no sé, si estoy yendo o viniendo.
No identifico los hubiera, los hube y los haré.
Si estoy muriendo o naciendo.
No reconozco el azul del rojo, el bien del mal,
las hadas de los torturadores,
las vírgenes de las prostitutas.
No sé que hice y que me hace falta.

¿Me alcanzarán?
Los soplidos de vida de mis amigas, siempre al teléfono.
Las estatuas virtuales de tantos amores que nunca fueron.
La infinita traición de mi amante.

Tu palabra, Señor, tu palabra,
que no prediqué a las piedras.
Es mi cielo y es mi infierno.
Niego a las ninfas, que me regalan paraísos de papel.
Me enamoro de las vírgenes, que no me contarán sus secretos.

Una tempestad de contradicciones.
No puedo amar a quien te niegue, aunque yo te niegue,
y me negará quien te conoce, aunque yo te afirme.
Y temo dejar el ayuno de mi desierto,
para entrar en la selva de los exabruptos.

Y escucho tu palabra.
En el hambre de los niños, que me lacera.
En la sangre de Gandi, Luter King y Lennon, que me rebela,
en la energía del Rock&Roll, que me redime,
en la insepultura de los desaparecidos, que no cobijé,
en los choques de las galaxias, que muestran tu mano.

¿Dónde quedaron mis rezos y Mi pureza consagrada?
¿Para que me diste, un cuenco de cálida serpiente,
si al primer amanecer cambió de pieles?
¿Dos bollitos de cuidados sueños,
que me estrangulan con su olvido?

¿Estaré en la Hora del Juicio, amargado en tu dulzura,
inconexo de mis anhelos, ahogado de mi esperma?

No. Sería mi condena.
Por eso te propongo una nueva oración.
Renacer de cenizas, segundo tiempo,
resucitar de cruces, reventar de crisálidas.

Quiero dejar.
Un billete por dientito debajo de la almohada,
una confidencia de amor a una amiga,
y otra amiga y otra amiga,
un huracán de sábanas gastadas,
un libro de poemas de amores irredentos,
un baile del vientre a mi amante, a mi amor, a mi eternidad,
una historia de pieles, de arrullos, de besos.

Quiero llevarme.
Un paseo en bicicleta. Una caricia a mis vanidades.
Una melodía de ángeles. Una entrega sin condiciones.
Un envejecer en compañía. Un abrazo de cangrejos.
Un amor posible, real, correspondido.

Para regodearme de tu amistad,
y beber el agua de tu costado.
Por los eones de los eones.
Amén.

2000

¿Quién es agua?

¿Quién es agua?
Yo con mi reptar viscoso de sanguijuelas.
Vos con tu lánguida mirada de cascadas.

¿Quién es dueño de los mares?
Yo con mi bucear de profundidades.
Vos con tus mareas de caricias.

¿Quién estalla de aguas?
Yo con mis brebajes de aljhibe.
Vos con tu lago de 9 lunas.

Abrevemos, antes que se agote el fuego,
y las borrascas enfrien tus humores.
Hundamonos en este vendaval de rosas,
antes que la tierra ahogue mis ojos.
Dejame besar tu ombligo torbellino,
ahora que es pleamar,
hoy noche de plenilunio.

Dejame besar, hoy, tu sexo húmedo,
hoy tus pechos pletóricos de leche,
hoy tu cintura de mar.

Mañana habrá tormenta,
un dique se romperá;
entregarás tus aguas.
Y besaré a mi hijo.

1997

Reflejos

Si fuera poeta, podría,
regalarte flores de tinta,
soplarte alientos de plumas,
rasgarte pieles de nubes.

¡Pero no soy poeta!

¡Que dirán los poetas de este cuadro!
Yo libando tu energía de lunas,
vos abriendo alas al universo,
llevando gritos al oscuro vacío.

¡Sí seré tu papá, tu niño, tu cielo, tu averno!

¿Que son esos ríos verdes y latientes,
que nacen en tu cuello de arenas blancas,
volcándose en el delta de tus sienes?

Te crujen atardeceres en las mejillas,
tus lozanos espejos caoba estallan de bermellones,
te robas todo el oxigeno del planeta,
la lozanía de tus párpados envejece de furia,
y tus díademas rechinan de hechizo.

¡No, mujer, eso no se dice!.

¿Que dirán de este vientre encrespado?
¿Que nave osaría montar tus olas?
Tan sólo yo, hoy al menos, sublevado de caricias,
naufragaré en tu ombligo.

¡Si, ya te sumo, te multiplico, te potencio!

Que mármol podrá repetirte,
en las esculpidas nervaduras de tus muslos;
pareciera que me azotarán los tendones,
desprendidos de sismos y glaciares.

Los tobillos se te hicieron mariposa y murciélago,
caminando las luces y las sombras.

¡Destrozaré ese teléfono!

Toco pianos celestes de piel transpirada,
en cada promontorio de tus vertebras.

Crispo mis puños para borbotear tu espuma,
vampirizandote la sangre de la espalda.

Sigo remando en el ahogo de tus aguas,
buscando tu horizonte de luceros de jazmin.

¡No, no soy huerfano!

Me ha amanecido un sol de bosques,
en la telaraña sangrante de tu cabello de sal,
mientras muerdo una a una
las serpenteantes cascadas de sus arroyos
cayendo en lianas de fresco cristal.
La madre tierra me arroba desplegándome estrellas,
me gotean cometas de la galaxia de tus pechos.
Préstenme columnas que el cosmos me despedaza.

¡No! ¡Nunca mas invocaré dioses!

Arrancame la piel con tus labios de azúcar,
pero no me robes tus esmeraldas,
quebrame la espalda con tu pelvis de hoguera
pero no me niegues tus furias glaucas,
envenename las arterias de ansias,
pero no te lleves tu melodía de madera.

¿De que ángel son estas lágrimas?

¡Ay, si fuera poeta!
Te traería soles y sostenidos,
montañas y lagos,
latidos y perfumes.
Y vos, si te quedarias luego del amanecer.

2000

Rescate

Si fueras cirujana,
enfermaría, pasión por medio,
para que vieras, bisturí en mano,
en que estado está mi corazón.
Y sentir la firmeza de tu pulso.

Si fueras paleontóloga,
arrancaría mis huesos, que ya me duelen,
los arrojaría a tus vitrinas.
Para que sepas que vieja es esta angustia.
Y sentir el peso de tu mirada.

Si fueras erudita,
me haría libro de esoterismos y cronolectos;
me acomodaría entre tus Lacan y Kafka,
Para ser materia de tu estudio.
Y sentir tus yemas sobre mi lomo.

Si fueras bombera voluntaria,
me haría mensaje en señales de humo,
me sofocaría en tu ventana.
Para que apagues lo inevitable de mi llama,
Y sentir la frescura de tus aguas.

2000

Rito

Te propongo un rito.
Dame una de tus plumas,
cargaremos su cánula de mi sangre
y escribiremos en los patios,
mis desmemorias y tus sueños.
La revolearemos a los pájaros,
que aletean en las canaletas.
Para que las tardes de lluvia,
tenga el arco iris de tu vestido,
falsa siesta, en la leyenda de tu cintura.

Encendé los cirios, de mi entierro.
Quiero llenarme de tus lágrimas,
mojarme de tus babas,
y alimentarme de tus pleamares.
¡Ahora y no después!
Quemá de un golpe el libro de mis ausencias,
en el incendio de tus susurros.
Para que el amanecer,
rompa la armonía de las palomas.

¡Pero tengo una trampa!
Te elevaré en mis alturas,
limpiaré de cera vieja mis altares,
allí te entronaré, te sostendré,
serás la dueña de los crepúsculos,
Crepitarás mis pulmones,
borbotearás mis aurículas,
hervirás mis neuronas.

Pero si aun no sabes,
como siempre me sucede,
el alcance de mis latidos,
hace rato me enamoré de un acero,
cortaré una a una las nervaduras de mi alma,
regando los templos urbanos de mis desesperanzas.

Gozaré de adrenalina en una apuesta,
porque vos, niña de los escorpiones,
quizá dejes en mi frente fría, un beso,
y yo, al fin, me retorceré de dicha entre las llamas.

2000

Saltar

Respirar suave, dejando transcurrir los minutos.
Sigo pateando las piedras de las veredas.
Amanece de lenta parsimonia.
Un arrullo de Ave Marías despelmaza las arañas de los techos.
Tengo un perfume a lavanda durmiendo a mi lado.

No te puedo llevar a correr, salgamos al parque,
no te puedo sofocar de sábanas, dame un beso,
te lavaré el pelo, se me enredan los ojos en tu boca de jarro,
no te puedo quitar el pulmotor, me agitas de mirada inquieta,
dejemos de correr a ningún lado, regalame una menta,
no puedo seguir tu ritmo, digamos un adiós de murciélagos.

Tierra de prisioneros, marcando el paso,
allí vienen a ablacionarnos la frente,
cercenan libido, impulso, inteligencia,
prohibieron a Eva, Sartre, Marcuse, Bof,
arrancaron los posters de Mae, de la Coca, de Ornella;
escondieron una película Clark, Marlon, Marcello,
tradujeron mal Verano del 42, IL Sorpaso y la Dolce Vita,
mientras nos roban la noche, el pan, el idioma.
Pero aún, no les alcanza, traen chispas y ratas en las manos,
padres bondadosos de niños arrancados a sus madres violadas,
tienen tumbas de agua, de sótano, de exilio.

Nena, que le hiciste a mis huesos, no puedo saltar esta pared,
que contradicción trae tu fe, tu cuerpo, tu mente, tu vientre,
gaviota no me estrangules con tus plumas, que no se volar,
dejame liarme en tu juegos de figuritas japonesas;
no me invites a saltar la soga, se me seca la garganta;
no me robes el vaso que dejás el gusto de otra boca,
muero si te veo detrás de los cristales de mis silencios,
muero si me rechazas, por previsión, en calles cotidianas,
muero, como siempre, de todos modos.

Correré hacia el frente, caeré de astrágalos,
curvaré los trampolines, saltaré al vacío,
daré dos vueltas pero caeré de pie,
no doblegarán mi cuerpo esmirriado,
seguiré corriendo en busca de primaveras,
aunque me corran los cuervos,
aunque se me escapen las mariposas,
entre mis manos artríticas
y los huecos de los dientes.

No te asustes, seguí corriendo, seguí cogiendo, seguí viviendo,
se acercan los perros oliendo nuestros miedos,
huelen nuestros de sudores de parque, fundición, volante, teléfonos,
huelen los perfumes de mi semen, tu estrógeno, su teta indecisa,
huelen tu panfleto, mis cuentas de colores, su poema sáfico,
No te asustes, pero escondé el machete que tienen mejores dientes,
pero no escondas tu rebeldía, y no te hagas perro como ellos.

Fresca mañana, niña, sigamos caminando en la ruta,
mirá tu vientre creciendo de mi niña;
le pondremos un nombre de virgen,
que hacia ella vamos, madre y compañera,
haremos un alto, quiero escuchar sus latidos,
la lluvia nos bendice los pasos, lentos, cansados, firmes.
Todavía espero, niña, una respuesta,
casate conmigo, no regales mi hija a los gitanos.

Bato mis alas calmas, entre las suaves montañas,
allá veo escalar a esa especie testaruda,
clavando sus estacas, saludándome con respeto,
cuelgan sus cuerpos de lo inasible, respiran lo intangible.
La vista me distrae, una gacela perdida, caigo en picada,
toco con mi pluma apenas su intrépida testuz,
algo le pasó a mi instinto,
las nubes que acompañan mi soledad se han hecho lluvia,
tengo que volver a atacar, despedazaré su piel de mechones cándidos,
pero me mira desafiante con sus pezuñas intactas, en alto,
quiere entregar poemas de sangre y lujuria,
no puedo tocarla, rasgarla, asesinarla.
¡Bah! Ya vendrá otro cóndor de plumas nuevas,
pico fuerte y mejores garras,
dejemos al compañero arrancarle todos los gritos.

No quiero jugar a la pelota, salgamos a pedalear,
te quiero hablar de Kafka, de paz, de Dios.
Te regalé una bicicleta, un video juego,
nunca un arma de juguete ni un profiláctico.
Aunque no me entiendas,
las armas traen desgracias,
el amor puro no necesita protección.
Pero temo que no me escuchás,
hay ruido de interferencia, otro mensaje.
Salgamos a pasear en bici,
te mostraré los niños sin bici, sin pan, sin Dios.
Si no tengo trabajo, no saldré a robar para alimentarte,
aunque te enojes, aunque te pierda.

Hace tanto que quiero escuchar una revolución,
pero no me quites la poesía, no me escondas a Dios,
que yo no te haré rezar, si no querés, el Rosario,
atravesemos la frontera de tus desconfianzas, de mis cobardías,
no me asusta tu verbo dialéctico, tenés acentos de justicia,
no te escondas, haremos una ronda, orinaremos en Davos y Wall Street.

Dejen de hablarme que no puedo entrar,
no me tienten, no me inciten, no me soplen,
(ahí pasó la soga una vez más, y no me enredo en su salto)
Que tal si me acompañan, ya olvide este juego de niños,
tiempos de balero y muñecas de trapo,
rondó, qui de frente y medias lunas a la izquierda,
Helter Skelter, Brown Sugar, California Dreamer,
Que tal si me acompañan, tengo un mazo nuevo,
me quedó de juegos que nunca jugué,
siempre jugando al solitario y a la escondida,
a la piadosa y a la revoluta, truco y ludo matic.
Deja treparme a tu cintura, quiero saltar,
tengo más aire que el que crees,
quiero saltar, invadirme de distensiones,
morir de sudor y personalidades múltiples.

Se me confunde el sudor con tu aliento,
el sabor de tu boca con mi deseo,
rozaré tus pezones con mis dientes,
morderé la muerte de tu cuello,
golpearé tu útero con mi glande,
transpiremos que el tiempo se agota.
Vi un invierno volver a entrar por mi ventana,
invirtamos los números,
quiero besar tus mariposas una vez más,
quiero conocer los nombres de tus traiciones,
quiero saber por quienes dejaste, abandonado en un rincón;
el muñeco de mis depresiones,
para montarte a los vientos de los cementerios.

Tanques en Praga, invierno nuclear, tortura en el Olimpo, gol de Kempes,
ojos verdes, ojos ámbar, ojos cielo, ojos negros,
bucles rubirojos, flequillo azabache, blonda lluvias, serena peineta,
me quema el esófago la paz de tus salmos, lo falaz de mi pecado.
Rompo el diario en pedazos, espero que no sea delito.

Invítenme chicos al cumpleaños,
prometo tomar cerveza y brindar con agua mineral,
sáquenme chicos, esta noche, el cuero de carpincho,
verán un delfín retorciéndose de celos,
no será esta noche, noche de sepulturas,
prometo bailar bajo la parra y excitarme con las polleritas.
Hablaré estupideces, distintas a las de siempre,
cuando la danza me disuelva la mascara de hierro.
no podré esconder el sentimiento,
Invítenme chicos a la fiesta,
será una oportunidad poco vista,
ocurre en determinadas cuadraturas,
en que la momia enciende sus ojos.

Yo te di esencia, yo defendí tu vida,
cangrejita de bicicleta partida,
yo te cambié pañales en noches de abandono,
princesita de Bastilla,
yo te acompañé en tus saltos bajo el aro.
Puedo soportar todos los abandonos,
(los amores son volátiles e imprevisibles),
pero no el tuyo, te corre sangre de mi sangre.

Tengo pies aún para correr, caminar, saltar,
danzar como un lobo herido,
golpearme con mis ilusiones,
tropezar con mis sueños bobos,
treparme a los pinos y las montañas.
No juegues más a la escondida,
que ya llegue a un gugol, no sé la hora de tu carta,
no conozco el signo de tu esperanza.
Dame un éxtasis de vuelo, para olvidarme de mis penas,
alcanzar de un salto, tu historia desconocida,
dejaré mi piedra libre, para abrazar tu cintura.
volveré a dibujar tu rostro ignoto,
(espero no volver a equivocarme de espejo).
Si querés te traeré un cometa;
pero no lucharé por vos, no es así el amor que quiero.
Te daré todos mis besos retenidos,
pero no me gusta la cebolla cruda, ni ver partidos por teve.
Quiero estar donde vos estés,
pero me tendrás que invitar, a los recitales, a las fiestas,
a tu álbum fotos, a la cama.
Quiero conocer todos tus rincones,
pero que tu mano me lleve, tus banderas me envuelvan.
Me empacharé de tus alas, pero no diré palabras soeces,
me ocultaré de éxtasis en mis silencios.

Me tendré que bañar, apesto de sudor y adrenalina,
pondré sábanas frescas, cerraré las ventanas,
rezaré un responso por mí, una oración por mis hijos,
un salto por cada una de mis mujeres,
las que me quieren, las que me odian,
las que me retan, las que me rechazan,
mis amigas, mis compañeras, mis musas,
las del recuerdo, la del olvido, las vivas, las muertas,
las hadas, las agnósticas, las serias, las bufonas,
las doncellas, las putas, las frígidas, las de entraña caliente.

Basta. No puedo más. Estoy cansado.
No tengo mas piel debajo de las plantas.
Se me desfibrilan los gemelos.
Se me aguan las pesadillas de insomnios.
Vuelvan a poner a Pink Floyd
y esa foto que no tengo.

2001

Soplando fuegos

Ahí van mis deseos, los últimos creo.
Nuevamente solo,
sin ventanitas ni cuentos de siesta,
sin compañera de sábanas y ni rocío.

Recibiré caricias de plumas,
de mis fieles amigas, pobres,
que comprenden mis angustias,
pero no pueden curar mis obsesiones.

¿Y que hay de tu sangre?
Atravesada de milenios, mártires e hipocresía.
No podrá lavar mis crimenes, ausencias y negaciones.
No recuerdo ya el gusto de tu carne.

Se me van, en este aliento, las esperanzas.
De nuevos soles, patios, calma.
Pieles de serpiente, guerra de ojos, trenza de latidos,
Vientos de éxtasis, lluvia de lianas, estacas de uñas.

Leeré otro libro.
Que me traiga pasados de antiguas pasiones,
orgasmos plenos convertidos en polvo de cementerio.
Me arrastre entre los adoquines y semáforos,
escuchando el sonido de ese tren que no abordaré.
Me lleve al centro de la galaxia,
para contar los moles de mis aguas.

Pero no leere tus marcas sobre la arena.
Ni comeré de tu pescado.
Aunque me ames al expirar.
Aunque me entregues a tu madre.
Porque no he podido transitar tu camino.

El humo del pabilo me enreda el aura.
Hay una danza de locos libertos en mis ojos.
Lo contaré a quien me escucha., la única que sabe,
sin haberselo contado nunca, todas mis verdades.

Me sentaré en la tercera mesa,
como hace un tiempo que no quiero contar,
pero las velas iluminaban la mitad,
y el esperma fluía el doble,
le pediré un café a Ramón,
calcularé esa Integral por residuo,
que ya no recuerdo,
entraré al parcial de termo,
que ya no me importa.

No te voy a pedir nada,
Ya te pedí demasiado y nunca recibí nada.
Se que nunca me prometiste, mas que puertas angostas.
Me hubiera conformado con las migajas arrojadas a los perros.
Ya que sólo supe enterrar mi Talento.

Encenderé un nuevo candil, quizá me exceda.
Escribiré en una hoja con colores brillantes,
sus nombres, de cuna, luna y espuma.
No me atrevo a invocar, ya mas, perfumes vestales.
(Duerma tranquila Artemisa, no será mi presa).
Arrogo derechos de dibujarla, pintarla, escucharla.

Cerraré las puertas, las ventanas, los ojos.
Ya nadie querrá roer mis huesos, lamer mis pliegues.
No habrá rescates de miel, baba y susurros.
No llegarán aromas de nueces, crema y whisky.
No alumbrarán mi pozo, no cruzarán mi cienaga, no saltarán mi pared.

Si, es un poco tonto.
No disfruté de los placeres de tu enemigo.
Esperando pan, fuerza, paz, de tu mano.
El hambre laceró mis huesos.
La cobardía amargó mis versos.
Empecé, yo centurión, a no saber lo que hacía.
Creo que solo veré tu rostro de furia.

2000

Respuestas

Tierra

Tomé el tren esta mañana,
conté semáforos y campanillas de barrera,
dejé que el golpeteo de interrieles y bocina,
me sonara a Strawerry Fields Forever.

Los perros ladradores de las villas,
acompañaban las pedradas de sus dueños,
precozmente envenenados.
Una jauría de lobos apareció por la puerta,
con gorros, remeras y una bandera.

Quizá no llegue a destino.
Quizá sea el destino que merezco.
Por esconderme debajo de la cama,
para no saber que pasaba con 30.000.

Un destornillador, unas pilas, una estampita.
Ven Espíritu Santo llena el corazón de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor,
no veas la mugre y el odio en los ojos de este niño.
Que yo me encargaré de ignorarlo.

El sol comienza a acampar sobre el smog,
llenando de paz la espalda de los obreros,
que rápidamente vuelven para adormecer su vida,
con fútbol, teve y un polvo rápido.

Trato de ver las tanquetas y Falcon verdes,
ya no aparecen, pera han devastado,
la tierra, el impulso, la esperanza.

Dime Dios mío,
donde están las almas de los hijos,
de las Viejas Locas.

Mar

La sal, el yodo, el frío,
Otra ola que me moja,
Los pies fríos y cobardes,
te busco y no te encuentro Alfonsina.

Decime vos, que conociste el amor.
¿Que se siente al sonar el teléfono?
Tengo tantas hermanas tuyas
que se empecinan en mostrarme flores,
saurios, duendes, ojos que miran ojos,
lunas, niebla, orfanatos crueles,
tetas, vulvas y escorpiones.
Me llenan las playas de pingüinos y sirenas

Como les cuento, Alfonsina, cuanto las quiero,
pero quiero morir apretando una mano en mi pecho,
que no entiendo de lógicas, ni avances rápidos.

Que bravas están las olas esta noche.
¿Estás escribiéndole a Horacio?
¿De que luna me nacerá otra esperanza?
Mirá que ya le han pisado el rostro,
y perdí la cuenta de pleamares.

Decime que sabor tienen los poemas sin oxigeno.
¿Son iguales a este respiro entrecortado,
de pasión irredenta?

No te quiero alba, te quiero pasionaria,
aunque tus versos me suenen a reclamos,
de historias que no conociste.

No soy necio ni acuso sin razón.
¿Pero que destino tiene el hombre,
que vive de amores que nunca disfruta?

¿Para que conocer el mar,
y nunca volver a él?

2000

Una

Una nube, una simple nube.
Un beso, un simple beso.
Un iceberg lejos del circulo polar.
Un caricia perdida en el viento.

Un amanecer de lluvia.
Un niño que llora de hambre.
Una noche sin abrigo.
Un vientre que clama fuego.

Una máquina que destroza papeles.
Una rutina que destripa amores.
Una rebelión que no trae pan.
Una separación que no lleva paz.

Un partido de fútbol.
Un amante a escondidas.
Un ascenso condescendiente.
Un adios para siempre.

1998

Universos de búsqueda

Hay un mundo lleno de magia,
mas allá de Limuria,
mas debajo de los volcanes,
tierra de Duendes y Dragones.

Para encontrar Varitas y Princesas.
Hay universos llenos de esencia,
más lejos que Alfa Centauro,
más cerca que los Quarks,
ingrávidos, sin cronos.
Para encontrar verdades medibles.

Hay cosmos de cera,
detrás de los portales,
dentro de los bosques,
de hipervínculos y conjuros.
Para encontrar aventuras virtuales

Pero sospecho,
Estoy convencido
Que no son otra cosa
Que simples camuflajes
De nuestro Güagüeto.
Para encontrar esencias perdidas.

2000

Vampiro

Soy un vampiro sin alas.
Crezco en la noche rugosa.
De sábanas frías, ácidas.
Soñando muertes de gelatina.

Se arrastran en mi los perros perversos.
Pidiendo clemencia, clamando anarquía.
Mientras lamen sus garras de festines.
Envidia de albedrío.

Tengo la sangre seca de cobardías.
El vientre hinchado de golondrinas célibes.
El pecho roído de temores hediondos.
Los muslos dilatados de ausencias.

Los lobos aúllan en busca de mis huesos.
Las hienas ríen de mi monotonía congelada.
La luna y las nubes se esparcen en gemidos.
Cuando mi cabeza destila autovenenos.

Miro los techos poseídos por los gatos.
Que se burlan en sus escorzos lascivos.
La caída de un espejo cronado.
No hay lagrimas de odio ni espanto.

No quiero comer de tu sangre vendida;
con vuelto de látex.
Quisiera mas bien abrigar tu piel morena;
para derrotar los caminos.

La vidriera me encandila neones soeces,
tu ojo azabache, inocencia alquilada,
me invita a no amarte, no quererte,
Hada de alas negras y cintura troquelada.

Si pudiera comprarte con un verso,
sin peculio ni proteínas.
Podría darte un beso de imberbe,
tras el humo de un café….

1999

Vela

¿Para que sirve esta vela?
Para hilvanar los recuerdos
quemados como cartas sepias.
Para alumbrar muy en el fondo de mi mente,
tu rostro titilante de ansiedad en la chimenea.
Para convenir de una vez por todas,
tu ausencia irremediable.

¿Para que sirve esta vela?
Para dejarme llevar al garete,
por la derrota de tus cursos.
Para sentir el sol en la piel,
que traen tus yemas jugueteando en mi ombligo.
Para acordar que tus uñas no están ya,
como antes, clavadas en mi espalda.

¿Para que sirve esta vela?
Para escudriñar, cerviz en alto, las estrellas,
que fueron testigos mudas de tu promesa.
Para estar sentado en esta misma mesa,
con la misma cerveza, pero sin tu cintura.
Para constatar que corte otra hoja
de almanaque con mi frente.

¿Para que sirve esta vela?
Para cuidar lo poco que queda,
de la nada que siempre hubo.
Para esconder en mi agenda imaginaria,
esa foto tuya que siempre amé.
Para acostumbrar a mi boca blasfema,
a no maldecir las noches sin tu boca.

¿Para que sirve esta vela?
Para que yo saque del bolsillo,
este gastado pañuelo, a su naricita.
Para que me dé cuenta que algo quedó,
y no fueron cenizas esparcidas al viento.
Para que me amarre a este mundo de malicias,
y me levante otro día a respirar.

2000

Ventanas

Quisiera abrir las ventanas,
un día de sol, de reflejos verdes,
con el suave impulso de una yema,
y ver tu rostro de luna,
envejeciendo a mi lado.

No quisiera, nuevamente,
abrirlas de un golpe de palmas,
de muñecas, de puños,
crispados de angustia,
una noche de ruidos de motos,
para saber que un hueco de ausencia,
me inclina al abismo,
y mi simiente de a luz monstruos negros
que carcomerán mis sesos de eclipses,
tan solo distancia.

Que tal ver un rostro de miel,
entre la vislumbre matutina,
me guiñe un ojo, me estire los brazos;
me atrape el alma, haga volar las sábanas,
me invite a otro beso, de volver a empezar.
Un extasis, un dia, una vida.

O. Tan sólo una mañana,
en amanecer de dedos de rosa;
una y última mañana;
que me enjugue los ojos;
antes de despedirme ronco y sucio,
de esta amarga existencia

¿Será mucho pedir,
salir dulcemente por esa ventana,
acariciado en tu regazo,
siendo, al menos, el último,
un momento de dicha?

2000

Viaje al mundo

El viaje está listo, siempre esta listo.
¿Que destino tiene tu boleto?
Una marca rosa de niña enamorada,
puerto de alondras y corvinas,
tu toalla flamea bajo el muelle; un bobo sol ;
te vio despedirlo con un hasta mañana.

Una señal roja de hembra inflamada,
jugando a yugos o yugando juegos;
el álbum tapado de boletas impagas,
un depertar apurado y tu hombre cansado;
Abriendo cortinas para que el gallo cante.

Un tizne azul de mujer atosigada,
soltando golondrinas, limpiando mocos;
abriendo puertas para oxigenar la vida,
arqueando la espalda para sostener sueños,
abarcandolo todo con tu cintura amniotica.

Te vendieron un pasaje agridulce, mujer,
todo depende de vos,
tu amor, tu pasión, tu paciencia,
tu esperanza, tu energia, tu consejo,
tus perfume, tu orgasmos, tus partos.

Quien te dice que luego de ese beso,
mañana vuelva al muelle.
Quien te dice que luego de esa entrega
no encuentre vientos de otras sábanas;
Quien te dice que luego de tantas noches de vigilia
te devuelvan besos en la frente.

Hay tantas playas, tanto arena.
Hay tantas calles, tanto humo.
Hay tantas tardes, tantos cuadernos.
Tantas lágrimas por llorar.

¿Que harás mujer? ¿Nacerás?
No tengo espacio para tanto dolor,
No puedo detener ya más esperanzas,
sin ti no podré mostrar mi mano;

Nace mujer.
Riega mis plantas.
Endereza mis árboles
Limpia mis rios.
Alimenta mis hijos,
Busca tu costilla.

2000

Viaje

¡Hasta cuando seguirás sonriendo!
No me ves ya subido al estribo.
No ves el viento soplarme la cara.
No ves mis labios trepidar de baba.

Cuando romperás cristales a pedradas.
Pronunciará tu boca palabras hediondas.
Columpiara tu cuerpo vanidades inutiles.
No ves que el altar se agiganta.

Podrás, antes de que esta nave rompa témpanos;
mostrarme, cabalmente, que me equivoco,
que tu muñeca no costruye anagramas angélicos,
que tu ojos no hamacan inocencias.

Si lo hicieras,
bajaría de este patíbulo,
y podría sentir que mi toscas manos,
no ensucien la claridad de tus aguas.

Si faltaras, aún una sola vez, códigos,
mi cabeza engreñada,
se lavaría de esperanzas,
y cavilaria de tus ojos.

Si tu canto, se llenara,
de veneno de escorpiones,
podría acercar mi espalda,
curtida de traiciones,
a tu clavar de agijones.

Pero no. Caen relojes, que no.
Que actitud sádica, esa, la tuya,
de avergonzarme con tus candores.

Cuanto tiempo durará,
Esta despedida de encuentros,
ansioso de verte,
temeroso que me encuentres.

Sucede que levante la vista,
dejé de recitar letanías llorosas;
cerré un minuto mi libro negro,
y allí estabas, soplada de ventanillas.

Sucede que viajamos en el mismo coche,
sólo que subí hace demasiadas estaciones;
demasiados semáforos, demasiados naufragios.

Sucede que no puedo nombrarte,
el conjuro desataría tempestades,
rompiendo rieles,
inudando darsenas,
espantando palomas.

Tengo, desde hace algún tiempo,
un boleto vencido en mi bolsillo,
mi equipaje listo para la huída:

Debo irme y no me atrevo.
Peno cada instante de hablarte;
y lejos cada minuto de soñarte.

Todo me arraiga y todo me duele.
Me ahoga la cercanía de tu aliento,
me espanta la voracidad oculta de mis ojos.
Temo morir de ataque de mariposas.
Me quema la dulzura de los chupetines.

2000

Y fue.

Y fue un instante de tu furia,
una gota de tu energía,
la dimensión, la esencia y el tiempo.

Y comencé a envejecer,
la luz quiso alcanzarte,
y tu sombra escapó.

Y el polvo se hizo estrellas,
las estrellas polvo,
el azufre madera, el metano agua.
Un trilobite subió a tu montaña,
entendió tu majestad.

Y pusiste coto a mi entendimiento,
un arbolo de luz y esperanza,
nunca pude alcanzar tu amor y tu ira.

Y te fuiste lejos de los pulsares,
al codificar tu trueno,
una tarde de aguas del costado.

Y te inventé noches de opio,
y la noche soy yo.
Y voy a tu encuentro, sin tiempo,
quizá descubra tus dados,
en tu templo de positrones,
o en sus oyuelos de niña.

2000

Índice

Agua perdida

2

Algas

4

¡Ay!

6

Bailemos

7

Culpa

9

Desamparame de tus ojos

10

Desde el tren

11

Diosa

12

Distancia

13

¿Dónde va el agua de lluvia?

14

Elemental

15

Entretelas

19

Eros y Tánatos

22

Escondido de luna

24

Escuchando tus ojos

27

Estableceré un espacio

28

Estrellas

30

Geométrica

32

Hoy la vi

33

Imposible

34

Llama verde

36

Locura

37

Luna mentirosa

38

Mansas ovejas

39

Mar de nostalgia

40

Mar tibio

42

Más lluvia

43

No es cuestión

44

No es lo mismo

46

Nombres

48

Ola

49

Otra espera

52

Otra vez

54

Otro adiós

56

Permiso a Cecilia

58

Pluscuamperfecto

61

Poema ciento cinco

63

Poema de reversa

66

Oración

69

¿Quién es agua?

72

Reflejos

73

Rescate

75

Rito

76

Saltar

78

Soplando fuegos

84

Respuestas

86

Una

88

Universos de búsqueda

89

Vampiro

90

Vela

91

Ventanas

93

Viaje al mundo

94

Viaje

96

Y fue

98

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