La Música me salva. Me salva de la tristeza cuando me siento perdido, cuando mi cuerpo no responde a los innumerables desafios de la vida.
La música llega para reanimarme con sus bellas notas, su intensidad penetrante y su calidez de alma.
Como todos los días, no falla en ser ese lugar de refugio, ese hogar reconfortante y un preludio de la felicidad.
La música me elige, mi guitarra me elige para comunicar algo que existía mucho antes que yo y que existirá mucho después de que ya no esté en este mundo, y que encuentra en mi, sólo un vinculo temporal.
Nosotros no poseemos a la música…
Ella nos posee a nosotros……
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