Desde una necesidad aparentemente efímera crece el deseo enaltecido por tu figura, curioso y avasallante. Necesito de ti como tu lo requieres de mi, apego es lo que parece ser, como el presente detrás del futuro, siempre cercano e insospechado así se siente, saber que estás y que posiblemente estarás; yo siempre detrás de ti mientras besas al futuro en cada amanecer. Es apego lo que parece ser.
Una desventura nos ha acercado, nos ha desnudado y así mismo ha mullido cada espacio de independencia mía, con mi desesperanza nos ha invitado a descubrir en qué medida duele y resulta complicado el dejarte o evitarte. Es natural y necesario el requerirse, como también es natural e insano el depender. Parece entonces que estoy destinada al fracaso, a recaer en una seguridad vulnerable construida en la imparidad de nuestras voluntades.
Esperando entonces perder la partida, prefiriendo de manera ansiosa un roce de tu sexo, una intrusión violenta a las emociones y pensamientos míos, en esto que parece intimidad, te permito que conquistes mi cuerpo, mientras el corazon y todo mi ser huye de mi en medio del miedo, del absoluto y ruidoso miedo, como si supieran que el roce tuyo trae veneno, como si percibieran que mi muerte se acerca, que no seré mas la de antes, la pueril niña que aborrecía su infancia precaria de amor y abundante de soledad, porque sin saberlo al menos en aquel entonces era libre y en medio de la miseria y el hambre de ser querida, era feliz.
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