Laura se encuentra en la biblioteca, sentada en el escritorio heredado de la abuela; precursora en la medicina argentina. A su derecha un florero japonés colmado de rosas del jardín; al que acompaña un retrato familiar de sus padres, más otro de sus nietos. De fondo se escucha “a mi manera” por, Frank Sinatra. Sus manos rugosas sostienen un libro abierto, donde puede observarse un papel amarillento escrito en cursiva.» No me olvides,Juan 1982…» sobre él, reposa una antigua rosa que alguna vez fue roja. Abre el cajón derecho para sacar una pequeña caja, antes, toma un sorbo de whisky. Descubre la caja de la Armada Argentina, acaricia la medalla y luego la deposita cerrada en su lugar. Se recuesta en el sillón a mirar con nostalgia la foto en la pared del buque Bahía Paraíso. El humo del cigarro hace de conductor a efectos de introducirse en el barco…
- Estoy sumamente cansada, no paran de llegar heridos
- ¿Tenes un cigarro Juan?
- Juan! pásame un cigarrillo
Juan no la escucha, se durmió; lo sacude y nada. Se da cuenta del estado en que se encuentra. Suavemente le quita el calzado y las medias. Le retira el estetoscopio del cuello y lo acomoda de costado. Luego lo tapa, le retoca el cabello y le da un beso.
Golpean la puerta, abren.
- Asistente: Doctora una emergencia, se encuentra el cirujano?…
- Laura: Si, no te preocupes, voy yo. Vamos a dejarlo descansar
Esa noche, los helicópteros no pararon de llegar con heridos y óbitos. En un ínterin salió a la cubierta del barco a fumar y pensó en lo hermoso que es Juan aún cansado. Recordó las prolongadas charlas y mates, sobre variados temas ajenos a la medicina. Juan siempre fue locuaz y divertido, pero algo tímido o lento, así que una noche con la excusa de que no tenía agua caliente en la ducha se le apareció en el camarote
- Hola Juan, vine porque no tengo agua caliente en la ducha. Vos tenes?
- Si
- Me puedo dar un baño
- Si, dale… Yo me voy un rato al bar
- Quédate, a mí no me jode…
- Bueno, pero….
Ella ya se había quitado la remera, dejando ver un seductor soutien negro de encaje y lentamente fue quitándose el pantalón del ambo. Jamás olvidaría lo sonrojado que se puso el noble de Juan. Demás está decir lo bien que la pasaron esa noche y las noches siguientes.
Laura era 5 años mayor que Juan y ambos fueron invitados a realizar la campaña antártica, allí se conocieron siendo parte de la dotación sanitaria del buque. Para ellos fue un viaje pleno de trabajo y romance. Al finalizar el conflicto regresaron a Buenos aires.
Al bajar del barco, Juan le pide que aguarde un momento, corre hasta el puesto de flores, allí escribe algo, compra una flor roja que luego le daría a Laura con un beso eterno.
Ambos regresaron a su vida habitual. Laura al sanatorio de costumbre, donde trabaja su compañero Alberto. Quien días más tarde le pedirá ir a vivir juntos. Llevan varios años en pareja y considera que ya es el momento de formalizar. Laura no contesta nada, ni tampoco se sorprende, Alberto venia tirando indirectas desde hacía rato. Son novios desde el comienzo en la facultad de medicina. A pesar de que ella no tenía la mente totalmente puesta en el pedido de Alberto, empezó a pasar más tiempo en el departamento de su compañero, ya que el teléfono de Juan no respondía. Pasaron unos meses así, hasta que Laura fue citada al departamento de salud del edificio Libertad. Como su rutina la venia complicando, ese día decidió ir de alto estilo. Al llegar, la esperaba un hermoso evento organizado por la gente de mar. Ahí estaban todos sus compañeros de abordo. Uno en uno fueron pasando al escenario a recibir el diploma y la medalla. Al bajar, le extienden una mano gentilmente, Juan la esperaba con un ramo de rosas rojas. Se miraron, su corazón latía al ritmo de una adolecente en su primera cita amorosa, solo alcanzo a decir
—Juan !!…Él esbozo una sonrisa y de la mano la alejó de la gente. Ya solos, la atrajo contra su cuerpo, besando a Laura con la misma pasión del primer día. Ella le acariciaba el pelo y repetía su nombre suavemente
— Juan…Juan… Te extrañe mucho amor…
Como pudieron se fueron a un bar de puerto madero.
—Dónde estabas? Te llame varias veces!
—Me imaginé!
—Hubieras venido a buscarme al sanatorio
- Juan; Es, que fui dos veces y en ambas te vi acompañada…
- Laura; Y…? Yo te dije que tenía un compañero.
- Juan; Si, pero verlo, me causo cosa.
- Laura; Amor, amor…
- Juan; Reconozco que no estuve a la altura.
—Juan: después de la última vez que te vi con Alberto, decidí aceptar la invitación de los cascos blancos para una misión en Haití…Pero, el médico tenía mucha tarea; en cambio Juan, yo…me hallaba solo, lejos de…jajajj!!!
Y pensaba, que si bien vos estabas en pareja, mi amor puede superar cualquier barrera, siempre que vos coincidas…
Laura escuchaba en silencio el relato de Juan, sin poder contener las lágrimas invadidas de maquillaje. Luego partieron ambos al departamento de Laura. Apagaron los teléfonos y perdieron la noción del tiempo.
Laura y Juan quedaron en verse los miércoles y viernes, por ahora. Ella vuelve a la rutina con Alberto. En uno de sus almuerzos juntos, éste le dice que desea empezar el tratamiento para ser padre. A Laura, el momento, le provoco un ahogo transitorio con el vino. Esta no se la esperaba. Lo miro con ternura e hizo un largo silencio. Al final del almuerzo le contesto que sí.
Laura tiene una jornada complicada, la encrucijada se encuentra en su punto máximo. Por la tarde llama a sus dos intimas amigas y decide blanquear todo, todo. Obviamente la noche las atrapó en pleno desarrollo. Laura pudo al fin descargar y además contar con el apoyo total de sus queridas amigas.
Alberto comienza el tratamiento. Laura le plantea a Juan la decisión que tomaron con Alberto. Juan rezonga un poco pero acepta. Siguen viéndose normalmente, salvo que ahora Laura, le dio las llaves de su departamento.
A los meses Laura queda embarazada. Se hace una ecografía en el sanatorio, con su doctora, y confirma. Invita a su compañero a cenar y le cuenta la buena nueva. Alberto presenta una imagen de alegría inmensa y a la vez de preocupación. Laura se encuentra desorientada. Alberto daba giros en sus diálogos y pensaba, hasta que tomo la decisión.
- Alberto: Buenísima noticia!!!
- Laura: Hermosa!!!
- Alberto: Bueno, ahora que vamos a ser padres, espero que dejes de verte con el médico….
Laura hizo un largo silencio y suspiró profundo.
- Laura: y desde cuándo lo sabes?
- Alberto: siempre lo supe. Desde el día primero, cuando te beso al bajar del barco.
- Laura: Pero… lo hubiéramos charlado
- Alberto: tenía miedo a perderte…
- Laura: somos adultos…
- Alberto: El amor no es racional, ni adulto.
La charla siguió por varias horas. Laura se retiró a su departamento. Allí la esperaba Juan. Lo saluda con un besito y pasó directo a darse una ducha.
- Juan: ¡Te preparo algo amor!
- Laura: No, no…
- Laura: Bueno, un whisky con hielo.
Ya estando ambos en el living, Juan pone música. Suena “a mi manera” de Frank Sinatra, toman un whisky, dos y Laura le pide que hagan el amor en el sillón. Desayunan juntos, Laura toma la decisión de contarle, aun sabiendo que quizás lo pierda para siempre. Juan siente un profundo dolor en la boca del estómago. Toma un poco de agua. Pasa las manos por la frente hacia la nuca. Se levanta y se va.
—Laura: Juan, cariño!!!
—Juan: voy a caminar, ya vuelvo.
Luego de una larga caminata retorna al departamento. Siguen en silencio y después, cada uno sale a su trabajo.
—Laura: Nos vemos por la noche!
Juan se retira sin pronunciar palabra.
Ese día caminó hasta el consultorio. Fue allí que reflexionando sobre el amor y Laura, decidió que lo mejor era dejarla con Alberto; serían padres y un tercero en discordia dificultaría todo. Antes de la noche realizó un par de diligencias y pasó por el departamento de Laura a dejarle la llave y la medalla. No quiso escribir nada, sobraban las palabras. Al llegar Laura a casa, intuía que había perdido a Juan para siempre. Vio sobre la mesita las llaves y una cajita. Se fue derecho a la cama. Se desahogó llorando toda la tarde. Solo alcanzó a llamar a sus amigas.
Pasó el tiempo y nació Malvina. Laura no tuvo más acercamiento con Juan. Sí sabía, por médicos amigos, que andaba por Cuba perfeccionándose. Alberto disfrutaba de sus días con su pequeña hija que era una niña muy activa y por demás alegre, siempre le pedía salir a pasear.
Cuando su hija alcanzo los cuatro años, Alberto contrajo una enfermedad intrahospitalaria grave. Luego de intensos tratamientos y padecimiento fallece. Laura y Malvina quedaron solas.
Los días y los años se hicieron demasiados largos para ella. Su pequeña hija fue transformándose en una hermosa joven. Pasó por el secundario y ahora está cursando en medicina. Laura, tiene una duda de siempre, sobre la paternidad de Malvina y ya es hora de terminar con la incertidumbre. Fue así que se dispuso a realizar un par de averiguaciones. En el centro de tratamiento de fertilidad, le confirmaron que Alberto, había realizado las consultas pertinentes y el diagnostico fue terminante. El no podía ser padre por una enfermedad congénita. Consternada realizó nuevas investigaciones y nada.
Ante la noticia Laura intenta comunicarse con Juan. La embajada se toma su tiempo para informarle. A la semana recibe el llamado de la embajada de Cuba, le informan que lamentablemente, el mencionado se hallaba en el avión
Sanitario estrellado en Kenia y del cual no se registraban sobreviviente…
OPINIONES Y COMENTARIOS