La certeza de tus conocimientos evade mi verdad, no solo de mentiras seguiré atrasándome, es como si pudiera conocer tu deidad, y es tu retoño al que sigo implorándote.
Como sabía que no ibas a embarcar tu presencia, pues todo hacía pensar de tu alejamiento, y tan solo un peldaño invocó tu ausencia, noté mi interés a ti desde mi nacimiento.
Sabía de tus publicaciones elocuentes y desviadas, simbolizando tus reproches absolutos, no era casualidad expresarme con las miradas, reflejos que solo llegan a producir frutos.
Una canción melodiosa acompañaba mi soledad, aquella que decía : «… No hay tiempo determinado para comenzar a amar…» , no esperaba minutos ni segundos para decir la verdad, acompañando mi tristeza que algún momento podre sanar.
Mas allá de romper mi esquema ordinario, del cual me mantenía delirando y confundido, pude aguantar las penas dentro de mi calvario, donde cada suplica me dejaba advertido.
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