Alargada, casi interminable
es la estela que he dejado;
Mi rigidez, superada por la desgana y la desidia,
languidece fatigada;
se doblega mi voluntad,
negada al constante esfuerzo soportado;
adolecen mis sufridos pies por tantas huellas dejadas en el camino;
corre lenta mi sangre, como mi pensamiento;
por estentóreos,
me aturden los sonidos que mis oídos perciben,
y no encuentro defensa para ignorarlos;
la lentitud es mi mayor aliada, pues en ella me baso para justificar mis tardanzas;
mi horizonte, casi tangible,
es minúsculo y gris;
la pesadez no me abandona y ralentiza mis movimientos…
A pesar de todo,
y se me antoja un todo empañado y leso,
mi estela es mi historia y mi historia es mi vida,
aquello que fui y aquello que viví.
Y agradezco que mi pasado no me acompleje,
pues muchos fueron los errores cometidos,
aunque recompensados con el énfasis que puse en los buenos ratos…
Jugué, reí, soñé, pequé
y, hasta lo indecible, amé,
y el amor me dio ilusión,
fuerzas en las debilidades y creencia para confiar sin motivos.
Alargada, casi interminable es la estela que he dejado,
y recordarla me hace feliz.
OPINIONES Y COMENTARIOS