Soy de esos poetas que le cantan a la vida. Soy escaso, difunto, amargo. Mi nombre se escribe con beso ciego, dulce, derretido. Ando por la vida regalando flores, que se apagan como un disparo que deja huerfano. Soy una palabra desgarrada que llega al corazón. Esté corazón maldito, que siempre sueña lo que nunca será y se va llorando por las calles hechas cenizas. Voy hablar de ella un día oscuro que me habita, cuando estoy solo en la cama cansado de robar ilusiones hambrientas y sepultadas. Abro una carta quemada y descubro rosas blancas. Camino sin mis pies y sólo encuentro restos de un naufragio. «Es el amor» me dice mi madre que me abraza lejana. Estoy sediento, me falta cielo y luna para volver de mi cronica nostalgia. Quiero con un beso encender una estrella y vagar y vagar libremente, como un gato que apaga la luna y la deja sin huesos.
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