Gritos
desde la penumbra
amenazan
ruidos enérgicos
suman
grandezas de antaño
agreden
con lanzas perdidas
como
selvas sus cabezas se engalanan
rumian
su tristeza esquelética
repasan
su gracia oportuna,
monarcas
de ambigua belleza
en
sus reinos proféticos.
De
los dioses bajando
serpientes,
monedas, turbios de huerta,
tremebundos
aspectos perfiles
ocasionales
vestidos de sombra.
Que
el aire meza su oscuridad
hasta
la tiniebla exigente.
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