Te
entregas a este mundo
cada
día, cada tarde, con
la
ilusión rota, repitiendo
el
mismo estribillo, e idéntica
cantinela,
cada vez más imprecisos.
Es
un patíbulo tu mundo
de
donde no pende nadie.
Tierra
lejana, quemadura
que
quema, mas cauteriza
al
rato. Todo lo que, con
tu
mirada, has abierto, cicatriza
por
la mañana. Escarcha y hielo
siguen
siendo tu camino, laberinto
torpemente
construido a la luz
del
día. Maleza, barcos irrisorios
que
cubren parcialmente,
la
quilla rota de tu alma.
©
OPINIONES Y COMENTARIOS