Londres, Inglaterra, 1895
-Cariño, ¿quieres apresurarte ya? Tu padre espera en el carruaje
-He terminado madre, podemos irnos ya – el lord Shaw lucia su impecable traje color marrón, el cual hacía juego con el sombrero alto que su madre le había obsequiado hace un par de días. Quería usar ese accesorio en una ocasión especial y sin duda, aquel día lo era.
– Anne vamos, sabes que detesto llegar tarde – el duque Shaw apresuraba a su esposa e hijo desde ya dentro del carruaje.
– Estamos listos cariño, Harry estaba terminando de alistarse. Ya sabes cómo es cuando se trata de lucir bien en este tipo de ocasiones – se dirige con un tono tranquilizador a su esposo, mientras aborda al carruaje con su hijo siguiéndola detrás.
El carruaje se pone en marcha.
– Y con justa razón mujer, hoy recibimos al Marqués Wilde después de estar ausente en nuestro país – dice frotando sus manos con evidente emoción
– Así es padre, está es mi oportunidad de acercarme al señor Wilde, él podría ser una gran influencia en mi círculo social
– Pero cariño, tú eres muy talentoso por ti mismo, todos en el poblado saben lo maravilloso que eres. Constantemente están halagando y reconociendo tus dotes y conocimientos – la mujer toma la mejilla de su hijo, dedicándole una cálida sonrisa.
– Lo sé madre, y de verdad disfruto el recibir tantas adulaciones, pero no sé si sea lo suficiente para obtener un puesto en el parlamento
– Tener a Oscar Wilde de cercano podría ayudarnos mucho incluso a nosotros, ya sabes, para aumentar nuestro estatus querida – se involucró el conde Shaw
– Ya lo creo Desmond, pero lo que yo quiero decir es que nuestro Harry fácilmente podría conseguir un puesto en el parlamento, no carecemos de nada
– Desde luego cielo, pero ¿no crees que tener el respaldo de uno de los mejores y más importantes escritores del momento facilitaría el proceso? Deberías de pensar en lo relevante que sería nuestro apellido a partir de ello
– Nuestro apellido ya es relevante Des, estamos posicionados favorablemente, no creo que tu ambición nos lleve por un buen camino
– Anne basta – alzó mínimamente la voz – entiende que no todo dependerá de que tan amable te comportes con los demás, debemos adjudicar más reconocimiento
– ¿A qué te refieres con reconocimiento? ¿Acaso el usar a terceros como carnada social cuenta como reconocimiento? – mencionó con un toque de incredulidad
– Tus comentarios están llegando a un límite Anne, basta – se tornó más seria su voz
– Lo único que yo quiero decir con ello es que-
– Hemos llegado! – Suelta Harry con alivio. Su padre suele exasperarse y no termina bien para su madre. Nunca la ha golpeado ni agredido verbalmente de una forma grave, pero en la mayoría de las ocasiones de alguna forma lograba minimizar a su madre. A él no le agradaba eso.
-Llego la hora, es momento de descender – Harry y su padre se apresuraron a bajar primero del carruaje.
– Podrían al menos intentar escucharme – susurra para sí la condesa de Shaw mientras baja de su transporte, arremangando su vestido para que no toque mucho el sucio piso.
El recinto ya comenzaba a llenarse, tantas personas habían llegado temprano, pues claro, nadie se perdería un evento de tal magnitud.
Miércoles 5 de noviembre, era el gran día. Todos sus conocidos, amigos, algunos familiares y toda la alta sociedad en general asistirían a la conferencia que Oscar Wilde ofrecería después de su estadía en Estados Unidos. La familia Shaw no serían una excepción.
Desmond, Anne y Harry eran una pequeña, pero muy distinguida familia de aquella época.
Desmond era un hombre de clase. Venía de una familia de la nobleza, por lo cual tan pronto como se pudo adquirió el título nobiliario de Duque, convirtiéndose así en un miembro de la sociedad aún más distinguido.
Anne Cox era hija de uno de los dueños de una industria textilera, provenientes de la alta burguesía.
Desmond y Anne consumaron su unión gracias a un arreglo entre familias, el cual con el tiempo fue rindiendo frutos y se convirtieron en uno de los matrimonios más importantes y poderosos gracias a la reputación de sus familias.
Después de unos meses, la noticia que todos estaban esperando comenzó a esparcirse rápidamente por toda la población. La duquesa de Shaw estaba esperando un hijo, su primogénito.
Harry Edward Shaw nació un 1 de febrero de 1876. Recibió una excelente educación por parte de su institutriz y cuando tuvo edad sus padres lo ingresaron a una institución para que terminara sus estudios. Además de ser un joven bien instruido en conocimientos, su amabilidad y educación al momento de congeniar con la gente le ayudó muchísimo a formar una maravillosa imagen, sin dejar de lado su evidente atractivo visual, que era su principal protagonismo. Tenía muchos amigos miembros de importantes monarquías y grupos sociales, simplemente todo en torno a él era casi perfecto; su vida académica, familia y amistades, su nivel y estatus social, pero el conde Shaw escondía un gran secreto, secreto del que, si se enteraban, seguramente todos los privilegios y la buena imagen que tenían de él se esfumaría en un instante y definitivamente sus deseos de ser miembro del parlamento quedarían en el olvido, pues estaba claro que a personas como él, no serían bien vistas en un puesto político.
– Andando Harry, tu padre quiere que entres con él – Anne le dio un pequeño empujón a su hijo
– Ya voy madre, estoy avanzando ya, ¿tú no vienes con nosotros? – le cuestionó
– No cielo, esperaré a encontrarme con la tía Alice, tengo algunas cuestiones respecto a la carta que me envió hace semanas – titubeó
– De acuerdo, está todo bien, ¿cierto?
– Si hijo, no es nada, anda ve con tu padre que ya debe estar muy desesperado al no notar tu presencia a su lado – lo apresuró por el camino
– Esta bien, nos vemos en un momento madre – caminó directamente a la entrada del teatro.
Saludando en el acto a la mayoría de personas que se encontraba por su trayecto, Harry seguía avanzando, importándole poco si los conocía o no. En realidad, no le importaba mucho saludar a todo el mundo ahí, había comenzado a apresurar su paso para lograr encontrar a su padre, pero entonces, una voz detrás de él lo detuvo.
– Hey, conde Shaw, ¿lleva demasiada prisa esta noche? – la voz venía cargada con un toque de sarcasmo
El nombrado volteó de inmediato, reconociendo esa inconfundible voz.
Harry era el tipo de joven que atraía las miradas apenas ponía un pie en algún lugar. Tenía tantas chicas detrás de él, buscando pretenderlo. De hecho, era muy extraño para la gente que lo conocía el hecho de que, a pesar de ser prácticamente el hombre ideal, él aún no tuviera alguna chica a su lado. Extraño para algunos, pero afortunado para las damas, pues de verdad era impresionante la cantidad de chicas que iban tras su corazón.
La verdad era que efectivamente, mientras todo el mundo lo miraba, él tenía los ojos puestos en una sola persona. Era como si todo se desvaneciera una vez que esa persona aparecía en su campo visual. Él lo describía como el ser humano más bello del universo, y es que no mentía, sus ojos parecían el hermoso océano azul.
Llevaba tiempo sin verle, hace un mes que había tomado un viaje por asuntos familiares a Alemania y desde entonces no habían tenido contacto. No podían arriesgarse a enviarse cartas, sería muy peligroso que alguien de alguna forma tuviese acceso a ellas, así que decidieron que sería mejor a verse en persona. Ese día sería el día, Louis Allen por fin volvía de Alemania y se encontraría con el conde Shaw, con Harry, su Harry.
– Louis… – dijo en casi un suspiro – quiero de-decir amm amm – se aclaró la garganta al notar que estaba tartamudeando – Lord Allen, que grato es verlo después de tanto tiempo!
– El gusto es para mí joven Shaw, definitivamente sabía que los presentes a este evento seríamos afortunados de disfrutar de su presencia.
Louis estaba sonriendo felizmente, pero en sus ojos había algo, algo que Harry no interpretó como algo bueno.
– Desde luego, las conferencias de Oscar Wilde siempre serán una actividad que no me perdería
– ¿Estás seguro que ese fue el único motivo por el cual te encuentras aquí? – le dedico una coqueta sonrisa
– Basta Louis, estamos en un lugar público ahora mismo – le dijo en voz baja y con un leve sonrojo
– Oh vamos Harry, ¿no puedes admitir que el verdadero motivo de tu evidente emoción esta noche es verme después de tanto tiempo? – rozó su hombro, olvidando las palabras de Harry sobre que estaban en un lugar público
– Maldición Louis, detente ya, alguien podría escucharte – se alejó un poco
– Esta bien, entonces supongo no te importa que me vaya justo ahora – comenzó a caminar del lado contrario a donde se dirigía Harry
– No! Espera Louis – tomo su mano para detenerlo, soltándola al instante de notar su acción – vamos adentro si? La conferencia debe de estar por comenzar y mi padre me quiere ahí – le dijo en una súplica
– Ya está Harry, cálmate, no me iba a ir de verdad, solo bromeaba – lo tranquilizó – Vamos adentro ya, apuesto que tu padre debe estar echando chispas por no encontrarte – se burló
Ambos jóvenes avanzaron hasta estar dentro del recinto. Harry rápidamente visualizó a su padre con una mirada de evidente enojo, lo que le hizo dirigirse a él sin pensarlo.
– Espera Harry – lo detuvo Louis – ¿Podemos vernos al final de la conferencia en el jardín? Necesito hablar contigo…sobre mmm, lo nuestro – esto último lo dijo en un susurro
– De acuerdo, ¿todo bien? Me preocupa el tono tan serio en que me lo pides – se tensó, olvidando a su padre enojado al otro lado de los asientos
– Nos vemos al final, sí? Es mejor que vayas con tu padre ahora mismo
– Bien – Harry camino hasta su padre con la mirada baja, entrando en un trance de completa confusión
– En donde crees que estabas jovencito, llevo esperándote bastante tiempo, ¡no te imaginas lo que acabo de conseguir! – le dijo en un tono bajo pero eufórico, pues la conferencia estaba por comenzar.
– Perdón padre, me encontré con el lord Allen en el camino y no pude evitar quedarme a conversar con él un par de minutos, sabes que acaba de llegar de Alem-
– Si si si, lo sé, pero ese joven sin oficio no es tan relevante en tu vida como lo podría ser una pequeña reunión personal con Sir Wilde al final de su conferencia – ‘te equivocas’ pensó Harry
– Ammm, que dices padre? ¿Una reunión con Sir Wilde? – ignoro lo que su padre dijo sobre Louis
– En efecto Harry, te reunirás con el mismo Oscar Wilde al final de este evento para tener una conversación sobre tener un puesto importante en el parlamento – le soltó orgulloso
Esa noticia en algún otro momento hubiese alegrado de sobre manera a Harry, pero justo ahora no. En esos instantes, en su cabeza solamente había lugar para el encuentro que tendría con Louis después de la conferencia. LOUIS, AL FINAL DE LA CONFERENCIA. No podría reunirse con Louis y Sir Wilde al mismo tiempo, necesitaba decirle a su padre que no sería posible su encuentro con el Marqués Wilde.
– Pero padre, no sé si-
– Guarda silencio Harry, la conferencia a comenzando – le susurró
Estaba perdido. Sabía que la solicitud de Louis para reunirse con él tenía un motivo importante, notó la angustia en sus palabras, pero por otro lado estaba su gran oportunidad con el famoso escritor del momento, sin duda ese sería el primer paso de una amistad que le abriría grandes puertas, más de las que ya tenía abiertas ahora.
Volteó a mirar a Louis y se dio cuenta de que ni siquiera estaba poniendo atención a la conferencia, tenía su vista pegada al piso. Harry se preocupó aún más.
Ya había pasado alrededor de 1 hora y Harry no podía dejar de pensar en Louis, estaba realmente distraído de no ser por el portazo que se escuchó en el teatro.
Dos hombres habían entrado, el que iba al frente se notaba muy alterado, iba echando humo. Detrás de él lo seguía uno más joven que al parecer quería detenerlo.
– QUE ESTA PASANDO AQUÍ? COMO OSAN A INTERRUMPIR A SIR WILDE – El dueño del teatro se interpuso en su camino
– ESTE SODOMITA NO MERECE NINGÚN RESPETO – El hombre apunto a Wilde
Todos en el lugar hicieron ruidos de asombro. Voltearon a mirar la reacción de Sir Oscar Wilde ante a tremenda acusación.
– Le pido atentamente que detenga su tumulto – otro hombre se acercó a la escena
– Me voy a detener hasta que esté blasfemo pague por lo que le ha hecho a mi hijo – el hombre había bajado su tono de voz, sin en cambio su molestia seguía
– En este momento va a argumentar lo que está diciendo, de lo contrario es mejor que se retire de aquí
– Por supuesto que voy a probar que todo lo que diré a continuación es más que cierto – hizo una pequeña pausa y dio un suspiro – Mi nombre es John Sholto, el Marqués Queensberry, y este de aquí – jalo por la camisa al otro hombre que hasta ahora había permanecido en silencio – Es mi hijo Alfred Bruce Douglas, el legítimo amante de su querido Oscar Wilde y exijo sea llevado a juicio – finalizó.
– Ya basta de difamaciones en contra del señor Wilde – el padre de Harry se unió a la discusión.
A partir de ese momento comenzó un enfrentamiento verbal entre todos los asistentes en el teatro contra el Marqués Queensberry.
Minutos después, Oscar Wilde por fin intervino ya muy harto del asunto.
– DETENGANSE AHORA MISMO – Se paró en medio de la sala – SI, ES VERDAD, EXISTE UNA RELACIÓN AFECTUOSA ENTRE LORD ALFRED Y YO, YA BASTA DE ALARIDOS – dijo sin más
Todos en el lugar se voltearon a mirar incrédulos. No creían que fuese verdad lo que estaban escuchando. El famoso escritor, poeta y dramaturgo Oscar Wilde estaba confesado su homosexualidad públicamente.
Si de igual manera la situación ya se había convertido en un lio, la presencia de los bobbies listos para llevarse al marques Wilde por la declaración que acababa de decir, volvió locos a todos. No sabían cómo reaccionar y la mezcla de emociones les causo actuar de forma incivilizada.
Mientras todo el mundo perdía la cabeza, Harry vio correr a Louis fuera del lugar, a lo que su cuerpo reacciono al instante y fue detrás de él, ignorando por completo la gran noticia que se acababa de revelar.
-Louis espera! – le grito con seguridad de que nadie más ajeno a Louis lo escucharía –
Lord Allen detuvo su andar y se giró a observarlo.
-¿Qué sucede contigo? ¿Por qué estas llorando Louis? Dime que pasa – se acerco bruscamente a tomar su rostro
-Eso Harry, eso es lo que pasa – señalo exaltado dentro del teatro aun con lágrimas en sus mejillas
-No comprendo a que te refieres exactamente – lo miro preocupado
Louis suspiro y se dirigió a sentarse detrás de un arbusto perteneciente al jardín del teatro. Harry fue detrás de él.
-Alfred Douglas…él… él es un viejo amigo mío – Louis mantenía sus rodillas pegadas a su pecho
– ¿Alfred Douglas? ¿Qui-quien es él? – titubeo por no comprender
-Es enserio Harry? ¿Acaso no escuchaste nada de lo que paso ahí dentro?
-Lo siento, yo solo-
-Agggg – se quejo Louis con evidente enojo mezclado aun con el pánico – NOS DESCUBRIERON HARRY! ¡ELLOS LO SABEN TODO AHORA! ¡ELLOS SABEN QUE NOS AMAMOS! ¡LO SABEN Y NO PODEMOS HACER NADA PARA DETENERLOS! – se rompió a llorar
Harry estaba estático. No, no no no y no, nadie podía, no podían enterarse de todo, era imposible, rotundamente no.
-Q-que dices? Podrías explicarme lo que acabas de decir, Louis… L-louis mírame… LOUIS MIRAME Y EXPLICA LO QUE ESTAS DICIENDO – Harry había entrado en pánico, un miedo incontrolable lo invadió.
-Deja de gritar por favor y cálmate- le dijo sollozando, limpiando las lágrimas de sus mejillas.
-Escucha lo que estás diciendo… ¿Cómo quieres que me calme después de lo que me has dicho? – dijo en un hilo de voz, lo miraba con los ojos bien abiertos y con lagrimas amenazando salir de ellos – P-por favor Louis, dime por que has dicho que nos descubrieron
-Si Harry, nos han descubierto y todo es mi culpa – sorbio su nariz – En el viaje a Alemania, lord Alfred y su familia nos acompañaban. Cuando íbamos de regreso en el tren, yo mantenía una conversación privada con Alfred. Hablamos sobre muchas cosas personales, incluyendo nuestra vida amorosa – hizo una pausa para mirar a Harry, el cual lo escuchaba estupefacto – El me confeso sobre su atracción a los hombres, lo cual logro transmitirme un aura de confianza, y por eso mismo yo le conté sobre lo nuestro. Justo cuando termine de hablar su padre apareció muy alterado, demostrando evidentemente que nos había escuchado – sus lagrimas comenzaron a salir de nuevo – inmediatamente me ordeno que me fuera y yo con mucho miedo Sali corriendo. Creí que le diría a mi padre, pero no lo hizo, lo cual me sorprendió muchísimo pero ahora me doy cuenta del por qué. Él quería humillarme públicamente, así como lo hizo con ellos – finaliza su relato
Harry no podía creer lo que estaba escuchando. Su vida se había jodido, todo estaba completamente jodido y no podía hacer nada para cambiar el destino que le esperaba… oh sí?
-El padre de ese chico del que hablas es ese hombre que entro a interrumpir la conferencia? – tenia la vista al frente, la mirada perdida con sus ojos clavados en algún punto fijo
-Si… es el
-De acuerdo, solo ve a casa Louis, ve a casa y no le comentes nada de esto a tus padres – le dijo tranquilamente
-P-pero Harry, ¿q-que vamos a hacer? – lo miro con miedo
-Tranquilo muñeco, todo va a estar bien, tu solo confía en mi – limpio la única lagrima que su ojo izquierdo derramo
-Harry, estas seguro? Se que temías que esto pasara ya que tu imagen se arruinaría y-
-Ya basta Louis – su voz salía con una inquietante tranquilidad – ni tu imagen ni la mía se verán afectadas por esto. Ve a casa a descansar, veras que todo se arreglara y de eso me encargare – le sonrió ladinamente mientras acariciaba su mejilla
Sin meditarlo más, Louis se levantó del suelo decidido a marcharse de ahí, haciendo caso a Harry confiando en que todo estaría bien, dispuesto a llegar a casa y tomar una larga siesta con la esperanza de despertar y descubrir que todo había sido una horrible pesadilla.
A la mañana siguiente…
El golpeteo en su puerta logro despertarlo. Tenia un terrible dolor de cabeza debido a su llanto que no seso en toda la noche.
-Adelante – indico para que entraran a su habitación
-Buenos días lord Allen, disculpe las molestias, pero su padre me envió a despertarlo ya que considero que era muy tarde para que siguiera en la cama – le dijo su mayordomo – le dejo su taza de té y el periódico del día de hoy. Tal vez le interese leer el estelar del día, me retiro, con su permiso – le hizo una reverencia y seguido se marchó, dejando a un Louis muy confundido.
Miro a su alrededor. El ambiente parecía tranquilo, los pajarillos cantaban y el sol relucía mas que otros días, todo estaba extrañamente bien. Se levanto de su cama y se dirigió al baño. Miro su reflejo en el espejo y pudo notar sus ojos hinchados y levemente rojos. Tanteo su rostro mientras recordaba el motivo por el cual se encontraba en ese estado. Toda la noche le sirvió para pensar e idear planes para tratar de solucionar el problema, pero no encontró uno mejor que alejarse del lugar; Tal vez salir del país, o del continente o que mejor que salir del planeta, bromeo.
Un golpe aun mas fuerte que el de hace unos momentos lo hizo salir de su trance.
-Louis, es mejor que salgas ahora mismo!, ¡nuestro padre nos quiere reunidos a todos urgentemente en el salón principal ahora mismo – la escandalosa voz de su hermana resonó a través de su puerta – Ah! – se acercó de nuevo – tu amigo Harry se encuentra abajo buscándote
Louis palideció. Salió corriendo del baño tropezando con su pequeña mesa ratona haciendo caer el periódico y sobre este el te que su mayordomo le había traído. Rejunto la taza y el manojo de hojas mojadas. Las iba a poner de nuevo sobre la mesa sin hacerles mucho caso, de no ser por las grandes letras negras que ocupaban el encabezado: “ES ENCONTRADO MUERTO EL MARQUES QUEENSBERRY, EL GRAN PROMOTOR DE LAS NORMAS DEL BOXEO”
La fina taza de porcelana cayo al piso.
Sin poder controlar sus actos, Louis salió de su habitación y se dirigió a la planta baja, importándole poco que aún se encontrara vistiendo su ropa de dormir.
-Louis hijo! Que bueno que bajas, el cond – se detuvo al notar el estado en que Louis se encontraba – Pero que te sucede? ¿Por que sigues en esos trapos? Oh cielos Louis Allen mira tu rostro, seguramente es porque ya has leído la noticia, cierto? Todo estamos igual de sorprendidos que tu hijo, de verdad es lamentable lo que ha pasado – Louis bajo el último escalón.
-Ya lo creo padre – se coloco a un lado del mencionado, el cual se encontraba justo frente a Harry, al cual no le quito la mirada desde que lo visualizo mientras bajaba las escaleras.
-Como te decía hijo – lo abrazo de lado por los hombros – el conde Shaw ha venido hasta aquí para darme personalmente la noticia, al parecer él fue testigo de la masacre de la cual el padre de Alfred fue víctima, no es así Harry? – lo miro con una mirada de entre lastima y preocupación
-Así es, yo he sido testigo de todas las atrocidades que han terminado con la vida de su viejo conocido – hablo por fin Harry, con un tono de inocencia que solo Louis sabía que era falsa…
OPINIONES Y COMENTARIOS