No prometas que no me olvidarás. Pues las promesas son duras piedras que no podrás cargar. El amor es la celeste promesa que el viento no puede arrasar. Hagamos un trato, seamos amantes del olvido, juremos que sólo seamos un sueño, así será más fácil seguir nuestro andar. El amor en nosotros fue en vano, pues no llego a ser una flor de cristal, que en la vida se vuelve amar para recordar. Sólo fuimos una huella en el mar. Un sendero olvidado que ni la más bella poesía pudo recatar.
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