Para cuando ya no estemos juntos.

Para cuando ya no estemos juntos.

Suzu

13/05/2022

El amor viene en muchas formas, tamaños, intensidades, texturas, aromas y sensaciones.  A veces el amor se extiende tanto que es difícil saber cuando estas dando de más, ¿Cuánto amor es equivalente a lo que siento?, ¿Cuándo parar? ¿o seguir?.

A veces olvido que ya no somos, así que me pierdo en mis pensamientos, tratando de pensar en cuando fuimos. Entonces regreso al lugar donde comenzó…

Aún lo tengo presente, es uno de los recuerdos más vívidos de mi mente, aún recuerdo el sol que se posaba sobre nosotros, el viento que soplaba cada tanto, los murmullos a mi alrededor, el grupo musical tocando baladas de los 80s y a él sentado debajo de un gran roble, con una calma que resultaba irónica en contraste con el ruido que lo rodeaba. Supongo que esa fue una de las razones por las que lo seguí mirando, trataba de descubrir sus pensamientos. 

Pasé casi 20 min escaneando cada elemento que me ayudara a recordarlo, su cabello negro al que se le hacían algunos remolinos, sus enormes lentes, con armazón negro, su sudadera blanca, con pantalones de mezclilla que tenían un dobles del lado derecho y sus deportivos verde fosforescente que eran casi inolvidables. 

A partir de ese momento lo encontraba con frecuencia, en la biblioteca, entre los pasillos, cerca de los baños, afuera de los salones, en la calle cerca de la escuela, en la parada del autobús, platicando con amigos, debajo de la lluvia, en los días nublados y cuando llegaba muy temprano a clases. 

Pasaron meses y un día finalmente compartimos una clase, al verlo mi corazón se descontrolo, no podía crees que ese encuentro fuera real, finalmente supe que teníamos la misma edad, que cumplía años 2 meses después de mi, un día 12 y su nombre era, angelical literalmente se llamaba Ángel. Terminé sentándome atrás de él.

Desde ese lugar podía ver su hermoso perfil junto con sus largas pestañas y su lunar cerca del ojo derecho, escuchaba los chistes malos que contaba, las veces en las que se agachaba para comer, incluso cuando se quedaba dormido en medio de la clase. Afortunadamente nadie lo notó, nadie sabía de este sentimiento que guardaba, porque si lo contaba, tal vez dejaría de pasar o él se enteraría y hasta ese momento las únicas palabras que habíamos cruzado eran «dejaron tarea» y «me prestas una goma»

Finalmente un día hablamos más de 2 frases y después todo fue fluyendo hasta el punto de pasar cada momento del día juntos. Nos unimos tanto que parecía extraño no vernos juntos, eramos complemento uno del otro. 

Bailábamos una danza que nadie mas conocía, éramos como dos mezclas que se unían de a poco y se fundían…pero después…después…de a poco los pasos fueron otros y podía ver las materias separándose las mismo ritmo que nosotros.

Tal vez la razón por la que no puedo superarle es porque sigo recordando los buenos momentos, pero solo así no duele tanto su partida.  

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