Aun recuerdo esa noche

Aun recuerdo esa noche

Ariel Neumayer

13/05/2022


Aún recuerdo esa noche… ¿viste esas noches que por más años que pasen, solo con cerrar los ojos sentís hasta el aroma que te envolvía en ese momento?  Bueno así.

Recuerdo que llevábamos poco tiempo juntos, pero parecía que nos conocíamos de toda la vida. 

Esa noche fue a mi casa. Aun recuerdo que fue nuestra primera noche juntos.

Luego de cocinar y reír mientras tomábamos algo nos invadió el deseo que ya mas no se podía contener, y esa noche por primera vez hicimos el amor.

Claro está que fue hermoso, mágico y todas las cualidades que alguien le puede poner a un momento tan hermoso como ese. 

Pero algo raro paso. 

De pronto no entendía por qué luego de que lo hiciéramos, me beso en la frente, se volteo y me dio la espalda como lista para dormir. 

No entendía que pasaba. Me empecé a preguntar en mi cabeza si dije o hice algo mal.

Ese silencio me incomodó, así que decidí preguntarle que le pasaba.

Recuerdo que se giro, me miro como sorprendida y me dijo “pensé que ibas a dormir”

Sinceramente no entendía que estaba pasando, pero recuerdo que le dije… «¿Dormir? Dudo que pueda dormir ya que no puedo dejar de mirarte y desear volverte a besar».

Entre sonrisas tímidas y miradas que hablaban, note que ella me escuchaba y me veía como intentaba poner en palabras las mil cosas que sentía y me hacían bien de ella.

Para no incomodarla, incluso hice chistes y cosquillas. Jugaba a inmovilizarla con mis brazos y giros en la cama incluidos que hacían liberar más risas aun.

De pronto éramos dos personas jugando y besándose con una pasión que no puedo poner lamentablemente ahora en palabras.

Me levanté, busqué mi celular y pedí helado, porque andaba con antojos de algo dulce y de paso, pensé que sería una buena idea comerlo mientras mirábamos alguna película juntos. Propuesta que a ella le encanto.

Minutos después sonó el timbre.

“¡Llego el helado!” grite desde la puerta mientras ella se terminaba de bañar. Así que apresuro su marcha y salió del baño.

Yo ya la esperaba con el helado listo, la película en pausa lista para comenzar y una frazada para taparnos en el sofá mientras la veíamos.

Puse la película, reímos, comimos todo el helado, nos abrazamos, nos tapamos, nos destapamos, nos volvimos a reír y así hasta el final de la película.

Luego volvimos al cuarto, y al acostarnos la tome fuerte con mis brazos para que no solo la sabana la abrace, y con besos en el cuello notaba como de a poco se iba durmiendo.

Pero de pronto algo nuevo paso.

En el momento en el que ya casi me dormía, comencé a sentir que ella lloraba.

No entendía que pasaba. Nuevamente la situación me era difícil de descifrar, mucho mas aun me costaba pensar que hacer. Mi cabeza no entendía nada.

En un momento pensé dejar los ojos cerrados como los tenía y hacerme el dormido para que ella pueda descargar su llanto sea cual sea la razón, pero a la vez no podía dejar de sentir que debía contenerla.

Obviamente no me contuve, abrí los ojos y le pregunté que le pasaba.

Ella se sorprendió porque creyó que yo dormía y casi de la misma forma me encontraba yo sorprendido porque no podía creer que incluso llorando era hermosa.

La abrace fuerte, se recostó entre mis brazos y casi en silencio la sentía llorar en mi pecho.

Luego de unos segundos levanto la mirada y me explico el motivo de sus lágrimas, las cuales, según ella, no eran de tristeza sino de felicidad.

Yo en ese punto ya no entendía absolutamente nada, por lo que ella al verme asi, me explico que hacía mucho tiempo que nadie la trataba así, que nadie se preocupaba de su bienestar, de su placer, de reír, de no tener que girarse y dormir luego de hacerlo, como dos desconocidos, que se puede seguir riendo, disfrutando, que se puede seguir deseando la compañía luego del sexo, que no se sentía tan cuidada desde hacía mucho. 

Ahí entendí todo.

Entendi que vivimos en una sociedad de migajas donde la gente da lo poco y lo justo por miedo a dar mas y sentirse vulnerable, donde el que se enamora pierde como dicen por ahi, donde solo importa el placer propio, donde nos estamos convirtiendo en solo objetos para el otro y poco nos importa sus sentimientos, donde lo sexual vale mas que un abrazo al dormir y un beso en la frente al despertar.

Es fácil quitarse la ropa y tener relaciones, pero abrirle tu alma a alguien, permitirle entrar en vos y que conozca tus miedos, tus pensamientos, tus sueños, tus defectos y virtudes, eso sí que es estar desnudo.


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