Otra carta sin destino.

Honestamente no sé qué hago aquí de nuevo, repitiendo las mismas palabras que han cruzado por mi mente durante días, sino es que durante semanas. Como siempre, hay momentos de gloria, momentos hermosos, momentos que los sentiré el resto de mi vida. Pero también habitan en mi los días grises, oscuros, donde mis pensamientos me atormentan como un rio en un día de lluvia; si prestas atención puedes escuchar como el arroyo de agua que va como un conjunto, como uno solo, se parte, se rompe y sigue fluyendo, pero en caminos separados, el lio que genera, toda esa corriente, plasmada en sentimientos, de los más profundos que tengo, se refleja en mi sonrisa, en mi mirada, que aunque bien sigue siendo la misma, su esencia es diferente, aquel brillo que por mis ojos relucía al mirarte, no está. Se ha ido, y a cambio solo miro.

Tu partida fue el acto que me condujo a lo que soy hoy, pero honestamente no sé si me gusta; un día me encontraba en mi mundo perfecto, imaginando aquella casa de nuestros sueños, con aquel tono de voz tierno e ilusionado te mencionada cada detalle que quería, hasta lo más diminuto, y era porque realmente soñaba con tenerlo a tu lado. Fantaseaba con aquella familia, con un vestido, e incluso hasta con el repertorio completo para “nuestro día especial”, viaje hasta la luna con cada palabra, sin si quiera mover un dedo, simplemente lo hacía al compás de tu voz, que si bien no era delicada, conmigo era diferente.

Tu partida es un tema que me genera controversia, en lo profundo de mi ser sabía que un día te irías, que un día simplemente ya no seríamos, pero el amor que corría por todo mi sistema me pedía que fuera eterno, me gritaba que era contigo.

Las mañanas, al despertar a tu lado era de mis partes favoritas, mirarte mientras dormías, escuchar tu respiración y tus latidos me generaban paz y tranquilidad en mi miente llena de caos, el escucharte pronunciar un “buenos días mi amor” con tu voz ronca de recién levantado hacia que el amor que te tenia se multiplicara por diez, por cien, o por mil.

Me enamoré del ser imperfecto que eras, me enamoré de tus detalles, de tus palabras, incluso me enamore de tus defectos, porque todo era esencia tuya, no hubiese cambiado ni un gramo de ti por nada de este mundo ni de otro; por la sencilla razón que para mí, tú eras más que un mundo, más que la galaxia en sí, no existen las palabras correctas para plasmarte todo lo que pienso y siento, pero a mi percepción considero que te lo demostraba con cada gesto, con cada acción, sin duda alguna te di todo lo que tenía e incluso lo que no tenía, porque sentía que lo encontraba todo cuando al mirarte te mostrabas feliz, cuando sin palabras y sin voz me gritabas que eras afortunado de tener lo que en su momento gozabas.

No hayo explicación coherente y sensata para responder a la incógnita de ¿por qué te fuiste? ¿Por qué decidiste dejarme en este mundo de fantasía? Si bien erramos, siempre peso más el amor que nacía de nuestros interiores, aquel amor que pensé que tenía raíces fuertes, aquel amor que jure jamás se iría, desafortunadamente hoy no está, y no por decisión propia, no porque ya no sintiera en mi fluir todos los sentimientos que con el corazón en la mano te expresé que sentía hacia ti. No fue así, yo solo fui aquella niña que la vida le arrebato al ser que amaba, sin más, sin oportunidad de nada, quede frágil como bebé, como las alas de una mariposa, que al mínimo tacto se rompe. Solo vi cómo te ibas, como más de 2 años de mi vida se iban en un momento, cerraste la puerta y me dejaste allí, con los ojos llorosos, con mi pensamiento hecho una tempestad, con mis sentimientos confusos, te fuiste, no miraste atrás, por lo que me sentí en la obligación de corresponder de la misma manera, de respirar para sobrevivir, porque la vida, mi vida, te la llevaste, me la arrebataste con un par de palabras, te llevaste mi ilusión de una familia, te llevaste mis ganas de continuar día con día, te llevaste todo, y ni te diste cuenta.

Como te menciona hace unas líneas, realmente no sé si me gusta la persona que soy en este espacio temporal, no creo ser la mejor versión de mí, y me asusta que no quiero serlo, solo me concentro en cosas terrenales, en cosas materiales, escondo mi temor de vivir en soledad con compañías vacías, con objetos sin sentido, con actividades sin fines, escondo a aquella pequeña asustada, cabizbaja y con ojos llorosos atrás de una persona fría, una persona superficial que si bien se le puede mirar con alguien, dentro de ella sabe que no es su lugar.

No le tengo miedo a la muerte, no me asusta, siempre he tenido la curiosidad de saber que hay más allá de este cuerpo físico, no me siento a esperarla, pero no me molesta si es que llega, a lo que si le tengo pavor es sentirme sola, haciendo énfasis que no es lo mismo estar sola, que sentirse sola… a mí me da miedo lo segundo, me aterra que aquella mascara que me puse para enfrentar el dolor de tu partida, me coloque en una situación de soledad, que si bien puedo estar acompañada, no sentir que lo este. Es muy temprano para decir que no encontrare otro amor, porque mi corta edad me permite seguir explorando, la cuestión en curso es la siguiente… no quiero explorar, no quiero a otra persona, me da pereza el volver a iniciar de cero y no porque piense que las demás personas no merecen o no son dignas, sino porque me da miedo el quedar descubierta nuevamente, el volver a sentir un vacío dentro de mí que no lo lleno con nada, volverme a sentirme sin ganas, pasar por otro duelo, no quiero. Aunque estoy consciente que es parte de la esencia de la vida, es lo que estoy evitando a toda costa, enamórame, no está en mis planes futuros, lo que sacrifica otros planes que anhelaba contigo.

Me siento perdida, como en un limbo del cual no puedo salir, pensamientos confusos, posturas basadas en nubes, ¿Qué es lo que debo hacer ahora? ¿Cómo se supone que tengo que salir de este agujero? Noches pensando y divagando, con estas dos preguntas impregnadas en mi cabeza, mi mente no las suelta, se aferra a ellas como si fuese un flotador en medio del mar, como si fuera la última esperanza de sobrevivir al vacío. Se aferra tanto que las noches pasan a ser eternas, las horas pasan, la oscuridad de la noche se apodera cada vez mas de cada espacio, y mi mente sigue prendida, sigue generando mil escenarios para situaciones que probablemente jamás pasaran, para cosas que ya viven y perduran en el pasado, las cuales son imposibles de alterar.

Sigo pensando en aquel día, tu mirada y tu silencio fue el que me mato, el que me metió a este limbo, trate de prepárame, de imaginarme lo peor, pero en mi yacía la esperanza de que tu ser y el mío estuviesen destinados a estar juntos en esta vida.

Los días continuaran pasando, como bien te mencione, la vida sigue y no se detiene para nada y para nadie, sigo aquí, sigo sobreviviendo tratando de superar esta perdida, estoy en busca de mi camino, pasando por alto mis sentimientos, encerrándolos en una caja de madera como su fuesen cualquier objeto sin valor, porque me cuesta entender como sanar, prefiero mirar hacia otro lado e ir olvidando poco a poco está herida.

Sinceramente pensé que pasaría más tiempo para verte con alguien más, mi corazón no estaba preparado para eso, no después del amor que me juraste, reafirmándolo con tu mirada, con tus ojos cafés y brillantes. Después de mil piedras en nuestro camino deduje que podríamos con todo, tristemente todos los obstáculos que imagine eran externos, y la última piedra, la que le puso un punto final a esa historia, fuiste tú.

Sin más, se terminó, para algunos buen final para otros, triste, para otros irrelevante, pero para este individuo en particular tormentoso.

Ve y vive, se feliz, el amor que proviene de lo más profundo de mi corazón te desea lo mejor, siempre ha sido de esa manera, y si bien no puedo estar tangible en ese momento, quiero que triunfes, saber que eres realmente feliz conduce a que una parte de mi este en calma.

Espero en otra vida encontrarte, coincidir y perdurar; por el momento lo que me queda son los recuerdos de lo que un día fuimos, pequeños fragmentos que si cierro mis ojos se sienten tan reales, tu olor es el que pronto se desvanecerá se lo lleva el viento y lo extrañare, tu voz de igual manera la olvidaré y solo quedara una laguna en mi mente.

Me hubiera encantado que este cuento tuviera otra conclusión, poderla contar a tu lado a un pequeño ser que hoy no existe, pero no es así, y lo único que tenemos en común, es que seguimos viendo la misma luna.

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