Un día en clase, Lucas preguntó a la profesora: «¿Qué haces tú en este mundo, y para qué existes?» La profesora le miró y le dijo: «Amo, instruyo y sirvo para que mis alumnos sean capaces de crear un mundo mejor para todos…»

«¿Y tú?»

Lucas regresó a casa pensando en ello. Pero no hallaba respuesta. Buscó en internet y halló que ni un ordenador podía responderla, y una vez más, Lucas suspiró.

Al día siguiente, Lucas le confesó a su maestra que no lo sabía.

Y la maestra le dijo, sonriendo: «Busca en tu interior y entonces hallarás las respuestas a tus preguntas.»

Lucas le contestó: «Ya he mirado en mi interior.»

La profesora suavizó su voz y le refutó: «No has buscado bien. Debes pararte un momento y contemplar por qué te levantas cada día, qué te mueve a hacer lo que haces, por qué estás en este mundo, qué buscas conseguir en él.»

Lucas tardó muchos años en hallar eso que estaba buscando, pero cuando lo hizo, sintió plenitud, y alivio.

Desde ese día, cada vez que tenía dudas, repetía en su cabeza las palabras que tanto esfuerzo le había costado encontrar:

«Amo, siento, comprendo, ayudo… Existo porque soy el futuro: aunque sea el mas pequeño, aunque sea insignificante, soy el futuro del mundo.»

Bueno en realidad todos lo somos.

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