Sueños que reflejan
Capítulo 1: Santiago
Santiago abre los ojos y empieza a mirar a su alrededor otra vez, se fija si algo ha cambiado, pero ve que no. Otra vez solo un mueble con varios objetos, mira detenidamente una botella vacía que estaba en la parte de arriba, que por alguna razón le generaba mucha inquietud, al lado ve unas cuantas gotas de un líquido rojo que no sabía ni podría decir con certeza que era, pero a Santiago algo de eso le genero demasiada impresión, incluso haciéndole girar la cabeza hacia atrás por el asco, ya no veía el líquido rojo, pero a su vez tampoco veía algo, solo oscuridad. No ve el suelo que pisa ni las paredes que lo rodean, solo existía ese mueble que tanto le desagrada, mientras más lo mira más empieza a percatarse de un nauseabundo olor, este empieza a ser cada vez más y más, tanto así que Santiago se empezó a marear de tan asqueroso que era, dando un salto y levantándose de la cama.
– ¡Por dios! Ese sueño asqueroso de nuevo -exclamo Santiago- apenas despertarse.
Incluso la madre desde otra sala logra escuchar el grito de Santiago, corriendo y entrando preocupada a la habitación preguntando por él, pero Santiago simplemente responde – perdón, no fue nada, tuve una pesadilla – y ella dice – hay por dios hijo ¿quieres darme un ataque al corazón acaso? -mirándolo con cara de preocupación -.
Después de ese contratiempo Santiago desayuna y se prepara para ir a la escuela, se despide de su madre y le da un beso. Santiago empieza a caminar directo a la escuela, para su suerte, esta se encuentra a apenas unos minutos de su casa. Él llega, se dirige a su salón y se sienta en el mismo lugar como de costumbre. Santiago no era un chico de muchas palabras, ni de muchos amigos, apenas se hablaba con 1 o 2 chicos, aun así, a él no le molestaba, disfrutaba de su tranquilidad.
Cuando suena el timbre para salir a descansar, Santiago sale al patio y se dirige a comprar algo en la tienda de la escuela, pero antes de que pudiera hacerlo ve como se acerca el chico que lo solía molestar -si viniste para molestar, mejor me voy- le dice Santiago apenas se le acerca – ay… ¿yo? No creas, vine a ver a mi amiguito – él chico responde en tono burlón -, aunque Santiago sabía que él solo venía a molestar – en serio, no estoy para jugar ahora -le responde alejándose sin darle tiempo al chico para actuar.
Aquel chico que se acercaba a Santiago, ni siquiera solía disimular, todos se daban cuenta, pero nadie hacia nada, ni siquiera los profesores llegaban a hacer algo realmente. Santiago se quejó varias veces, pero al final todo terminaba en nada, los directores no querían provocar a ese chico o siquiera la idea de llamar a sus padres, no sabían exactamente quienes eran, pero si sabían que su padre era abogado, y preferían ahorrarse ese tipo de problemas.
El chico siguió a Santiago un rato después – oye ¿porque te vas eh? No te hagas el tarado conmigo eh – le dijo a Santiago acercándosele enojado, esta vez Santiago más asustado no lo quiso provocar más – pe… perdón, no lo decía en serio – le dice Santiago -, esperando que ese chico no le haga nada – ¿perdón? No es tan fácil, ahora te la voy a devolver – le contesto a Santiago.
Para suerte de Santiago, el timbre toco, y todos volvieron a sus salones, además de que, ese chico que lo molestaba era de un grado superior asique no había mucho que pudiera hacerle en esos momentos.
Un rato después las clases terminan y Santiago se dirige a su casa, pero antes pasa por al lado de ese chico, y él le dice al oído – mañana serás mi perrito – Santiago no entiende a lo que este se refiere, pero lo noto en su cara, sea lo que sea, no sería nada bueno. Con algo de miedo Santiago llega a su casa, donde lo esperaba su madre, pero este no la saluda ni le da un beso como de costumbre, ella al ver a su hijo, siente que algo malo le pasa, entonces le pregunta – ¿todo bien? – a lo que el responde – si ¿por? – aunque ella pensaba que le pasaba algo, no sintió que le estuviera mintiendo asique simplemente le respondió – no, no es nada – dejando el asunto ahí. Rato después Santiago va a comer para luego acostarse a dormir.
– Otra vez aquí… – dice Santiago, se dirigió de nuevo al mueble, pero no veía que hubiera algo nuevo, la misma botella, las gotas rojas y alguna otra cosa sin importancia, fijándose a ver si encontraba algo más, se percató de que esta vez el mueble tenía un pequeño cajón, lo abrió para ver que había, pero lo único que encontró fue el pequeño peluche de un perrito. Santiago empezó a recordar lo que le dijo aquel chico afuera de la escuela “Mañana serás mi perrito” ahí fue cuando Santiago se empezó a preguntar, si en ese lugar se encontraba lo que le generaba inquietud, no tenía pruebas, pero era lo único que se le ocurrió.
Capítulo 2: Hernán
– Tráeme otra Hernán – le dice a su hijo -, Hernán le dice que ya bebió mucho, y él le exclama – ¡yo sabre cuando es mucho! asique apúrate -Hernán se fue a buscar la botella para su padre, pero cuando estaba volviendo este se tropieza y deja caer la botella al suelo, – ¡tarado! Para que te mando si vas a tirar todo -, este se enoja tanto que llego a golpear a su hijo en la boca, para luego mandándolo a su cuarto. Hernán cuando se acuesta en su cama ve que la mancha del líquido rojo que sale de su boca, no estaba sorprendido, no era la primera vez, acostumbrado, simplemente se va a dormir.
– esta tan vivo… -Un lugar lleno de plantas y vida, donde la luz de la luna recorría cada esquina de esa pequeña habitación, en una de las paredes había una pequeña mesita de luz con una lamparita, encima había muchas cosas, cosas que Hernán jamás había tenido, pero él se concentró en solo una cosa, había una pequeña foto, ahí estaba un chico, su madre y padre, Hernán notaba la felicidad en esa foto, pero eso a él solo le generaba una cosa… odio, más sabiendo que era algo que el jamás tendría.
Hernán se despierta, se levanta de la cama, se limpia la boca, y se cambia para ir a la escuela, antes de hacerlo ve a su padre entrando a la casa, Hernán le pregunta donde había estado y este le responde – a ti que te importa, fui a deshacerme del perro que tu trajiste a la casa -. Hace unos días Hernán había traído un perro que encontró herido a unas cuadras de su casa, él lo había estado cuidando hasta que el perro empezó a sentirse mejor. Para la mala suerte de Hernán, su padre solía hacer cosas así, sabía que no podía decir nada al respecto así que simplemente se quedó callado con el enojo guardado y se fue a la escuela.
En la escuela, Hernán siempre veía al mismo chico de la imagen de su sueño, eso le generaba aún más rabia, empezó a desquitarse con él molestándolo cada vez que podía, pero cada vez lo hacía más y más, y nadie hacia nada al respecto…
Capítulo 3: Reflejo
Santiago se despierta y se intenta preparar para ir a la escuela, pero no pudo, se notó desorientado, empezando a caminar errante para segundos después caer desmallado en el suelo, Su madre que escucha el golpe de su cabeza contra el suelo, va a su cuarto cuando lo ve tirado pero justo Santiago pudo recuperar la conciencia y empezar a levantarse con ayuda de su madre. Santiago dijo que no sabía porque se calló, pero que le duele la cabeza por el golpe, pasándose la mano por la cabeza siente húmeda la cabeza, cuando se ve la mano, lo noto, liquido rojo en la palma… como la herida resulto ser algo grave, Santiago estuvo un par de días sin ir al colegio, pero más temprano que tarde volvió a ir.
Santiago estaba en la escuela, pensando en Hernán con algo de miedo sin estar muy seguro de porqué, sabía que algo le generaba inquietud, y más aún desde que se desmallo. Suena el timbre y Santiago sale al recreo. Ahí estaba Hernán, esperando a Santiago, aunque este se notaba mucho peor de lo normal, estaba golpeado, con moretones por la cara, los brazos, las piernas y demás extremidades, pero más que eso, estaba terriblemente enojado. – ¿porque tardaste tanto en volver eh? -le dice Hernán muy enojado refiriéndose a los días que estuvo sin venir -, aunque Santiago pensaba en no decir nada por esa inquietud perpleja que tenía, talvez al ver a Hernán en una situación más débil se animó a responderle, – ¿y a ti que te importa porque tardé? -. Con esta respuesta solo logro que Hernán empezara a enojarse aún más, mirando a Santiago fijamente con una mueca en su rostro, exhalando fuertemente por la nariz. Santiago se estaba por ir hasta que Hernán se acerca y sin intercambiar palabra alguna, le da un puñetazo en el estómago dejando a Santiago tirado en el suelo, todos pudieron presenciar eso, incluso los profesores y directores, nadie hacia nada, e incluso alguno se reía de Santiago. – ¡VOS SOS UN PERRO Y DE ACÁ NO SALIS! – exclama Hernán -, Santiago intentando levantarse del piso, intenta razonar con Hernán para que parara, pero este le dice – tu eres mi perrito y yo hago lo que quiero contigo – y antes de que Santiago si quiera pueda responder, Hernán le da una patada en el rostro y luego otra, y otra y otra, dejándolo casi inconsciente en el suelo sangrando. Se tardaron más de lo que uno esperaría en llegar los profesores a sacar a Santiago de ahí y tratarle las heridas. Hernán, no dio un paso más, se quedó perplejo, casi sin creerlo, viendo el líquido rojo en el suelo, y se acordó de si mismo por un momento…
Santiago estuvo días sin poder ir a la escuela, pero no le importaba, su madre decidió que ya no iría más a esa escuela, por la otra parte, Hernán, obtuvo una suspensión de algunas semanas. Unos días después del suceso, la madre de Santiago fue a la casa del padre de Hernán para arreglar sobre los problemas con su hijo, pero cuando llega, pudo presenciar desde lejos, por la ventana, vio a Hernán con su padre y supo porque Hernán era así como era. La madre de Santiago denuncio el suceso y Hernán se fue a la casa de unos familiares que tenía para estar lejos de su padre, que lo tratarían mejor.
Los meses pasaron y Santiago no había tenido más esos sueños que solía tener, pero un día cualquiera, al dormirse, vio el mismo lugar, la misma sala, el mismo mueble, pero esta vez, ya no había botellas, ni liquido rojo, tampoco olía asqueroso, Santiago lo sintió como un lugar calmado, pero, aunque Santiago creía haber encontrado ya el significado de la habitación, aun así, estaba feliz, incluso después de todo lo que él le hizo…
Esta, no es una historia con un final feliz, ni un final que te llene, es un final, en el que por culpa de unos profesores que no hicieron nada, directores que antes que ayudar preferían no meterse en problemas y unos compañeros que, en vez de hacer algo, preferían reírse… pero, también es una historia que muestra no solo el trasfondo del que sufre bullying, sino también de él que lo hace, donde no es solo blanco y negro, donde no solo hay una víctima.
Como dijo mi mamá una vez “no hay malos chicos, solo malos padres, porque ellos son nuestro reflejo”.
Tema: bullying o acoso escolar
Título: Sueños que reflejan
Seudónimo: Mirror
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