Maldita sea la ocasión en la que de mis labios no salió decirte que sí.
Pero el solo imaginar dentro de mis entrañas que podría dañarte, hace que se esfumen entre las contaminadas brisas de un terror sin final, porque no pretendo traerte amarguras, pero tampoco darte la total perfección, mientras pueda ser evitada la desgracia, lo haré para salvarte.
Te he escrito tanto en distintas ocasiones, que no logro entender el porqué de tus preguntas, eres mío y yo tuya pero las preguntas son vacías si el sendero se incendia en plena lluvia. Te he escrito tan explícito y claro como si de las Aguas de Noruega se trataran, eres la ventana del alma mía, cariño.
Maldita sea la ocasión en que no pude decir lo que dentro volaba, que azotaba fuerte cada órgano que entre mis costillas se anidaba, pero aquí agrego otro escrito diciéndote que sí.
Como tu me dices, no siendo un si que condiciona ni condena, si no que ama y libera. Dándote música y buenas letras, haciendo que nada sea efímero ni fugaz, pero que pasando el relativo tiempo, dentro del mismo, pueda sentir algo como lo que sentí hoy.
Maldita sea la ocasión en que mi corazón me hace pensar que te quiero, y con el verso entre mis puños vengo a decirte que es cierto, pero no cambiaría nada si no lo quieres tú, eres el acertijo de esa película que miramos entre la ciudad prendida en fuego, solo estábamos tú y yo.
No encenderé una leña recién cortada para dañarla con el furor consumidor de un fuego amante, que se quede dentro, que se quede en el olvido, me aterra más lastimar cuando quiero, y así aunque quisiera darte todo, no puedo, puedo pero me da miedo, me da miedo quererte como no quisieras que te quiera.
Sigue dando y escribiendo, sigo escribiendo y pensando, mientras corre la sangre entre mis venas tranquilamente, es así también como llegué a quererte.
-Kristel.
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