Las locas de la playa

Las locas de la playa

S.S.Caveda

19/03/2022

Hoy es un día de esos en que me siento triste. No consigo levantar el ánimo. Me parece que todo lo que me rodea está mal y no soy capaz de cambiar el pensamiento.

No he intentado levantarme siquiera.

Mi cuerpo no me responde y las ganas de llorar me están desbordando.

En la calle el cielo está gris y llueve cada poco.

Suena el teléfono. 

No quiero cogerlo, pero lo hago.

Es mi amiga Chari. Hablamos casi todos los días y, a pesar de eso, nunca he dejado de echarla de menos. 

En cuanto nos saludamos ya nota mi estado de ánimo. 

Mi tono de voz siempre me delata. Las palabras tardan en salir de mi boca y cuando lo hacen es en un tono apagado y suave. Todo lo contrario que en un día normal, en el que canturreo a viva voz.

Enseguida comienza a contarme cosas sin importancia, intentando que mi pensamiento se aleje de las sombras y vaya hacia la luz.

– Deberías de buscar algún entretenimiento. Estás siempre sola y aunque es lo que has elegido necesitas compañía. Sería estupendo que te aficionaras a algún deporte en grupo. Así conocerías gente y además te ayudará a bajar de peso.

– Lo sé, pero sabes que no me va el deporte. Me conformo con mis largos paseos y nadar en la playa. 

– Eso está muy bien, pero algún deporte habrá que te guste…

– Desde niña me gustó la natación sincronizada, pero no tuve la oportunidad de practicarla.

– ¡Pues ya está! Cuando bajes a la playa a bañarte aprovecha y prepara una coreografía. Tienes un par de meses para ensayar antes de que pueda ir a pasar unos días contigo. Cuando vaya me haces una demostración. 

La idea se metió en mi cabeza y empezó a dar vueltas. Los pasos del baile, e incluso la música que utilizaría, empezaron a tomar forma, cuando, de repente, me dí cuenta de lo ridícula que estaría bailando sola en el mar, a la vista de todos mis vecinos.

Como si eso fuera poco Chari seguía hablando y me decía que cuando viniera a verme iríamos juntas a bucear y desvariaba contándome anécdotas locas acerca de lo que haríamos esos días.

Cuando quise darme cuenta reía a carcajadas.

Lo gris se había ido y la luz lo inundaba todo.

Entre risas incontrolables le dí las gracias a mi amiga.

Sé que siempre la tendré ahí y sé que la amistad es algo importante en la vida, pero sobre todo, lo más importante es tener amigos que te quieran y te conozcan, te acepten como eres y siempre estén ahí para ayudarte. Por supuesto, todo eso tiene que ser recíproco.

Hoy he bajado a la playa y he empezado a ensayar mi coreografía. Cuando ella llegue se la enseñaré y las dos bailaremos juntas, de ese modo no seré para los vecinos la única loca de la playa.

              FIN

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS