EL CIRCULO INVERTIDO

La luz del amanecer entra a través de los tragaluces del cubículo. Lord-E-LEI se pone su pulsera remodeladora,  aprieta el botón amarillo de la derecha y su vestimenta se cambia por un traje de trabajo verde lima muy elegante, pero cómodo. De un compartimento en la pared, recibe un bolso y unos zapatos a juego con el conjunto. Se ve bien con esta funda-imagen completa que afina sus volúmenes. La moda actual resalta las características humanas. Hoy le apetece ser rubia con los ojos verdes. El teclado virtual de su cámara de aseo interpreta y actualiza su apariencia. Si lo desea, puede tener las pestañas más largas o los labios más carnosos. Esta mañana su aspecto es el de una mujer de melena rubia rozando la treintena. Se coloca un parche en la muñeca izquierda, y recibe un diagnóstico completo de sus constantes vitales. Todo está normal, por tanto, es el momento de salir a trabajar.

En el pasillo se cruza con varios compañeros que, al igual que ella, han rehusado emparejarse. Viven en pequeños apartamentos con un cubículo de descanso y una cámara de aseo. Los emparejados con descendencia disponen de cómodos chalets. Son especialmente elegidos para la reproducción cada tres bips vitales (unos cuatro años) y disfrutan de otros privilegios extras. Lord-E-LEI trabaja en una oficina de registro poblacional. Hace una labor de seguimiento y rastreo.

Fuera de la Cúpula la vida de los humanoides es angustiosa y difícil. Los transportados, a los que muchos llaman “bichos humanoides” son en su mayoría estériles. A veces, en las remesas nuevas llegan algunos con capacidad reproductora. Lord-E-LEI controla sus movimientos y los posibles nacimientos.

Son criaturas agresivas. Se las almacena en recintos de seguridad y tienen implantado un chip auditivo controlador. No se comunican telepáticamente, sino con un idioma atrasado de fonemas que parecen chirridos metálicos.

Cuando contraen enfermedades se captura a los infectados y se les aplica una efectiva vacuna universal. La existencia de su raza, los Almenss depende de los humanoides que usan para alimentarse. Los bichos viven en un continuo flujo de pensamientos negativos, obsesivos o contradictorios capaces de crear una potente energía mental saciante que alimenta a toda la población de la Cúpula. Para Lord-E-LEI y su especie son su soporte vital, su comida.

Ella/él adora alimentarse. El sentimiento de culpa es uno de sus platos favoritos y fácil de generar. Sólo hay que transmitir a través del chip auditivo de los humanoides varios de sus chirriantes fonemas .Esas feas criaturas establecen conexión con la tierra, con el cultivo de especies verdes llamadas «vegetales». También crean entre sí vínculos afectivos. Los bichos se hacen acompañar de” animales” criaturas de menor categoría, muy dependientes. ¿Qué les pueden aportar esas masas peludas que mueven el apéndice trasero?.

A Lord-E-LEI le empiezan a doler los ojos. Lleva cuatro períodos de actuación seguidos(unas cinco horas)..

Debe comer algo y descansar. La zona de reparto alimentario está llena. Hay especímenes que lucen su propia apariencia, sin remodelación. Para disfrutar de su comida Lord-E-LEI se deshace también de su funda-imagen mediante el botón de remodelación. Sus ojos de 360º de visión y dos párpados pueden descansar por fin. Todo su cuerpo blando y gelatinoso se desparrama en uno de los escasos compartimentos de avituallamiento que quedan vacíos. Su comida consiste en una ración de culpa. Hoy no tomará postre.

Invita a dos compañeros de sección a establecer una comunicación telepática. Lord-SHAS-A trabaja en Acciones Especiales en el Exterior y Lord-A-BELL en Informaciones Restringidas. Se avecinan cambios. Los bichos humanoides tienen un líder.

Ha sido imposible localizarlo: no tiene el chip controlador en el oído como los otros. Creen que ha venido del planeta Terra de origen con las últimas remesas. Lord-E-LEI agita sus cuatro brazos. El interés hace que su cara de insecto se vuelva de color naranja. Ningún humanoide, y los controla a todos a diario, ha tenido pensamiento alguno que se centre en un líder. Ella/él tiene a su disposición para el alimento a seis humanoides. No es mucho, pero sólo tiene rango de empleada. Los Almenss superiores disponen de cientos para su sustento. Una dieta más variada, ya que como Guías tienen privilegios.

Quisiera volver a la oficina para investigar, pero nota que su piel se reseca y necesita descansar. Recupera la apariencia humana para moverse más deprisa y ya en su cubículo se recuesta en su cápsula de descanso. Dormirá un bip vital (unas treinta horas humanoides). Su mayor deseo sería vivir unos ciento cincuenta bips completos de impás vital (unos ciento sesenta años). Un día,su cuerpo empezará a fallar y el Departamento de Recursos Vitales le enviará la Gresanegra, el aviso para morir. Entonces habrá llegado el momento de rendir su existencia por el bienestar común. Su cuerpo será triturado formando una especie de abono pastoso que grandes robots mecánicos trasladarán fuera de la Cúpula. Ese abono, -Lord-E-LEI no lo sabe, es información restringida de alto nivel- es lo que hace crecer los “vegetales”, el soporte vital de los humanoides. Un círculo de vida completo. Cuando el excedente poblacional en la Cúpula supera el permitido para la supervivencia como especie, las Figuras Supremas, realizan una criba entre Almenss de más edad. Es lo estipulado en las Leyes Básicas.
Lord-E-LEI pone la piel gris. Ella/él nunca ascenderá. Fue sancionada por cometer varios errores en su impás primigenio (la adolescencia humanoide).Su futuro ya estaba predeterminado desde ese momento.

Cuando el nuevo amanecer la recupera de su descanso, siente por primera vez en su canal triturador el reflujo de lo que comió hace unos bips, un plato de angustia vital que no estaba en la condición más óptima. Algo le dice que el bip que comienza va a resultar difícil.

Ya en su puesto, con la piel amarillogris de quién se siente enfermo/a, empieza un rastreo más concienzudo. Primero por los seis alimentos humanoides que tiene en propiedad. Algo más tarde decide realizar una segunda ronda de comprobación. Entonces se da cuenta de que faltan cuatro señales de chip controlador. Faltan cuatro humanoides. Otro intenso rastreo le demuestra que el número de señales desaparecidas sigue creciendo. Su tono de piel ahora es de un gris ceniza. Pulsa el aviso interseccional de todas las áreas organizativas de la Cúpula. Lo siguiente es una llamada con prioridad al Lord Supervisor. En menos de dos microbips (unas tres horas) un equipo de Intervenciones Especiales sale a inspeccionar.

El recinto de seguridad controlada aparece vacío, con las herramientas y aparatos mecánicos abandonados a su suerte en las zonas de cultivo. El calor de los dos soles es abrasador sin la vaporización húmeda que salvaguarda de quemaduras a los humanoides. El viento cargado de partículas de polvo barre todo el planeta con un sonido atronador.. El equipo de Intervención advierte que las cosechas han sido prematuramente recolectadas y el perímetro de seguridad, saboteado. En el interior de un gran aljibe de adobe para reservas de agua, aparecen destrozados todos los chips controladores.

En apenas un bip, la realidad da un giro dramático. Imposible encontrar a los huidos. Hay kilómetros de cráteres huecos con miles de túneles bajo tierra y no hay señal sin chip controlador. El caos se desata en la Cúpula. Los hasta entonces pasivos Almenss asaltan las reservas alimenticias conservadas en compartimentos encriptados.

El miedo a pasar hambre y al dolor de piel que provoca la falta de alimento empieza a generar sentimientos humanoides que rompen la neutralidad de su sistema social.

En el séptimo bip vital no queda nada. Lord-E-LEI yace en su cubículo enfermo/a y hambriento/a. Hace dos bips se comió la escasa ración de indiferencia rancia de uno de los compartimentos de almacenaje. Se siente débil y aterrorizado/a. En los pasillos de la Cúpula, los Almenss han empezado a devorarse entre ellos con una clase de canibalismo emocional que rastrea y succiona todo sentimiento, sin importar la calidad alimenticia.

No quedan Guías de autoridad pues las Figuras Supremas han huído en una baliza fuera del planeta. Los cadáveres malolientes de los equipos de Intervención yacen desparramados sobre la tierra ardiente del Exterior.

En su cápsula de descanso Lord-E-LEI cae en un letargo definitivo resignada a entregarse a la destrucción. Una potentísima luz la saca de su sopor y le hiere los ojos. Apenas le queda un hilo de impás vital. Oye los sonidos chirriantes. Bichos humanoides dentro de su cubículo. Recibe un poco de alimento con las sensaciones que su apariencia real provoca en las criaturas: miedo, odio y asco. Luego, es arrastrado/a por el largo pasillo y metido/a en un estrecho armazón metálico.

En el gran anfiteatro de Eventos hay cientos de estructuras donde otros Almenss vivos son prisioneros como Ella/él. Formando una gran montaña se acumulan los cadáveres en diferentes estados de piel que los robots mecánicos trituran y transportan al Exterior. Lord-ELEI percibe el terror de los suyos y sus menguados sentidos colapsan.

Se despierta siendo llevado/a a un recinto de seguridad con los demás. En los siguientes bips son alimentados de forma escasa. Su composición bio- molecular cambia a femenina, para tener mayor grado de resistencia. Pierde la noción del impás. En el lenguaje de fonemas de los humanoides el chirrido “granja”. se repite. Ella/él no tarda en descubrir que el recinto de seguridad es la “granja”. Los nuevos dueños de la Cúpula se organizan de forma inteligente. Unos salen a cultivar vegetales. Otros cuidan la “granja ”y toman las funciones de vigilancia y control de los laboratorios. Lord-E-LEI es obligada a auto- reproducirse. Ella/él tiene esa capacidad.

Todos sus nacidos le son arrebatados. La colonia crece y cada cierto tiempo los Almenss más adultos son retirados de las jaulas y llevados al anfiteatro. Son adormecidos con un gas narcotizante y arrojados a grandes máquinas- robots trituradoras. El abono resultante sale a las plantaciones de cultivos del Exterior. Los vegetales son más grandes, y de brillante aspecto. Los humanoides ya no se enferman, se reproducen libremente y están más activos y alegres que nunca.

A Lord-E-LEI este alimento emocional le resulta amargo .Su piel ahora es de un gris ceniza enfermizo. Su impás vital se acaba. No tiene pulsera remodeladora ni parche regulador de constantes vitales. Debe exponer su cuerpo cada bip porque tampoco le han dejado ni una miserable funda-imagen. Su final será como el de cualquier bicho humanoide, esas apestosas criaturas inferiores que han resultado no ser tan tontas. El círculo de la vida se ha movido hacia atrás con una inversión antinatural. No hay salvación.

De su ojo derecho herido, sale un líquido salado y transparente que desconoce y que quema sus dos párpados como fuego.

Un humanoide menudo y de estatura escasa la está mirando con fijeza al pie de su cárcel metálica y de repente grita con un chirrido insoportablemente agudo.

— ¡Mamá, mira! La babosa de cuatro brazos que parece un saltamontes está llorando.

— Vamos, hijo. pórtate bien y no molestes a los animales.

La humanoide adulta acompañante apura el paso arrastrando por uno de sus apéndices al bajito rezongón.

Con el ojo sano, nublado por el líquido extraño, Lord-E-LEI ve con horror que la reproductora que se aleja con el pequeño humanoide lleva puesta una de sus funda-imagen favoritas. El traje de trabajo verde lima con los botones de nácar que tanto le gustaba.

Una emoción intensa y desconocida se apodera de toda su piel. Por primera y última vez, de su canal de alimentación sale un chillido agónico tan humano que muchos de los cuidadores de la granja giran. asustados, la cabeza.

Extracto del diario personal del Comandante Líder Elmo.

( Día doscientos dieciséis del segundo año bisolar de la Liberación ).

En el día de hoy, uno de los especímenes de la granja ha emitido un sonido de imitación humana. Tal vez este hecho fortuito carezca de significado. En caso contrario se me plantearía el dilema de si este tipo de criaturas tienen sentimientos, y de ser así, de qué nivel emocional estaríamos hablando.

Obviando el sistema de esclavitud al que hemos estado sometidos, su relación con nuestra especie se podría calificar de simbiótica. En ningún caso hubo derramamiento de sangre.ni forma alguna de destrucción, salvo la experimentación de control mental tal vez.

A día de hoy no sabemos muy bien para que les éramos útiles. ¿Existe una posible forma de comunicación?. ¿Alguna forma de coexistencia pacífica e independiente como especies?.

¿Porqué cualquier sistema de liberación acaba siendo una forma de esclavitud o de destrucción?.¿Es algo inherente exclusivamente a la naturaleza humana?.

En este planeta, tan lejos de nuestro mundo y sin posibilidad alguna de regresar ¿Sería más razonable buscar una forma de entendimiento y un lenguaje común a ambas especies?.¿Debería permitir que sea el miedo quién tome por mi las decisiones?”

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El Comandante líder mueve la cabeza. Su mirada se pierde más allá de su cubículo, a través de la ventana de material transparente. Han tenido que adaptar los angostos y un tanto oscuros pasillos y aposentos de las criaturas para que tengan más luz. El ser humano necesita de la luz solar, aunque sea la luz de dos soles.
No puede evitar su desasosiego, su tristeza. Nunca volverá a abrazar a su esposa ni a sus dos hijos que ya quedan en el pasado de la Tierra .
Ha ordenado que la criatura del comportamiento extraño sea aislada y atendida. No ha tocado la comida que se le ha puesto, por tanto cabe pensar que su alimentación es distinta a la humana, pero si se ha cubierto con la manta que le han ofrecido.
Entre los nacidos en los campos hace seis años hay una niña ciega que parece tener facultades psíquicas. Tal vez pueda hacer el experimento de conexión telepática con el espécimen. Tal vez aún exista una forma de convivencia entre dos especies tan diferentes.
La naturaleza compasiva del líder le anima a sonreír. Sus pensamientos se columpian entre la duda y la esperanza. Un nuevo futuro está aún por ser escrito.

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