Seguro que todos habrán oído algo sobre las almas gemelas. Es conmovedor y romántico, espero que si usted, amigo lector, ha encontrado a su alma gemela, la cuide. Hay otras variantes relacionadas con el espíritu y los cuerpos, puedo hablarles de las almas contrarias o de los cuerpos idénticos, no clones, sino gemelos y de esas partes que se complementan para que exista la armonía de lo positivo y lo negativo, lo bueno y lo malo que crean la dualidad universal. En mi caso sucedió algo curioso. Resulta que mi concepción del tiempo y el espacio depende de los puntos cardinales, para que me entiendan mejor, les pediré ponerse mirando hacía el norte.
Al hacerlo yo, descubrí que tenía un doble que ejercía en mí una fuerza de atracción peligrosa. Su presencia era fría y escalofriante. Tenía que prepararme bien para el encuentro ya que él si que estaba bien adaptado y al verlo me distinguí a mí mismo, pero con cambios provocados por las inclemencias del tiempo. Él era más gordo, con la piel áspera y su voz más potente. Era inteligente y me empezó a dar órdenes, lo que me asombró es que tenía pocos recuerdos y no me pudo contar cosas de su infancia. Ahora, pónganse hacía el sur. ¡Señora!!Señora!¡Sí, usted! ¡La del vestido rojo! ¡póngase en la misma dirección de su esposo! Es su esposo ¿no? Bueno, pues como sea. Sí, así está bien ¿Qué sienten? ¿Cómo es? Sí, sí, es verdad. Lo mismo me pasó a mí. De acuerdo, entonces no vale la pena explicar lo que sentí, está muy claro.
Ahora, gírense hacia el este. Bien, bien, todos lo han hecho bien. Aquí si es importante que les aclare una cosa. La primera vez que vi a mi alma gemela de este punto cardinal, me quedé impresionado por su sabiduría y concepción de las cosas. Era como el atardecer de la humanidad. Se sabía toda la historia del mundo y se había aventurado a niveles más altos en los que había encontrado la paz interior. Era muy delgado, podría decir que estaba en los huesos, y muy moreno, sus dientes amarillentos y su fuerte olor acre no me gustaron al principio, su forma de hablar tampoco, pero cuando me planteó un acertijo, supe que era capaz de pensar de forma diversificada. Tenía soluciones para todo y, si no las encontraba rápido, se iba a meditar y luego venía sonriente y me decía lo que había urdido. No tenía ataduras a lo material y sonreía cuando me veía arreglarme tanto por las mañanas.
El último es el oeste, y como ya se han girado acertadamente, empezaré escuchando sus opiniones. ¿Cómo dice, señor? ¡Ah! Que es como… ¿la infancia? Sí, de acuerdo. A ver, guarden silencio. ¡Señora!!Señora!!La de rojo! No ¡Esa no! Sí, sí, esa la del peinado alto. A ver, hable, ya. Está en una terraza, llega su doble, es impetuosa, entrona y retadora y… ¿Qué le dice? Que es usted cobarde, que debe ser más rebelde y protestar en su casa. Y entonces… ¡Aja! Se van juntas, hacen migas y usted se libera de muchos de sus complejos, deja de tenerle rechazo a los jóvenes y… ¡Pero que dice! Tenemos suerte de que no haya niños aquí. Lo bueno es que se libera de muchas ataduras y se siente libre, se da cuenta de que puede amar con libertad y ella le aconseja gozar de la vida y de…de las relaciones íntimas que no son pecado. Se lo agradezco mucho. ¿Alguien más quiere decir su experiencia?
¿Que les cuente lo que yo sentí? Bueno, es algo raro. No es como lo de la señora. Es más bien algo cosmológico y está relacionado con la diosa Venus. Sí, sí, en efecto. Lo han adivinado, se trata de Venus, pero como saben ese planeta gira en dirección contraria a los demás astros de nuestro sistema solar, es en el sentido de las manecillas del reloj y un día dura casi doscientos cincuenta terrestres, unas cinco mil ochocientas horas. Fue por eso que me sentí atrapado y mi otro yo era un navegante como Ulises, que al no poder salir de esa trayectoria durante tanto tiempo, viajaba a lugares inhóspitos en los que pasaba todo tipo de aventuras. Sí, ya lo creo. Es muy raro, pero para ser sinceros, les diré que es el que me gusta más de los cuatro y con frecuencia recurro a él para evitarme dolores de cabeza y soñar. Gracias por venir.
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