Mi tía Lola

Yo estaba sentada en el patio de mi casa mirando la calle y las personas que se dirigían a la pequeña plazuela ubicada al frente y de repente se asomó una señorita con figura delgada con un maletín de color verde grande y varios bolsillos con cierres, inclusive estos tenían candaditos. Ella tenía una sonrisa grande de oreja a oreja, cabello ensortijado color café oscuro, vestía un jean azul y una camiseta de seda con flores. Todos corrimos felices a la puerta para ver quien venía, mi nona dijo:

Es tu tía Lola viene de la capital a visitarnos, ella reside allá, ha venido a pasar sus vacaciones de verano con nosotros.

Fue una alegría tan grande conocerla todos, la mirábamos, aunque ella vivía lejos, pocas veces la había visto, era como una extraña para mí, pero tener una visita en casa era motivo de comer rico y de ver rostros alegres, ella nos abrazaba, estaba muy feliz. Comenzó abrir su maletín para darnos sus regalos, fue un día inolvidable para todos en casa.

Jamás imagine que la pesadilla estaba por empezar, pues la alegría nos duró unos pocos días de pronto la tía LOLA empezó a comportarse de una forma rara, su mirada ya no tenía ese brillo como cuando vino, empezó a hablar incoherencias, una mañana despertó y dijo que trabajaba en la tele y que iba a salir en el canal siete del Estado, redactando noticias, estaba muy bien vestida con un pantalón blanco y saco de color rosado tacos marrones altos con olor a colonia y sus cabellos bien peinados, guauau parecía otra persona, ella se veía elegante yo suspire al verla, también decía “yo soy la mujer biónica” y después decía que también era la “mujer maravilla”, la de la película, en ese instante todos en casa estaban en shop sorprendidos.

¿Oye que se habrá fumado Lola? Se habrá tomado seguro alguna bebida alucinante, esta en otro trance, dice que se va a trabajar pero ella no trabaja acá, todos se miraron a los ojos y entendí que algo malo estaba pasándole estaba confundiendo la realidad dijo que la ciudad de lima estaba a la vuelta de la esquina, igual las calles tenía que pasar por la avenida Wilson, coger su micro e ir a su trabajo, al parecer estábamos ante una situación complicada un golpe muy duro para la mami.

Mi tía estaba enferma de la mente bueno así nos dijeron, se había vuelto “loca” “como dicen los adultos, con todas sus letras, hablando claro, todos buscando respuestas, tratando de calmarla, de orientarla, ubicarla en el espacio – tiempo. Estas en Moskala, Lola, la tierra que te vio nacer y no en Lima, mira las calles, están silenciosas, no hay gente, estas en tu pueblo, ya su mirada estaba perdida, era ajena a su territorio, una persona ausente, su cuerpo estaba en casa su alma divagaba, estábamos por empezar a vivir otra película de terror, la mami ya había perdido una hija en circunstancias terribles y no estaba dispuesta a perder otra, eso me quedo claro. Es así como mi tía empieza a desfilar por varios médicos hasta llegar a un siquiatra, es decir un loquero cuyo diagnostico dijo que era Esquizofrenia una enfermedad mental que no tiene cura y que puede tener aspectos genéticos y/o medioambientales o algún suceso vivido que la lleva a estar fuera de su realidad, tenía que medicarse e internarla otra vez, la preocupación era muy grande creo que nos volvimos más pobres de lo que ya éramos, una situación muy difícil yo le preguntaba a Dios:

¿Porque a nosotros nos está persiguiendo la mala suerte?

Parece que no me escuchas ¡NO! entonces te gritaré hasta que me escuches “oye pelucón tu que estas allá arriba, bien bonito y uno acá padeciendo”

¿Qué te pasa porque no te apiadas de nosotros Dios mío?

No hubo respuesta, solo un silencio en mi interior, con la frente pegada al suelo y en cuclillas con la mano haciendo un puñete de la impotencia le dije. ¡Mi familia está sufriendo, ten compasión de nosotros!

Me imaginaba a Dios como un viejito con barba con los ojos azules y su túnica blanca sus cabellos ensortijados semi acostado en las nubes mirando acá en la Tierra, que tal fantasía la mía.

La nona empezó a vender sus cosas, sus joyitas todo lo que ahorraba para buscarle cura a su hija, no se resignaba a lo que le decían los médicos, buscaba por medios naturales para encontrar alguna vitamina o remedio mágico, quizá así sería la misma de antes, pero nada de eso paso, poco a poco mi tía fue empeorando a tal punto de no reconocerse a sí misma, estaba en etapas a veces de niña a veces de adulta y otras muy fuera de si con ganas de irse de la casa y escaparse para no volver la preocupación, crecía porque cuando se iba ya no se acordaba que tenía que regresar salíamos a buscarla esto duraba horas y la angustia crecía como si Dios no existiese, así que no quedó otro remedio que encerrarla en su habitación para que no salga y los sedantes hagan efecto luego volvía hacer ella misma.

Mientras todo era una calamidad yo encontraba una oportunidad de sacar lo mejor de lo peor, tenía una amiga nueva en mi casa para jugar con las muñecas o al juego de la empuñadita, las chapadas y las escondidas o escuchar las charlas alucinantes de mi tía genio, no sabía si lo que me decía era verdad o mentira o todo era producto de su imaginación pero yo estaba allí escuchando anonada su ciencia ficción quizá fueron sus experiencias de una vida pasada, en fin se volvió mi amuleto de juego de diversión, yo saltaba y brincaba por toda la casa, trataba de llenar mi ambiente de alegría ella era muy dependiente y había que cuidarla, me volví más grande porque la niña ya no era yo, sino mi tía la responsabilidad, creció para todos y ahora estaban al pendiente de ella .

La mami con el dolor de su corazón decidió internarla en un centro especial para que la cuidaran mejor y así fue como aceptó su enfermedad, hoy entiendo que mi Nona hizo lo correcto, nosotros estábamos sanos, su hija no… yo pase muchos años encerrada por temor a que mi tía se escape, mi abuelita cerraba la puerta para que mi tía no saliera y terminábamos todos encerrados mirando al sol a través de la ventana, los días eran muy rutinarios, o sea que jugar en el parque, era un lujo y el poco tiempo que teníamos, había que aprovecharlo al máximo. Pobre mamita mía, su inocencia era grande, pensaba que su hija se iba a recuperar pronto.

Comprendí que fue esta situación la que inyecto en mí un espíritu guerrero, de lucha constante sin saberlo. Yo le resondraba a Dios, mirando al cielo ¡Hazte un milagro pues pelucón! o ¡acaso tú no existes! Me salió un carácter como si no creyera en nada ni en nadie, era mi alma la que estaba enojada ya basta de sufrir todo tiene un límite. Yo quería seguir viviendo y mi fe estaba a prueba a punta de balas algo así me venía una fuerza como de fuego que recorría mi cuerpo esta etapa era retroceder, nunca rendirse, jamás doblegarse, no estaba permitido rendirse, menos nosotros íbamos creciendo y mi tía retrocediendo ya no podíamos convivir en el mismo ambiente .

A mi tía Lola la internaron en el CREN un centro de reposo y allí hubo un respiro en casa pero todo el dinero iba para su tratamiento, cuantas necesidades pasamos si había carne, era un día de fiesta o algún cumpleaños o alguna situación especial, el dinero se esfumaba como la espuma, fue un ambiente de muchas necesidades a veces, la nona para no gastar en las tiendas porque para ella todo era caro, tuvo que coserme mi ropa que por cierto era muy bonita allí estaba todo su amor mágico en sus modelos exclusivos prefería su ropa que la ropa usada de mis primas, no importaba aunque estas no eran de marca pero eran modelos bellos mis otras tías empezaron a trabajar para ayudar a solventar el hogar de un momento a otro todo cambio, la vida me exigía crecer, la nona cruz empezó a sufrir y dolía verla llorar, era mucho el sufrimiento diario yo no sé si era mejor pedirle a Dios que recogiera a mi tía y se la lleve o resignarse a vivir así como una vida normal, crecí en un ambiente muy tenso con incertidumbre era como vivir a sobresaltos, no sabes que puede pasar mañana y así transcurrieron los años tuvimos que acostumbrarnos adaptarnos aceptar la realidad y avanzar, yo miraba como la nona se volvió muy fuerte se convirtió en mi maestra de vida, si ella estaba de pie yo también tenía que hacerlo ella me enseñaba a luchar a seguir creyendo en su Dios pese a todas las circunstancias

Hijita no tenemos permitido ser rebeldes, Él es nuestro Señor nuestro Padre (bueno para mí era el Pelucón resondrado por mi), decía que eran pruebas que nos da el altísimo, no debemos doblegar a pesar de todo, siempre hay un nuevo día para volver a empezar de allí la típica frase “El mañana será mejor” la fe definitivamente estaba con ella, fueron constantes sus visitas al Santísimo, cada jueves en la hora santa “Jesús hijo de David ten compasión de mi” siempre repetía esta oración como una canción que me la termine aprendiendo oh Jesús Mío la nona era la hija fiel de Dios que había conocido y yo su hijastra rebelde que no le aceptaba y siempre le gritaba Tu no existes…tu eres producto de la imaginación de la humanidad.

La esquizofrenia de mi tía duro muchos años, con el paso del tiempo la enfermedad se fue acentuando degenerando y nosotros resignando, nos quedamos sin dinero mi mami comenzó a vender todo lo que tenia de valor económico para los tratamientos médicos se quedó sin un sol, hasta prestar a los vecinos cuando no tenia y nada de lo que gasto pudo sanarla pero si me quedo claro que es mejor luchar que no hacer nada al final todo suma.

Mi tía murió un 18 de octubre en el año 2003 (mes morado) cuando la procesión del señor de los milagros estaba ingresando a la iglesia como para no creer en Dios murió en un día en que mi pueblo celebraba una festividad religiosa, déjame decirte también que el Pelucón bajó del cielo y se fue directo a mi casa, mi tía entró en agonía, días antes había contraído un virus “la Viruela” ella ya tenía su enfermedad degenerativa y al contraer otra, se cansó de luchar no quiso ver al médico y se aisló para no contagiarnos, había sido enfermera en sus momentos cuerdos, mi tía lola decía que era un virus contagioso no podíamos acercarnos, pedía a gritos morir.

¿A qué hora viene el avión a llevarme decía?’

No se preocupen que yo me voy con mi amado y regresare a visitarlos al año siguiente, espiritualmente estaré con ustedes

¿Qué estás diciendo Lola?

Que me iré al cielo y vengo al año siguiente, contestó, voy hacer ese viaje que tanto he esperado.

De pronto con el pasar de las horas ella fue empeorando se puso bien flaquita, de morena se puso como negrita, tenia ronchas en todo el cuerpo y quemaba, ya no podía con sus fiebres, escalofríos dolores musculares ya no quería comer ni tomar agua solo quería que la bañen y la vistieran bonito con su vestido blanco para su viaje, todos en casa decíamos que estaba delirando hablaba un lenguaje extraño y esa noche mi tía expiró cuando la imagen del señor de los milagros entraba a la iglesia en procesión con canticos religiosos, los cargadores del anda estaban ingresando, eran las doce de la noche con música de banda y las bombardas y cohetes sonando al igual que los fuegos artificiales.

El cielo estaba de fiesta, un alma se iba directo. El pelucón (así le llamaba a Dios cuando yo estaba enojada) vino y se llevó a mi tía Lola, subida en su avión que tanto había esperado para ir con su amado. Sentimientos encontrados surgieron, sentía una profunda tristeza y alegría en mi corazón mi amiga de juego se había ido para siempre por otro lado mi Nona iba a descansar. La sepultaron al día siguiente, lo más pronto posible por temor al contagio del virus y a los comentarios del prójimo, no hubo mucha gente en el velorio, ni cartas de pésame, algunas flores, alrededor solo la familia y los más allegados decían que era un virus muy fuerte el que había contraído y el que no estaba bien parado, la pelona, es decir la muerte se lo llevaba.

Déjenme decirles que ningún integrante de la familia se contagió. Tía Lola murió, este es el verdadero milagro que hizo Dios con nuestra familia, cuando creí que ya no existía, El bajo del cielo y se fue a mi casa. A la mami le habían dicho los siquiatras que la locura vence la gripe y hasta el cáncer en algunos casos y a cualquier enfermedad, pero que esta era frágil ante un virus y así fue Tía Lola se fue a causa de la viruela, ella acostumbraba a dar sus paseos y siempre pasaba por un nido de niños según la teoría de la familia allí se contagió.

Fuera de su esquizofrenia, mi tía vivió al máximo su vida en todas las facetas que se inventó, alucinó, o que se creyó pero me da regocijo hablar de ella porque siempre tenía un alma muy buena, persona digna de amar y sé que en el fondo ella lucho con todas sus fuerzas para mantenerse lúcida y hacernos feliz con cada una de sus locuras, decía que había que luchar con el mal si no está condenada, nos ataca o nos fusila.

Hace poco ahora en mi etapa adulta recordé que tenía entre mis cosas un libro muy viejito que guardaba por años y que nunca había leído, quizá porque estaba ocupada en mis labores pero siempre lo veía con sus páginas arrugadas llevaba mucho tiempo conmigo sin saber que era de ella (de la tía Lola) no fue hasta que una tarde me detuve acomodando mi biblioteca que el libro se cayó al piso lo recogí y decidí leerlo vaya sorpresa que me lleve tenía un mensaje en la portada decía: Su dueña es Lola espero que cuando lo encuentres te ayude a vivir un mundo mejor, es un libro de autoayuda para salir de todos tus bloqueos léelo tranquilamente el libro se llama “La actitud mental positiva, un camino hacia el éxito” estuvo guardado muchos años creo que mi tía lo había leído y lo aplicaba luchando contra sus demonios, sabiendo que su enfermedad no tenía cura y me quedó claro que en su mundo ella era feliz y ese libro fue la prueba de la grandeza de su alma que quiso transmitir hacia sus seres queridos dejando en ese libro una invitación para que la persona que lo encuentre de la familia lo leyera en el futuro y pueda llevar una vida mejor, compensarnos todo lo sufrido, entonces había valido la pena todo, no sé cómo llego a parar en mis manos pero estoy convencida de que las casualidades no existen, ese libro es un preciado regalo que sigo conservando de mi tía Lola un libro para consultar en cualquier momento si deseas vivir una vida con éxitos.

Mi tía Lola es recordada porque a pesar de haberse creído, la mujer Biónica, de haber sido enfermera con estudios de sociología, empleada doméstica, niñera, cocinera y costurera, su locura la llevo a vivir sin límites un mundo fuera de la realidad que ella traspasó, soñó, vivió, sufrió y murió.

Hoy vivo en la ciudad, donde ella se hizo profesional, la tan amada, “capital” y todo lo que ella me contaba cuando yo era niña compruebo que no era fantasía, existen los lugares y las personas se encuentran en sus puestos tal como lo describía, la avenida Wilson, la avenida Arequipa, la tamalera de la esquina que está enfrente del hospital Rebagliati. ¡Oh sorpresa!, el hospital Larco Herrera en donde ella practicó como enfermera cuando era estudiante, sigue siendo el lugar más frio donde se siente el grito de las almas fuera de sus paredes. Un día quise saber que se siente pasar por allí camine por ese lugar y pude comprobar el ruido detrás de las paredes aturdidor que tuve que llevarme las manos a los oídos, parece un cementerio de gente viva, cuyas almas se encuentran secuestradas en cuerpos inocentes tal como me contaba mi tía Lola . Ella trabajó en el Hospital Larco Herrera como enfermera, por eso decían que no pudo asimilar esta experiencia, sintió ese dolor y lo hizo suyo, que se volvió loca (fue una de las teorías que se tejieron de porque enfermó), de allí que en nuestra familia suelen decir nunca te vayas a trabajar a un centro psiquiátrico, te vuelves loco, ella siempre fue una persona con mucho ángel inocencia y bondad que la enfermedad no pudo opacar, la recordamos hasta ahora como una persona que transmitía carisma cuando estaba bien y mucha capacidad para estudiar, apoyar, colaborar y proteger a su familia hasta sus últimos días.

Hasta siempre tía Lola, gracias por tu legado y gracias por tu libro que ocupa un lugar especial en mi mesita de noche, cuando lo leo siento tu espíritu que me invita a tener éxito en mi vida, un saludo para ti, allá en el cielo junto a tu amado, Tu Señor, Nuestro Dios.

La Limeñita

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