-¿Cómo sigue Antonia?
-Bien.
-Gracias a Dios Enrique
-Me hizo reír el doctor, dijo que estaba fuera de peligro, ¿Quién está fuera de peligro a nuestra edad?
-Pero hombre si estás bárbaro- interrumpió Felipe acomodándose la boina y mirando a su amigo
-Me salieron estas manchas color café, acá en las sienes, me las ignoran los médicos porque total estas viejo no necesitas soluciones. Mira esos patinando ni nos ven, son los reyes de la plaza, hace nada esos éramos nosotros
-No saben nada de la vida
-¿Que ventaja nos dio saber de la vida Francisco?- Preguntó entre risas con los ojos humedecidos el anciano y continuó -Nos ignoran, nos tratan de tontos, se burlan de nuestras frases, y lo peor es que eso mismo hacíamos nosotros cuando no sabíamos nada de la vida, Antonia va a sobrevivir un par de años más para que la sigan tratando como a una vieja de mierda.
-Ya me deprimiste, tanta verdad junta me dio hambre- comentó Francisco tras una sonora carcajada parándose con la ayuda de su bastón.
-Vaya amigo a buscar algo bajo en grasas, sal y azúcar, mientras miro a esos felices ignorantes patinar, mientras pueden.
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