Mientras bajo la calle, mis piernas se bambalean de un lado a otro del andén mientras los transeúntes me esquivan, después de todo es fiesta ando ebrio un poco lo suficiente
Ya casi estoy frente al hotel ,, pero de repente un extraño escozor invade mi cuerpo, se mete entre mis entrañas, y casi que excita mi embriagado ser, ojeando que nadie estuviese cerca baje el cierre de mi pantalón y por un instante contemple mi pene escurrido, colgante, y me disponía a eliminar algo de la cebada que hacia unas cuantas horas había bebido cuando de repente una luz me encegueció y termine en el andén en medio de un grupo de personas que vociferaban cosas como pervertido, sucio.
Aun sentía esa terrible sensación ese hormigueo en mis calzoncillos cuando ya la gente parecía haberse apaciguado Me incorpore camine un poco más rápido ya faltaba menos de la media cuadra y me estrelle con un policía que mirando de arriba abajo me tomo del brazo como a un muñeco y al fondo de la patrulla fui a dar, mientras llegábamos a la estación uno de mis compañeros de fortuna me dijo: ¿y Ud porque esta acá?, sonriéndole le dije; ganas de orinar.
Al llegar a la estación, allá en una esquinita brillaba reluciente la taza del inodoro, mientras unas cuantas gotas caían de la llave del lavamanos, mis ojos rojizos se habían calvado en el, tanta seria mi desesperación que por instantes no respondí las estupideces que la policía pregunto, y entonces además de ebrio ahora parecía ser posible drogadicto, cuando la borrachera comenzó a bajar solo una idea rondaba mi cabeza orinar y bien cuando ya no aguantaba en la celda vi un hombre harapiento y en su mano un tesoro ,,, una imagen salvadora …. Una bacinilla, sin razonar mucho me le acerqué y rápidamente le dije; me la presta, el hombre barbado y medio asustado comenzó a gritar: no no no, no ¡se llevará mi alma. ¡Si ¡este estaba desquiciado, así que pensé en quitársela y cuando intente raparla de sus manos el tipo se abalanzo sobre mi y con movimientos torpes le aseste algunos puñetazos y cuando menos lo pensé lo golpeaba insistentemente hasta que su cuerpo soltó la bacinilla.
Me levante como cual héroe de guerra y me ubique en un rincón de la celda de pie y con firmeza baje el cierre y observando mi pene comencé a relajar mi cuerpo, y ese líquido amarillento comenzó a salir de mi, con tanta furia que me causo regocijo y zas zas. Sonó el reloj despertador y mis gritos despertaron a media familia, que vergüenza cuando vi a todos mirando mi pantalón, en efecto me había orinado.
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