¿Bailar con la reina?

Te asocio a la sensación de reloj fugaz, a la diversión instantánea de un columpio, y al aroma de un buen verano. Una combinación preciosa pero tan peligrosa cuando se participa en un mismo tablero con distintos tipos de juego.

Nuestras jugadas nos describen, tú, sacar a la reina al combate, jugar atendiendo a sus grandes posibilidades, disfrutar de sus opciones, y de sus movimientos. Avanzar con seguridad, divirtiéndote con grandes desplazamientos dentro de 64 casillas.

Y yo, sin lugar a duda protegiendo a la reina, prefiriendo acabar con todas mis fichas antes de que se vea atacada la enérgica y endeble reina.

Quizás debí aprender a sacarla a bailar, sin temer a que se viera ante un peligro, dándole el empoderamiento que solo ella tiene en el tablero,…

A protegerla con caballos de confianza, torres de comunicación, y alfiles de sinceridad, pero no puedes controlar una jugada.. Sabes cómo empieza pero no como acaba.

Podría conformarme con quedar en tablas, pero uno de los dos se estaría dejando ganar y en eso los dos sabemos que no consiste el juego.