Las cartas que te escribía
lentamente desaparecían
porque la pluma no resistiría
ni el papel duraría, ni el corazón
palpitaría al song de tus ironías.
Entonces soñaría siendo
un nómada del amor que aposto
sus versos en un canción;
más siendo sonetos tus lágrimas
padecían la dinastía corría,
porque tu nombre no se veía.
Las cartas que te escribía
vanamente se perdían
porque tu orgullo lastimaría
un invierno en la lejanía,
y nada que sentías que mi poesía
por ti suspiraría porque tus
besos fríos el viento los disolvía
con el susurro de la vida…
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