Capitulo 1: La nube negra
—Un café para llevar por favor.
Luke hizo una mueca al toparse con el rostro de la nueva clienta. Era su primer día de trabajo en el café, el cual pertenecía a su familia. Nunca se caracterizó por ser alguien muy agradable, a sus diecinueve años de edad seguía siendo el chico depresivo y sin amigos de hace tiempo.
Para su suerte la chica que estaba al frente suyo pidiendo un café le llamo la atención.
Su cabello anaranjado caía en sus hombros y tenía unos ojos azules que resaltaban la palidez de la piel. Llevaba un vestido rosado con mariposas y una cartera colgando del brazo. No aparentaba mas de 16 años.
Al segundo supo que la extraña razón por la estaba analizando a esa chica fue por su belleza, pero eso era todo. Una persona que encontraba atractiva y no volvería a ver jamás.
—Son dos con noventa y cinco —dijo Luke.
Ella rebuscó entre sus cosas hasta encontrar el dinero. Una vez que el chico lo recibe, camina hacia la máquina y prepara el café.
Se lo entregó a la chica que lo recibió con una gran sonrisa —, Mi mamá siempre decía que un buen café es perfecto para curar todo tipo de males, por eso siempre vengo aquí.
Luke bufó ante el comentario de la chica—, No soy muy fan del café y no creo que tu madre tuviera mucha razón.
Ella rió como si le hubieran contado un chiste y negó con la cabeza—, Muchas gracias —agregó dando media vuelta hacia la puerta.
Capitulo 2: Rosas y Espinas.
Gisselle camina de la mano con Robert hacia la puerta de su café favorito. «Sabores que duelen» vendía todo tipo de alimentos y bebestibles, algo que le fascinaba. Su ubica a dos cuadras de la escuela y hace un par de meses solía venir todos los días después de clases con amigas.
Al llegar se sientan en una mesa y piden dos tazas de café helado. Gisselle nunca fue muy fan de las citas, pero con Robert hizo una excepción. Se cumplian 3 meses desde que empezaron a salir por lo que ella vio que era un buen momento de dar un paso mas grande y mostrarle algo personal. Él era un amor de persona, pero la relación era débil. Así que creyó que podía arreglarla con eso.
—Este lugar es muy especial para mi, solo traigo a los mas cercanos. Es un estilo de guarida.
—Gracias por traerme —Gisselle hizo una mueca ante el comentario de Robert, la forma en la que se dirigía a ella le molestaba. No parecían una pareja. Por su parte él sonrío al ver la cara de su novia tratando de calmar la tensión.
Las dos tazas de café llegaron y empezaron a tomarlas. Gisselle tomó la taza con las dos manos sintiendo el calor impregnarse en sus palmas, se la acercó a la boca y sopló para entibiar el líquido.
Robert la miraba de reojo nervioso. Se dio cuenta que estaba en un lugar muy importante para su pareja y que debería sentirse orgulloso, pero no; Ese era el problema.
—Gisselle, quiero ser sincero contigo. Eres una chica hermosa y agradable, pero siento que esta relación no funciona. Vives en un mundo diferente al mío, buscas algo que yo no puedo darte.
Sus azules ojos se abrieron sorprendidos de lo que acababa de escuchar, entendía a que se refería la ultima frase y estaba de acuerdo con eso. Estaban terminando con ella en su lugar favorito. Cerró los ojos y tomó un sorbo de café tratando de encontrar valor.
—Lo siento mucho, de verdad. Tienes toda la razón, yo he tratado que esto funcione pero no esta resultando. Me gustas, eres un buen chico, pero el mayor problema en mi opinión es que no existe química entre nosotros.
Robert asintió y después de un corto silencio los dos rieron. Giselle era soltera otra vez, a sus diecisiete años de edad había tenido muchas relaciones fallidas por la razón que no congeniaban. Ella podía ser la mas popular del instituto y tener a muchos hombres a sus pies, pero tenía un sueño y era encontrar un príncipe azul, el amor verdadero.
A unos metros de donde estaban sentados, Luke miraba con atención a la pareja. Él sabía que esa chica era distinta y por eso la observaba cada vez que iba al café
Capitulo 3: Dulce roce
Sucedió un día como cualquier otro, Luke trabaja en el café haciendo pedidos hasta que uno de los meseros tuvo una urgencia dejando al chico a cargo de su puesto. De mala gana agarró una bandeja y empezó a atender a los clientes. Pasaron las horas y un exhausto Luke no quería volver pisar esa cafetería. Faltaba media hora para cerrar y había menos gente, algo que le favorecía.
Iba de camino hacía el mesón a buscar un pedido cuando una persona se cruzo en el camino causando que el chico cayera de bruces al suelo, Luke maldijo por lo bajo a el responsable del accidente. La chica que había chocado con Luke estaba también en el suelo de espaldas a él.
Luke se levantó furioso, sobándose el trasero adolorido y miro a la responsable con el entrecejo fruncido.
—¿Que no ves por donde caminas?
Ella levantó la mirada y se levantó rápidamente sacudiéndose la ropa. Era la misma chica rara que venía todos los días.
Su pelo anaranjado estaba recogido en una cola y llevaba uno mas de sus vestidos. Ella sonrió de medio lado avergonzada.
—Lo siento, estaba pensando en otras cosas y no te vi. ¿Estas bien?
El gruñó rodando los ojos, la amabilidad que irradiaba esa chica era increíble para Luke, en cierto modo.
—Deberías tener mas cuidado —alertó y para no ser tan imbécil agregó —: Podrías haberte lastimado y no digamos que mi papá se tomé las cosas con calma.
—Lo siento. No volverá a suceder.
La chica tomó su bolso del suelo y se despidió con un movimiento de cabeza, antes que estuviera muy lejos Luke la detuvo agarrándole el brazo.
—Un consejo: No pidas disculpas a cada rato, hay gente que no las merece.
Ella asintió y caminó hacia una mesa donde se encontraban dos chicas que miraban risueñas.
Capitulo 4: Consejos inesperados
—Terminé con Robert —soltó Gisselle en la mesa y Daniela chilló sorprendida.
—¿Que hiciste qué?
Giselle hizo oídos sordos a lo que preguntaba y levantó el pedazo rectangular de cartón para leer el menú.
—¿Que vas a pedir? —preguntó la pelirroja.
—Gisselle, estoy hablándote —bufó Daniela con el ceño fruncido.
—Todas sabíamos que no era el indicado. —Dani rodó los ojos—, sé que les gustaba pero a mi… no. Sigo en busca de un amor verdadero.
—El amor… el amor —Dijo Luke apareciendo de repente con una bandeja en la mano— , lo único que podría decirte es que estás perdiendo tu tiempo.
Gisselle levantó la cabeza para mirar al chico y hizo una mueca —, si estas aquí por lo del otro día ya sabes que lo siento mucho.
Dani levantó las cejas escuchando con atención la conversación de los dos. Luke río ante el comentario de Gisselle.
—Estoy trabajando. No hay otra razón por la que estaría aquí —contesto Luke de manera cortante—, ¿Que van a pedir?
—Un pastel de frambuesa.
Luke asintió escribiendo en su cuaderno y dirigió su mirada a Daniela:
—Té helado —pidió con una sonrisa radiante. Luke anotó y se marchó sin agregar nada más.
—Puede ser un poco raro, pero es lindo.
Gisselle ladió la cabeza sin entender a que se refería su amiga y después de unos segundos agregó:
—Harían buena pareja, tienen esa actitud cortante en común.
Daniela se rió—, Con mi actitud y todo ya tengo un príncipe rendido a mis pies. Y tú amiga tienes miles solo que vives en un cuento de hadas, un mundo que no existe.
Capitulo 5: Las cosas que odio de ti.
Luke levantó la mirada al escuchar la campana que avisaba la llegada de un nuevo cliente.
—Esta cerrado ¿No sabes leer? —reclamó con el ceño fruncido.
—¿Alguna vez andas de buen humor? —preguntó Gisselle sonriendo.
Luke negó con la cabeza sin creer lo que escuchaban sus oídos. Según su opinión, la del humor pesado era ella.
—¿Tú alguna vez dejas de ser tan… tú?
Gisselle avanzó hacia él y se sentó en una de las tantas mesas vacías. Luke sorprendido por la actitud de la chica empezó a enumerar todas las cosas que le molestaba de ella:
1. Que pareciera que hubiera salido de un cuento de hadas.
2. Tener deseos estúpidos e infantiles como por ejemplo: «Buscar a su amor verdadero»
3. Que viniera todos los días al café y molestara con su presencia.
4. Ser tan rara que le llamaba su atención.
5. Que le recordaba lo imbécil que podía llegar hacer algunas veces.
—¿Es verdad que eres hijo del dueño de este lugar? —preguntó Gisselle y Luke volvió a la realidad al escuchar su pregunta.
—Si, no hay otra razón por la que estaría aquí.
—Mis abuelos son conocidos de tu padre ¿Que gran coincidencia no crees?
Luke rodó los ojos. Esa chica lo sacaba de quicio—, ¿Cuando te marcharás?
—Cuando me sirvas una taza de café con un panqueque de frambuesa, por favor.
—¡Te dije que esta cerrado! —exclamó Luke furioso.
—Cerraste el local cinco minutos antes y no me mires raro, sabes que tengo razón. —El chico susurró unos insultos que para la chica eran indiferentes. Gisselle no se movió de ahí aunque pasarán los minutos y Luke la ignorara.
Al final, el chico tuvo que atenderla y así, agregando una cosa más que odiaba de Gisselle a su lista.
Capitulo 6: Un encuentro imprevisto [parte 1]
Gisselle de alguna extraña forma lograba darle color a la vida de Luke ¿Extraño no? Obviamente él nunca lo admitiría, pero cuando eso aún no sucedía y Gisselle solo era una chica más que detestaba, comenzaron los peculiares encuentros fuera del café…
Gisselle caminaba un sábado por la tarde hacia el centro comercial para renovar su closet cuando se topó con él.
Luke le había pedido unos días de descanso a su padre y aprovechó la ocasión para poder juntarse con su hermana, pero lo único que encontró en ese apestoso lugar fue una melena anaranjada junto unos azules ojos.
—¡Oh! ¿Qué tal Luke? —comentó emocionada la chica.
Él la miro de reojo ignorándola, no iba a hablarle. Su presencia es lo menos que deseaba en ese momento.
—Ya veo… Igual que siempre —agregó Gisselle al ver que el chico no daba respuesta —, ¡Me alegro que tengas días libres! Debe ser duro trabajar en el café.
—Estoy acostumbrado, es algo normal —contestó y se arrepintió al segundo de haberlo hecho. Gisselle sonrío y al notar la inexpresiva cara de su compañero de al lado frunció el ceño.
«¿Acaso nunca sonríe?» Se preguntó caminando de un lado a otro.
—¿Ya te vas? —preguntó él.
—¡No! Ahora que lo pienso, necesito ayuda. Tengo que retirar un paquete en la tienda de ahí. ¿Podrías ayudarme?
Luke lo meditó por un largo tiempo, tan largo que cuando ya se había decidido ayudarle, al girar su cabeza y mirarla, ella ya no se encontraba ahí.
Capítulo 7: Un encuentro imprevisto [parte 2]
—¡Gisselle! —gritó Daniela esperando que su amiga se percatara de su presencia.
Luke no pudo creer como tenía tan mala suerte, hasta llegó a considerar que la pelirroja lo perseguía. No existían las coincidencias según él, pero en ese momento se permitió el gran placer de dudar un segundo.
—¡Ya te veo! —contestó Gisselle con su celular en la mano.
«¿Es necesario gritar cuando están hablando por teléfono? Se preguntó Luke. Admitía que era un chico delicado, irritable, cortante, frío, y todas esas estupideces que le decían en el instituto, pero sus quejas eran razonables. Esta vez estaba seguro de no estar exagerando.
Agarró la capucha de su sudadera y trató de tapar su rostro lo más posible. Acomodó los audífonos en las orejas y subió el volumen de la música.
—¿Estás lista? —preguntó Daniela que se ubicaba prácticamente a menos de un metro de Luke.
—¡Preparada! —respondió dando un salto y aplaudiendo— ¿Crees que vendan rosados o algún tipo de peluche?
—Lo dudo, pero no hay que perder las esperanzas. Tendremos que buscar en la zona infantil.
El chico observó como se alejaban caminando y sonrío.
Gisselle miró por arriba de su hombro, podía ser muchas cosas, pero no tonta. Fue testigo de como Luke se quitaba el gorro y los audífonos que ella misma había visto segundos antes colocarse. Suspiró al darse cuenta que ese peculiar chico la ignoraba a toda costa y no entendía porque. Ella solo quería que viera la luz, pero…
¿Puede existir luz en la oscuridad?
Capítulo 8: La última coincidencia.
—¿No crees lo extraño que es? —preguntó.
Luke suspiró al escuchar su voz y Gisselle sonrío, ella siempre sonreía aunque no hubieran motivos para hacerlo.
Una sonrisa puede arreglar todo, pensaba y bueno, no digamos que Luke opinará lo mismo.
—¿Disculpa? —respondió con un tono desinterado a la chica y ella se sorprendió al ver que el chico no había dudado en responderle.
—Esto de encontrarnos en diferentes lugares —explicó–, La semana pasada en el centro comercial, el jueves en la feria… ¡Y ahora! Tal vez el destino quiere que seamos amigos.
—Lo dudo —comentó, y por su cabeza pasaron miles de pensamientos pocos agradables sobre su compañera de al lado—. No deberías creer en esas estupideces, ¿De verdad piensas que existe algo llamado destino?
Gisselle frunció el ceño y pensó un segundo antes de responder—, No veo el problema de creerlo, suceden cosas extrañas todos los días y debe haber una razón. Por más estúpido que creas que sea, al final todos creemos en ello.
—Personalmente es como creer que existen los finales felices o los amores verdaderos. Son pensamientos inmaduros.
Luke sacó un cigarro de su bolsillo y lo encendió apoyándose en la pared. El debate en el que estaba participando le divertía y mucho más ver la cara de Gisselle al escuchar sus palabras.
—¿Tú crees que tus pensamientos son maduros? —replicó y él levanto las cejas—, Estoy obligada a decir que no tienes fundamentos, son opiniones vacías.
—¡Niñas de 5 años esperan su amor verdadero! —exclamó y Gisselle se sintió dolida antes su comparación—, Piensas que la vida es de color rosa y puedo apostarte mi vida a que tienes todo planificado. Déjame adivinar… Saldrás del instituto con excelentes notas, pero eso no importa porque quieres ser actriz. Entrarás a una buena universidad porque tus padres tienen el dinero suficiente para pagarte la carrera que quieres, ahí conocerás a tu amor verdadero, te graduarás y formaras una gran familia. Ahora viene la peor parte, la imaginación es diferente a la realidad.
Luke la miró y supo por su expresión que había dado en el clavo, era muy observador, sobre todos cuando conocía a montones de chicas como ella.
—Yo… —empezó a decir, pero se calló al instante. ¿Tan predecible era? ¿Era igual a todas las demás chicas? se preguntó.
—Bienvenida al mundo real su alteza, la vida de ensueño que tanto deseas no siempre termina como uno quiere. Lo he vivido en carne propia.
Gisselle rió, esta vez sin creer lo que escuchaba—, Tú no lograste cumplir tus sueños y que lástima, con esa actitud entiendo como no llegaste a ningún lado y no sé si alguien te lo a dicho antes, pero eres un imbécil. Te lo dice una adolescente soñadora del montón, que en fondo sabes que tiene razón.
Luke miró a la chica seriamente por primera vez la vida y hizo una mueca ante su comentario. Él sabía todas esas verdades sobre su vida, pero nunca alguien se lo había dicho en la cara y escucharlas dolía.
—Gisselle…
—Disfruta tu perfecta y aburrida vida, Luke. —Lo interrumpio y siguió su camino. Ya no sabía si quería seguir hablando con Luke, las personas como él la opacaban y no deseaba eso en su vida.
El problema es que Luke si deseaba opacarla, porque era su única fuente de luz.
Capitulo 9: ¿Me permites alumbrar tu camino?
La pregunta que daba vuelta en la cabeza de Gisselle era la misma desde esa discusión en las afueras del supermercado. No entendía porque Luke era así, no lograba entender porque sus sonrisas y palabras estaban llenas de sarcasmo.
Era desesperante y aun más cuando ella lo veía todos los días, murmurando cosas por lo bajo y frunciendo el ceño ante cualquier acción de sus clientes.
El ego de Gisselle estaba dañado después de todas las verdades que salieron de la boca de Luke. ¿Y si tiene razón? , pensó. Sus sueños eran cuentos de hadas si lo mirabas de una perspectiva diferente. Ella quería ser actriz y podía lograr hacerlo si ponía todo su esfuerzo, pero según Luke por más esfuerzo que uno hiciera era imposible; sobre todo si no vivían en un país importante como Estados Unidos.
Gisselle dejó de darle vueltas al asunto y tomó una decisión: le mostraría a Luke que era posible cumplir su sueño y el de ella. Era un gran trabajo, pero se podía tomar la molestia de hacerlo.
No se rendiría hasta iluminar el camino de Luke.
Capitulo 10: Ayúdame a iluminar tu camino.
Luke verificó que la puerta haya quedado bien cerrada y se dio media vuelta, por fín podría irse a casa.
Gisselle, que esperaba al chico que terminara de trabajar, estaba sentada en el suelo leyendo un libro. Luke al verla rodó los ojos, pensó que después de la discución ella lo dejaría tranquilo, él habia sido muy cruel con ella y lo aceptaba. Por esa era mejor que se alejara, él quería evitar cualquier inconveniente.
—¿Porque quieres volver a verme? —Le preguntó a la chica y ella levantó la mirada del libro para sonreír, evitando la pregunta de Luke,—Te aconsejaría que dejaras de hablarme antes que arruine por completo tu mundo de color rosa.
Ella rió con sarcasmo,—No lo harás, porque mi mundo es más realista de lo que piensas. —Gisselle se levantó del piso y guardo el libro en su bolso,— Los sueños se pueden volver realidad Luke, por más infantiles o estúpidos sean. Dime, ¿Cuál es tu sueño?
Él río y negó con la cabeza,—Yo ya no tengo sueños Gisselle. ¿Para que desear algo que nunca podrás tener?
—Si los puedes tener, todo depende de ti.
—¿Nunca te rindes, verdad? Tienes que entender que nuestros mundos son diferentes, tus padres tienen dinero, te concienten en todo. En cambio yo estoy destinado a trabajar en el café, seguir la tradición de los Rollands. Si dedico mi vida a esto, nunca me faltará nada, podré comprar una casa, hacerme independiente. En cambio con mi sueño, no llegaría a ningún lado, mis padres no me mantendrán hasta que muera. ¿Ahora entiendes? Algunas veces hay que abrir los ojos y ser realista.
La chica no estaba de acuerdo con Luke y le enfurecía la actitud de el chico, tan pesimista. Ella quería que Luke se diese cuenta de su error. Gisselle quería que Luke cumpliera su sueño y nadie la iba hacer cambiar de parecer.
—Tú no entiendes Luke, los sueños se vuelven imposibles cuando te rindes. ¿Que sentido tiene la vida si no eres feliz? No eres feliz trabajando en el café, por eso ¡Haz algo al respecto! Lucha por lo que quieres. No, no digas nada. Piénsalo por un segundo, estoy ofreciéndote ayuda. Ser tu amiga y poder cumplir tu sueño ¿Que te parece?
Luke miró a la chica con otro ojos y se preguntaba si había salido de algún cuento de hadas, era como esas princesas bondadosas que le cantaban a los pájaros. Tan ingenua.
—¿Porque haces esto? Gisselle soy un idiota la mayoría del tiempo, hace cinco minutos no quería volver a toparme contigo y lo sabes. ¿Porque quieres ayudar a alguien como yo?
Gisselle pensó en que responderle, si era capaz de decir la verdad, pero decidió que no era el momento,—Me recuerdas a alguien Luke Rollands, creo que… el destino quería que fuera así. Y no te rías, vas a terminar creyendo en él.
Luke rió y una pequeña luz llamada esperanza resurgió en él.
Capítulo 11: Arrepentirse no es una opción.
—¿Y? —preguntó Gisselle,—¿Hoy a las 7?
Luke levantó las cejas sin entender a que se refería la chica y decidió no responderle.
—¡Vamos! ¿Crees que el otro día te di un discurso para que no quede en nada? Te espero en el parque a las siete.
—No iré —advirtió Luke y Gisselle frunció el ceño, su infinita paciencia parecía que tenía fin y lo había descubierto gracias a Luke. —Mira Gisselle, sé que te dije que si, pero ya no estoy tan seguro. Yo… quería ser cantante y no funcionó, creo que hay vivir con ese fracaso y no volver a repetirlo.
Gisselle suspiró y negó con la cabeza, nunca había conocido a alguien tan inseguro como Luke y eso la frustraba,—Te equivocas. Tú quieres ser cantante y yo te ayudaré a conseguirlo ¿Entiendes? Al final tú eres el que decide si esto sigue o no.
Luke rodó los ojos y asintió de mala gana. Gisselle dio unos pequeños saltos de emoción y se detuvo al ver la cara de el chico.
—¿Es necesario el espectáculo? —comentó con desprecio.
—Si quieres que seamos amigos deberías empezar a cambiar tu actitud —advirtió Gisselle y el chico se rió en su cara de ella.
—¿Quien dijo que seríamos amigos? —La chica, ya acostumbrada a los comentarios de Luke sonrío y se despidió del chico.
Luke se quedó mirando como se marchaba del café pensando en la gran mentira que acababa de decir, porque si fuera por él, Gisselle podría ser más que su amiga.
Capitulo 12: El principio del fin.
Gisselle miró el reloj y vio que eran las siete con dos minutos, suspiró y rezó para que Luke llegará y no la dejara plantada.
Minutos más tarde Luke apareció con un café en la mano. Gisselle lo miró extrañado, si no se equivocaba Luke no era fan del café.
—Es para ti —aclaró y Gisselle sonrío.
—¿De verdad? —preguntó sorprendida y tomó el vaso dudosa. Él levantó los hombros dando entender que no era gran cosa su acción y ella no dijo nada al respecto.
—Así que… Te gusta cantar —empezó a decir Gisselle,— Definitivamente no me lo esperaba, pero me gusta. ¿Cuando tendré el placer de escucharte?
—Espero que nunca —respondió y ella bufó.—Tocaba guitarra antes, en la escuela. Había un taller de música y nunca faltaba a alguna práctica. No había ningún día que me separara de la guitarra… Pero desde que mi padre me dijo que no me pagaría la carrera de músico, no he vuelto a tocar.
—¿Trataste por lo menos? —preguntó la chica y él negó, —Es decir, asumiste el destino que te dieron tus padres. Abandonaste tu sueño porque alguien te dijo que no.
—Algo así.
—¡Es exactamente lo que no debes hacer! Muéstrales a tus padres tú talento, diles lo que anhelas ser. Y si no te funciona, trabaja en el café y consigue dinero para ir a una academia o por último sale a cantar a las calles. ¡Elige el camino difícil!
—¿Como sabes que lograré algo haciendo eso? Tal vez sea un pésimo artista… No me has escuchado cantar, pueda que lo haga bien pero no lo suficiente para la gente. —Gisselle tomó un sorbo de su vaso y rodó los ojos.
—Deberías callarte un momento y dejar de ser tú por un minuto.
Luke levantó las manos al aire y suspiró,—El color no es para todas las personas, hay algunas que no les nace ser soñadoras o luchadoras como tú. Se conforman con lo que tienen y se mantienen al margen.
—Sin color.
—Sin color —repitió él.
Se mantuvieron en silencio unos segundos hasta que Gisselle habló:—¡Eso haremos Luke! Lograré que tengas color, no sé como pero lo haré. Hoy mismo llegarás a tu casa y limpiarás el polvo de tu guitarra. Este es el comienzo de tu nueva vida.
Capitulo 13: Protección a ciegas.
—Daniela, tienes que confiar en mi. —Gisselle tomó un sorbo de la bebida y arrugó el entre cejo. Odiaba la sensación que producía el gas en su boca, desde pequeña odiaba cualquier tipo de gaseosa.
—No Gisselle. Sé lo que pasa por tu mente y te repito que Luke no es Leo.
La mirada de la alegre chica se endureció al escuchar el nombre de Leo. No le gustaba el comentario que su amiga Daniela estaba haciendo ni las insinuaciones que se cruzaban por su mente.
—Quiero ayudar a Luke, de verdad.
—¡Tu misma dijiste que «tenía un carácter poco convencional para tu agrado»! Y ahora estas detrás del como si fueras su sombra. ¿Que está sucediendo?
—Dani… Siento que es un gran chico y me gusta como es, por más insoportable y pesimista que sea. Siento que es mi deber mostrarle que sus sueños se pueden lograr.
La chica negó con la cabeza rendida al escuchar a Gisselle, sin duda la pelirroja era una persona muy especial. Ni la misma Daniela podía entender de donde sacaba tanta paciencia, compresión y amabilidad. La gente quería mucho a Gisselle por su personalidad pero Daniela sentía que su mejor amiga entregaba mucho a personas que no lo merecían, como Luke.
Capítulo 14: Los cambios son sorprendentes.
—¿Y esto? —preguntó Luke mirando atentamente el papel que le había entregado la chica.
Gisselle sonrió y sacó de su cartera celeste un lápiz de color rosa.— Bueno, encierra en un circulo los que te parecen convenientes y me lo entregas cuando lo hagas.
El chico leyó la hoja, la cual en la parte superior decía: «¡Academias de Música!» , y a continuación una lista de estas. Y un poco mas abajo subrayado: «¡Trabajos a futuro!» donde también había una larga lista con información adicional.
—Yo… —Luke no sabía que decir, una parte de él estuvo a punto de despreciar el trabajo de Gisselle, pero al ver la cara de alegría de ella era imposible no decirle que si. Una parte del corazón de Luke se ablandó, tal vez no era necesario alejar la ayuda de Gisselle. Esta podría ser su última oportunidad de buscar la felicidad y el mundo le gritaba en la cara que aprovechara las segundas oportunidades.— No sé que decir Gisselle… muchas gracias.
La chica abrió los ojos sorprendida y una pequeña lágrima recorrió su mejilla.— Nunca pensé que me dirías eso con tanta honestidad, es primera vez que te veo convencido de esto.
—Lo estoy, más que seguro —Ella salto y gritó de alegría.— Ya, no es para tanto. Cállate.
Ella le hizo caso y sonrió en silencio. Por fin todo iba como Gisselle lo estuvo planeando. Luke rodó los ojos cuando la pelirroja empezó a hablar sin parar de la hoja que le había entregado, pero en el fondo Luke por primera vez en su vida, no se sintió solo y estaba feliz por ello.
Capítulo 15: Gisselle, nunca cambies.
La chica se sentó y observó lo que tenía Luke en las manos.
—¿Y eso? —preguntó con curiosidad Gisselle,—¿Es una sorpresa?
—Es mi guitarra —aclaró Luke,—Hace mucho tiempo que no la ocupaba, eso justifica todo el polvo que tiene.
Gisselle se la quitó de las manos y empezó a sacudirla— Ya que me vas a hacer un show, déjame tener el placer de afinarla.
Luke se rió,—¿Asi que eres experta en guitarras?
—No soy una maestra, pero tenía un muy buen amigo que me enseñó a tocarla.
Gisselle se mantuvo en silencio y mientras la afinaba Luke caminó de un lugar a otro sacudiendo las mesas del café. De vez en cuando miraba de reojo a la chica, su belleza le llamaba la atención, había que admitir eso, pero ahora también le llamaba la atención otra cosa más.
¿Podríamos decir que Luke sentía aprecio por esa extraña e insoportable pelirroja?
—Ya está, deberías poder tocar algo con esto —avisó Gisselle parándose de su asiento y pasándole el instrumento al chico.
Luke miró su guitarra con nostalgia, miles de recuerdos le vinieron a la cabeza. Recordó todas esas veces que liberó su dolor tocando esas cuerdas con una canción triste. Y ahora después de mucho tiempo iba a volver hacerlo.
Se sentó y empezó a tocar una melodía lenta, su voz tarareó unas frases hasta que se agarró de valentía y comenzó a cantar.
El corazón de Gisselle recordó a una de las personas más importantes de su vida al escuchar la canción. Una lágrima recorrió el rostro de ella y la voz de Daniela susurró en su cabeza, «Luke no es Leo, Gisselle», se repetía esa frase una y otra vez. Luke no era Leo. No lo era. Pero, ¿Tal vez su mejor amiga tenía razón?
Rechazó la idea inmediatamente, Luke se parecía a Leo pero nunca sería él. Ella quería hacer lo correcto, eso que Leo siempre le repetía: «Nunca cambies, y ayuda a la gente» y Luke era el mejor para hacerlo.
La música se escuchaba toda la habitación, llenando cada rincón de nostalgia. Al terminar una lágrima recorrió también el rostro del chico y el se la limpió inmediatamente. Luke miró a Gisselle, que lo miraba llena de orgullo.
—Fue hermoso Luke —comentó la chica,— Tienes un talento que todo el mundo debe conocer, todos van a quedar tan enamorados de tu música como yo, te lo prometo.
Luke seguía mirándola asombrado. Había que admitirlo, sentía cariño hacia Gisselle. Ella había logrado algo que era imposible, él nunca pensó que podría volver hacer lo que amaba, hasta que llegó esa pelirroja a su vida, al principio le desagradaba, pero no era tan así, solo tenía envidia de como era; Tan alegre y llena de luz.
Gisselle era lo que Luke necesitó todo ese tiempo, alguien que encendiera el interrumpor de su corazón otra vez.
El chico se paró y dejó la guitarra encima de la mesa, avanzó rápidamente donde estaba Gisselle y la rodeo con sus brazos.
—Gisselle, nunca cambies —susurró en su oído. En ese momento algo pasó dentro del corazón de Gisselle al escuchar lo mismo que habia dicho Leo hace años.
En ese mismo instante, en un café del pueblo de Brenhild, dos almas jóvenes y llenas de amor, habían encontrado un hogar, juntas.
El amor que nunca buscaste, siempre termina siendo el mejor que podrías encontrar.
Capitulo 16: Un beso bajo la lluvia.
Gisselle se prometió a si misma que Leo no volvería a ser un tema en su cabeza. Él era pasado y siempre lo recordaría en su corazón, pero nada más.
Luke, como era el tipo de personas que no pensaban mucho en su vida, decidió invitar a la chica a dar un paseo en la noche, la pelirroja no sabía el porque y estaba muy sorprendida con el cambio del chico en las últimas semanas. El último mes se habían dedicado a practicar y tratar de que Luke tuviera la misma calidad de antes, respecto a la música obviamente.
Mientras tanto, Daniela se mantenía al margen, cuidando a su amiga como si fuera su propia hija. Acompañaba siempre que podía a Gisselle al café para vigilar la situación de los dos jóvenes.
—¡Hey! ¿Vas a moverte o no? —se quejó Luke, al ver a Gisselle parada a la entrada de la casa.
—¡Ya voy! —gritó Gisselle, —¿Quieres un paraguas?
El chico miró el objeto que le ofrecía su amiga y arrugó la nariz con desagrado, —Esas cosas no son mi tipo.
—Claro —rio, — se me olvidaba que vengo a pasear con el rarito. Cuando te mojes, no me alegues.
—Yo no alego.
Gisselle se rio por segunda vez, —Lo que digas, ¿Adónde vamos?
Luke se quedó en silencio y empezó a caminar en dirección opuesta a cualquier lugar que Gisselle pensaba que podrían ir. A pesar que la chica preguntaba una y otra vez adonde la llevaba, Luke con una sonrisa en la cara solo se quedaba en silencio. Amaba molestarla. Después de caminar un par de cuadras Gisselle se cansó de ser ignorada y guardo silencio igual que su amigo, confiaba en que no la llevaría a un lugar peligroso.
Diez minutos más tarde llegaron a una casa, cruzaron una pequeña cerca que esta tenía en la esquina y siguieron caminando por un par de arbustos hasta llegar a un gran parque. Había pasto por toda la superficie y un par de árboles en los lados, se notaba que era un lugar un poco remoto y desconocido, obviamente los dueños de la casa deberían pasar siempre en ese lugar.
—Bienvenida a mi guarida personal —dijo Luke.
—¿Que es este lugar?
—Es, por decirlo de alguna manera, el lugar donde encuentro inspiración para escribir canciones y también el patio trasero de esa casa, aunque para serte sincero nunca he visto a alguien saliendo de ahí.
—¿Entramos a un lugar privado? —exclamó Gisselle abriendo sus grandes ojos verdes, ella no era del tipo de chica que se metía en problemas, nunca lo había sido.
—No no, tranquila princesita, no es exactamente el patio de ellos, es terreno en el que nadie ha construido —aclaró Luke, parecía más un viaje turístico que una salida.
—Es muy bonito… y tranquilo. Es raro encontrar lugares así en este pueblo. —Luke se sentó en el pasto y la chica lo imitó. Dejaron sus cosas a un lado y observaron el paisaje, —Es maravilloso que existan lugares así todavía, solo vegetación y silencio. Creo que te robaré tu guarida secreta.
El chico sonrió y miró a Gisselle de reojo que estaba tiritando de frio. Estiró su brazo alrededor de la espalda de la chica y la acerco a él para poder darle un poco de calor. Dudo un segundo antes de hacerlo, no era propio de él hacer esas cosas pero que importaba, ella siempre sacaba lo mejor de él.
El cuerpo de Gisselle se puso rígido al contacto del chico y unas pequeñas gotas empezaron caer en el puente de su nariz.
—¿Ves? Te dije que iba a llover.
Luke rodó los ojos, —Son solo un par de gotas Gisselle.
—Como digas… yo tomaré precaución. —Tomó su paraguas y lo abrió, lo que provocó que Luke alejará su cuerpo de ella para hacerle espacio al objeto.
—No me dijiste porque me trajiste aquí.
—¿No es obvio? Merecías conocer este lugar, además sabía que te iba a gustar. Amas la naturaleza.
—¡Hey!, ¿Desde cuándo sabes lo que me gusta?
Luke se quedó mirándola a los ojos en silencio, le podría decir la verdad, que desde que siente esa rara sensación cuando esta con ella había empezado a fijarse en lo que hacía o lo que le interesaba, y que la conocía mucho más de lo que ella creía. Pero solo se quedó callado sintiendo como la lluvia comenzaba a caer, aumentando su intensidad.
—¿Crees que dejaría que te mojaras? Ponte debajo del paraguas. —Gisselle coloco su impermeable arriba de sus pies cubriendo a los dos de la lluvia.
—Tú sí que vienes preparada, pero lamento decirte que yo no vine a este lugar para estar sentado.
Luke se levantó y miró atentamente a Gisselle, tomó su paraguas y lo cerró.
—¿Qué haces? —gritó Gisselle mientras se levantaba del suelo. — ¡Tú estás demente!
La lluvia caía encima de ellos, mojándolos por completo. Gisselle se acercó a Luke y él al tenerla tan cerca la envolvió en sus brazos. Con sus cuerpos relativamente cerca y la emoción del momento la chica se acercó a la mejilla de Luke y depositó un tierno beso en ella.
Él sonrió, como no lo había hecho en mucho tiempo. ¿Dónde estaba el Luke odioso? Seguía siendo el mismo chico solo que con un sentimiento cada vez más grande y extraño hacia la pelirroja que tenía en sus brazos.
—Creo que acabó de encontrar la fuente de inspiración que necesitaba.
OPINIONES Y COMENTARIOS