En tus devastados ojos fríos
por noches perennes de dolor,
distinguí por encima del temor
los shots deleitantes del amor.
Tu mano suelta, suave, fría,
mirada penetrante y a la vez vacía,
tomé tu mano con dulzura y discreción,
aunque estaba fría, sentí calidez en mi corazón.
Tus miradas intensamente asoladas,
que reparten paz y tormento,
déjame beber tus lágrimas saladas,
no me abandones sediento.
Mírame solo a mí,
esa es mi única petición, de mil maneras dime lo que sientes,
y yo te curaré el dolor.
Mujer de mil miradas
y de pocas palabras,
deshílame el alma
sin decir nada.
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