Para ser un héroe…
Pareciera que apenas ayer la he visto y aún así estoy nervioso. Siento la garganta seca.
Como el de este vaso, el hielo de sus ojos también se derretía. ¿Cómo olvidarlo?
Ha sido de las constantes en mi vida. Como un Brandy de Jerez, en tardes de nostalgia o de alegría. De aquellas cosas que por cercanas jamás te preocupan.
Divorcio, mudanza, otro empleo… quizás otra ciudad. Pero ¿por qué otro país? El muy idiota tenía que arruinarlo.
En mis recuerdos, Luisito, ajeno a todo, señala el moretón de mi pulgar. Ella examina. Me llama “nenaza”. Me pone a trajinar de nuevo.
-Empaca esos libros antes de la cena. He de llegar a tiempo, para documentar el equipaje.
Era segura; independiente. ¿Cómo olvidar su última mirada? O su sabor. O su lengua. O la pregunta después de vencer mi miedo.
-¿Ahora qué?
Han vuelto. Nos abrazamos. Luisito, ya de cinco, examina mi mano. ¿Busca algún recuerdo escondido? Ella se cuelga de mi brazo.
Esto no será una caída; será un salto. Habrá que echar mano del valor que acumulé en tres años y que me bebí en una copa.
OPINIONES Y COMENTARIOS