El viejo carretero

Hoy me escribo a mí, a ese que abandone hace tiempo, a ese que se quedó ilusionado con sus sueños, al que se quedó a medio embrague. Tú que tuviste esa visión y que aprendiste ahora una lección, aún no me abandones, lose, cometimos errores, quizá acelere demasiado o deje de mirar al frente, ya que más da, nos estrellamos contra el barranco. Aún no sé por qué demonios de vez en cuando deseo ese vacío, quizás porque sentí que se podía llenar con tanto humo y tanto fuego.

Hoy necesito de ti, de esos destellos de luz que inspirabas en mí, de esas metas que nunca llegamos a cumplir, vuelve entra y acelera por mí, que el humo solo salga por detrás y el fuego solo encienda los motores. Todavía nos quedan carros por conducir y carreteras por transcurrir.

Hoy te pido no me dejes solo caminando aquí.