A veces visito el pasado y te acaricio.
Beso con prisa tus párpados jóvenes y
admiro mis manos,
buscando tirar de tu rizos largos.
Fugazmente me veo en tus ojos…
Vuelvo a beber de tu sed
y a reír con esa boca
que hoy mastica, bufa y calla.
Algunas noches como la de hoy,
hay ayeres con tu nombre acechando.
Y tus ojos tienen lenguas
que lamen heridas abiertas.
Y tu aliento tiene garras,
que se entierran en tierras sanas.
A veces viajo al pasado
y te acaricio.
Para luego pensarlo mejor
y justificar
esta distancia.
Y comprendo sabiamente que moríamos un poco,
que éramos demasiado.
Argumento que no podíamos,
que no debíamos.
A veces.
Y muchas veces no.
Y cuando no, por suerte estoy lejos del teclado.
Por suerte otra risa me devuelve a mi llanura;
y la primavera parece mejor estación que el verano.
¡Y qué goce que no me tengas!
¡Y qué goce que no seamos!
¡Bravo!
Brindemos…
Bravo.
OPINIONES Y COMENTARIOS