Cima del No- Ser

       El no pensar absorta mi espíritu de paz. Paz que tanto necesito, y encuentro sólo en ínfimos instantes pasajeros. ¿Por qué esos instantes no son duraderos? La pregunta devela la respuesta: Lo instantáneo no es duradero. La paz permanece poco en el espíritu del hombre. No existirá paz mientras ocupe un cuerpo. La destrucción inminente de su cuerpo le garantiza horas largas de tormento. El espíritu gozoso de paz no pertenece al mundo de los vivos. La paz nos ve desde la cima del no ser; pues al no pensar, no soy. En blanco mi mente, me olvido de quién soy. Y al olvidar quien soy, soy de todas partes. No busquemos la paz en el mundo de la separación. Pues al ser de todas partes, la unión de esas partes vuelven a reunirse y a crear seres pensantes. ¡Al parecer la propia perfección se ensaña en nuestra contra! La paz duradera más allá del pensamiento está, más allá de la unión y la separación, más allá de todo lo conocido. Más allá de las formas y los contenidos. La paz duradera es el vacío absoluto. Ese vacío que contiene todo, pero ese todo sigue sus rumbos y la paz no está presente en el infinito movimiento de las formas. La paz es neutral. La paz está más allá del bien y del mal. Es inútil cobijarse en ella en el mundo material, pues ilusión es e ilusión será. Por instantes aparece y retorna al vacío. No pertenece a este mundo. Deja de ser y la encontrarás, sé de nuevo y se irá. No la obligues a estar contigo. ¡Pues no es de aquí!. Pertenece al no mundo, al no pensar, al no ser. Es trascendental e infinita, y lo trascendental e infinito no es humano. Y si no es humano, hará leve presencia entre nosotros. Déjenla allá, en la nada, en el no ser, en el vacío de la eternidad.