Amable, pulcro, educado…así es Manuel chofer de ómnibus de larga distancia en su

época de laburante,… hoy jubilado magramente y encerrado en su triste vida interior y

en sus únicas e importantes dos cosas – Colita que es un perro mediano callejero de pelo largo

marrón y blanco, qué le mezcla germen de trigo en su comida diaria para que lo tenga

con más brillo y que come mejor que el…porque si se me muere que hago… (así me

dijo un día en que tuvimos una larga charla) y su mayor preocupación es su única hija de

Cincuenta años, con aparente ataque de esquizofrenia, que vive de noche.

Hace varios años que no lo habla, y su vida se limita a levantarse por la noche, cuando Manuel se va a dormir, para no tener contacto con él.

El prepara la comida y se la deja sobre la mesa de la cocina… y como al descuido, deja todas las monedas que le quedan de las compras del día, porque ella le gusta juntarlas.

Desde su cama Manuel siente cuando ella se levanta a cenar prende el televisor y se queda

Hasta que amanece mirando tv y antes que Manuel se despierte le roba las monedas como un niño.

Todos los días casi a la misma hora de mañana y de tarde, con frío, lluvia o calor sale

con Colita a pasear-…algunos del barrio lo llaman el loco Manuel, por las charlas sin

respuestas que tiene con su amado perro.

No tiene familia, solo su tristeza e impotencia por no poder hacer nada por su hija, y por

su cabeza solo da vuelta una pregunta casi sin respuesta… ¿Qué será de ella si yo no

estoy más?

Hoy no lo vi… ¿tendrá Colita su paseo diario, estará la cena preparada y las monedas

sobre la mesa como todas las noches?

Clemar P Foresi

12/10/07

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