En
el centro de todo,
en
mitad del círculo de la nada,
yazgo
sobre sabanas desnuda como la noche,
ataviada
como el alba.
Del
vértice de mis ojos un río calmado
se
precipita buscando mis labios.
Entrando
en mi boca.
En
sus orillas un cartel.
¨PROHIBIDO
BAÑARSE SI NO
ES
CONMIGO¨
En
mi pecho antaño oasis y ahora huerto,
alimento
un corazón abierto de vuelos a
ras
de piel, cenizas ardiendo.
En
sus laderas un cartel.
¨PROHIBIDO
LEVANTAR CASTILLOS
DE
ARENA¨
A
diez mil metros bajo el nivel de mi vientre,
epicentro
de latidos y espasmos involuntarios,
jardín
de mis entrañas y acceso a mi universo.
En
la entrada un cartel.
¨SE
SUSPENDEN INDEFINIDAMENTE
LAS
VISITAS GUIADAS¨.
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