Al mirar tus ojos me amenazan,
Al mirar tu manos me lastiman,
No existe una sonrisa en tu nevado,
no hay fuego rojo en tus labios,
Me llevas con espadas en la espalda,
Caminando entre espinas sin rosas,
Una alfombra me eleva del suspenso,
Que frota entre la distancia intocable,
Es más venenoso, que una reptil sin dientes
Insegura, cautiva en el agro de las palabras,
esas palabras que envenenan mi alma,
Sin razón lágrimas caen, el mirarte me apena,
mi alma está en pena, descuidada sin rumbo a la perdida,
Mi ser no tolera, no sostiene más este pesar,
Irme me libra del delirio,
marchitarme entre tantas flores ingenuas,
Sin hacer sufrir a nadie.
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