Devenir

Hasta donde soportará mi alma sus lamentos, en cada jalón se estira el mártir de mis penas, cuanto más resistirá mi piel el calor de esas lagrimas que nunca bastan, hasta cuando me desangraré las heridas, me faltaría piel para mis cicatrices. Tengo la voluntad rota de tanto que lo intenté, la cabeza quebrantada de tantas torturas vanas, la garganta enredada de las palabras que nunca dije, y que me fueron puñal. La suerte, maldita suerte, nunca has venido en mis dados y ha dolido tanto desearte, porque no creo en ti. Me he rebuscado los bolsillos en busca de un hilo de esperanza y me la he encontrado clamando por darla por perdida, pero he acudido a mi crueldad para no rendirme. Si llego a perder lo último por perder, no habrá corriente que me lleve hasta ti, pero si muchas olas que me alejarán de lo que fui contigo.