Es casi imposible no querer amarme toda y llenarme de placer cada vez que hablamos por teléfono.
Tu voz me va erizando la piel poco a poco, me lleva a pensar en las veces que me hiciste tuya, siento como tus manos recorren todo mi cuerpo, como tus dedos se humedecen cada vez más hasta quedar empapados de placer. Sabes mi punto débil, ahí está el problema, desde que te fuiste tan lejos me llenas de lujuria, pero ahora soy yo la que termina con la cama mojada después de escucharte una noche entera.
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