Tu rostro es mentira…
Mis pensamientos un desastre…
Tus falsas cualidades…
Y con tus frías caricias…
Mis sentidos desechaste…
Mi realidad oculta… en otros ojos, en otros labios, en otro ser.
Pienso en lo más bello, pero también en lo más despreciable que había en ti.
Es doloroso olvidar que soy yo mismo.
Me reemplazaste y estaba sufriendo.
Duele que no lo hayas dicho.
Duele que no te duela.
Palabras sencillas, con gran peso en mis días.
Junta tu frente a la mía y enlaza tu mano, y haz juramentos que mañana ya habrás roto.
Tus promesas, un engaño.
Pero aun así lo prometiste.
Me prometiste, que siempre permanecerías.
Siempre que fuera bueno para ti.
De tus palabras fui esclavo.
Tantas formas de decir, no te voy a fallar.
Sin saber el significado real en sus letras.
Sin contratos de amor te fui queriendo.
Hablar sin sentir lo que se dice.
El «Nunca te voy a dejar» se convirtió en un te dejaré mañana.
El «Siempre contigo» se convirtió en te olvidé ayer.
«Eres lo mejor que me pudo pasar» se convirtió en tu mayor error.
La «razón» de tu vida se convierte en la causa de tu desgracia.
Tu «felicidad» se ha convertido en tu mayor tristeza.
El «mejor momento» se convirtió en el peor momento.
Cada «recuerdo» se ha convertido en un desperdicio de tu vida.
Ambos se dañan a sí mismos, tanto el que promete demasiado y el que espera demasiado.
Por eso… lo que alguna vez amaste resulta ser lo que más odias.
Si aquellos a quienes amamos tan profundamente pudieran apreciar la forma en que éramos antes y lo que nos hicieron, tal vez lo entenderían.
Hacerme cargo de este desgaste psicodélico hace preguntarme, si el amor consiste en esto, porque nos condenamos a nosotros mismos por ver nuestra propia destrucción.
Entendí que hay dos tipos de personas en la vida, las que, como tú, que no sabe cómo amar, y las que, como yo, que no sabe cómo no hacerlo.
Si el mundo girará debido al dolor, definitivamente se moverá más de lo que lo hace ahora, porque esto llamado «amor» ya no se conoce.
Llegue a un punto, en donde si quise ver tantas cosas bonitas en ti, es porque eso es lo que hay en mí.
Me enamore de ti de las ideas que yo mismo creé.
Porque en ocasiones estuviste tan mal, no te abracé y ni siquiera me disté la mano cuando todo se vino abajo.
Cuando me amé de verdad, comprendí que, en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso.
Y, entonces, pude relajarme.
Tarde o temprano en la vida todo pasa y esto también pasara.
Esta es la primera vez que veré por mi propio bien.
Con la sonrisa más tímida hasta la lágrima más cargada de dolor, recojo mis actos y mis palabras, junto con este amor, acabó esto que jamás existió.
No sigas este mundo lleno de vanidad, son solo cosas huecas, somos instantes en la tierra…
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