Voy a levantarme.
Me pondré de pie y sacudiré
todo lo que me duele.
No habrá pena o fracaso,
angustia o rechazo
que me impidan caminar.
Liviana y segura
volveré a la carrera.
De seda y algodón parecerá mi andar,
sin ninguna espina, cardo o piedra
que me pueda lastimar.
El cálido sol mi compañero será,
ni siquiera la peor oscuridad
me hará temblar.
Todas las lágrimas que gasté
serán un simple recuerdo.
Ya no más, desde hoy
esa pesada carga pierdo.
No habrá fuego capaz de quemarme,
ni río que me cubra.
Si en algún tramo del camino
me equivoco,
si a pesar de todo me lastimo,
le diré al miedo que se pudra.
Él es débil y mezquino.
Levantarme vale la pena.
Si me caigo, no me rindo.
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