Ya iba a ser la hora y no podía controlar mis nervios. Igual que como lo vengo haciendo las últimas noches, volvería a encontrarme con ella y nuevamente me sentiría suspendido en ese adorable, pacífico y loco sentimiento.
Es tan hermosa, dulce, incomparablemente sensible; nos gustan las mismas melodías, los mismos poemas, reímos al sentir que somos el uno para el otro y mientras estamos juntos, inocentemente creemos que el mundo es todo nuestro.
No sé como se llama, ni de donde viene o como apareció en mi vida, sólo sé que mis días transcurren esperando el momento de ir a dormir… y volver a soñar con ella.
(dc)
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