La espera hizo que desconfiara, de cada persona que se acercaba, cuando tú fingías que amor por mí aún sentías.
La espera hizo que me olvidara, de cada sentimiento que un día por ti surgió.
La espera hizo que te arrancara, de aquellos recuerdos que planeaba con ilusión en mi habitación.
La espera hizo que me alejara, día a día, con cada rechazo, con un sin fin de ¡no!, con un …. ¡lo siento, ocupada estoy!
Esperar es simple para aquel que tiene falta de interés; pero quien espera sentimientos de la persona que ama; espera ilusionarse una vez más, espera aferrarse una vez más; y es ahí cuando esperar resulta un desgarro emocional en el alma y en nuestra personalidad.
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