Autor: Federico Villarruel
Un día viernes, que parecía que iba cotidiano para mí, que de pronto, comienza a ponerse un poco raro. Pero en el fondo pensé que nada podía malo podía pasar, tengo una vida tranquila. Yo estaba acostado, con el celular en la mano, cuando de repente recibí una invitación para ir al boliche. Un audio
- Qué haces puto, che queres coparte a salir con nosotros, solo estamos un cacho y nos vamos.
- (A lo procedo a atajarme y evitar salir a toda costa) nooo, que mi mama no me deja, deberíamos ver a otras personas, hace mucho frio, la inflación se fue a la conchasumadre. Tras varias excusas, no me quedó otra que resignarse y aceptar la invitación, aun conociendo que la posibilidad de…
Llego a la previa, donde había más de alcohol, que comida, nos cagamos un poco de risa, y ahí es donde me empecé a emocionar. Todo esto con previo aviso a que soy anti baile, quizás porque los demás son un trompo al lado mío. Como estaba tan emocionado, me había olvidado completamente de que no me gustaba ir al boliche. Claro está, todo eso antes de llegar, porque cuando entre al boliche, y al estar un rato adentro ya estaba en mi posición rígida, y por supuesto las lluvia de reclamos no tardaron en llegar.
-Dale fede, baila un poco, estas re duro hijo de puta (con posición de grito).
-A lo que respondí, obviamente, que es a mirar la hora en el celular, y esperar que alguien me diga “¿Vamos? si querés te acerco”.
Mientras tanto, yo, nada. Impertérrito. Mi función consistía en fingir que no estaba. De pronto y por suerte la atención hacia mí había terminado. Miro hacia el costado y veo una gorda grandota con un vestido rojo, subiendo al parlante de Sol Disco. AHI, enfrente de un gran porcentaje de gente, empieza a sonar la canción del streap tease. Y por alguna razón, no me pregunten por qué, la vieja creyó que era buena idea jugar a ser sensual. Ella procede a mostrar sus pechos, haciendo el desnudo público más grande, yo no lo podía creer, haciéndome acordar porque tengo una vida diaria un poco más introvertida y tranquila.
Como no le bastaba al universo para arruinarme la noche, y parece que dios tiene algo personal conmigo. A la salida del boliche, mi grupos de amigos y yo estábamos viendo cómo volver a nuestras casas, cuando de repente, sale un chico corriendo desesperadamente, hacia la vereda de enfrente, y de pronto salen otros ocho chicos también, que obviamente no era para darle besitos en el cuello, sino perseguir a esa persona y golpearlo incontables veces.
Lo cual, observando la situación, a mí y a mi amigo se nos ocurrió ver de cerca qué era lo que pasando con el patrullero que estaba estacionado y con las luces prendidas, realmente estaba esperando a que salgan con su palo masajeador a cagarlos a palos. Cuando de repente, veo los policías estaban durmiendo, si es que son unos hijos de puta. En ese momento me remonte a mi infancia, en donde compare la efectividad de un padre con un cinto en la mano tratando de educar a su hijo, algo así como un Tienes-DERECHO-A-GUARDAR-SI-LEN-CIO. Pero como esto no pasa en la realidad, procedo a ver a mi amigo, mi amigo me mira a mí y entre medio de unas carcajadas dijimos esto es Argentina boludo.
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