No quiero ser tu mujer florero, quiero ser las flores en tu entierro,
no sabes cuánto rencor te tengo,
pensé en mí y me di cuenta que me estaba jodiendo.
Me echabas de menos, te ardía lo que estabas sintiendo,
las lamía, las curaba como si fueran mías,
sanaba esa piel áspera que tienes, cuanto duele.
Hoy miro atrás y te veo, un hombre frágil,
hecho mierda, sin su sumisa.
Soy esa mujer que creía que competía
la que jugaba con fuego, pero nunca tuve un rival.
Si quieres una cita, invita a tu dignidad,
porque ya no me sentare para cenar.
Te digo, no que no me supiste regarme,
y ahora te quedas sin mí
escuchando el eco de lo que pudimos ser, pero nunca fuiste capaz de ver.
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