«EL APRENDIZ DEL SEÑOR DE LOS VIEJOS TIEMPOS»

«EL APRENDIZ DEL SEÑOR DE LOS VIEJOS TIEMPOS»






“EL APRENDIZ”

DEL SEÑOR DE LOS VIEJOS TIEMPOS

POR

JUAN ALBERTO AYALA

©JUAN ALBERTO AYALA  «EL APRENDIZ DEL SEÑOR DE LOS VIEJOS TIEMPOS»            

Impreso en Argentina, reservados todos los derechos salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos, conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.


                                                                     

“DEDICATORIA”

Dedico este escrito a todas aquellas personas que no creen que exista algo más allá de sus conocimientos oníricos. A los incrédulos que desconocen las existencia de Dioses, ángeles y demonios. A los individuos que se cruzan a diarios con otros, sin saber que secretos ocultan esos transeúntes. 

Vivimos en un mundo déspota, en donde la sociedad corre detrás del dinero,convirtiendo sus vidas en esclavos del sistema. De los depredadores que aniquilan a los que pocos tienen, sacándole hasta el último centavo, y con ello la gana de vivir. 

En este mundo el dinero se convirtió en “Dios, amo, dueño y señor” de las vidas de las personas, quedando relegado “El Dios» de la humanidad en segundo plano. Las naciones súper potentes, esclavizan a todos los pueblos mediante ese valor, las instituciones también a sus peones por los mismos. Y existen antecedentes historicos desde el principio de los tiempos, de traiciones familiares y asesinatos entre padres e hijos, al igual que a hermanos, entre otros por las posesiones y el bienestar, todo aquello por ese «vil metal»


“SINOPSIS”


Para los Lectores que se preguntarán cómo y cuándo nació nuestro personaje. Los voy a Ilustrar con un breve resumen. El aprendiz del Señor de los Viejos Tiempos, es un chico normal con el nombre de Juan de tez trigueña, pelos negros y lacio, de contextura delgada, alegre y muchas veces cómico, es oriundo de la “Ciudad de Clorinda” 

En el Año 1972 el joven tenía “12 Años y era huérfano de padre y madre, desde su infancia, la vivencia lo fue pasando en diferentes manos, vivió la niñez en los campos con los abuelos, y luego por motivo de estudios, migro hasta la Ciudad de Clorinda, juntamente con él también viajaron algunos primos para estudiar.

Y fueron a vivir en una casa particular, donde se les dio aposento, cama y sustentos diarios. Más tarde cada unos de los chicos, emprendían el camino, al “Establecimiento Escolar”. 

Corría el año 1973, horas tres de la madrugada, Juan estaba durmiendo profundamente en su habitación y despertó en medio de la noche levitando a dos metros de alturas de la cama. Al principio él creyó que era un sueño, y lo tomo’ muy divertido, entonces se dirigió en la semipenumbra a la ventana, flotando para abrirlo y sin querer lo atravesó con las manos hacia el otro lado. Sorprendido pensó que aquel sueño aún continuaba, seguidamente atravesó la ventana, con el cuerpo entero. 

Ya fuera del aposento, se observaba una hermosa luna y las estrellas alrededor. 

Juan se encontraba a una altura de 5 metros sobre el techado de la casa y pensó

—Considero que podría ir caminando hasta donde viven mis abuelos…

Y subió más alto, tanto que en vez de caminar comenzó a deslizarse, primero lentamente y luego rápido, escubriendo así que podía volar, como su héroe del cómic titulado:

¡¡¡Superman, el Hombre de Acero…!!!

Pero el caso no terminaba allí pues una vez en la escuela y encontrándose de recreo, jugando con otros chicos, presintió que alguien lo estaba observando, giro la mirada y vio a una “persona” de aproximadamente un metro ochenta de alturas, de nariz aguileña y ojos verdosos. El sujeto tenía unas barbas blancas y estaba peinado al estilo Griego, aquel hombre lo miraba muy atentamente mientras reposaba levemente el cuerpo, sobre un largo bastón curvo. 

Juan se sorprendió al apreciar su forma de vestir, aquel personaje estaba vestido con un largo ropón blanco y llevaba ceñido la cintura, mediante un cordón con tres nudos. Entonces, sonrió al verlo porque pensó que se trataría de un ensayo teatral, el cual se presentaría en el teatro de la escuela al terminar la jornada. 

Seguidamente quiso mostrar el extraño individuo a sus compañeros de juego, señalando y gritando para que lo mirasen al voltear y mirar otra vez aquel individuo ya se habia esfumado. 

Los días se sucedieron uno tras otros y el personaje apareció de nuevo en la habitación de Juan. 

El creyó al principio que se trataba de Dios o de un Santo que él había enviado, pero aquel  desconocido se presentó, como:

“El Señor de los Viejos Tiempos”

Asimismo le dijo

¡¡¡Tu tienes un gran poder dentro de ti y debe ser cultivado y guiado!!!

También le dijo que él será el encargado de enseñarle cómo usarlo y el primer secreto, es que en el momento que él quiera volar Solo tenía que «hacer» un salto mortal y el poder se iniciaba a continuación ya Iniciado se convertiría en un Superhombre qué ni las balas le harían daños. 

La enseñanzas que Juan aprendería del Señor de los Viejos Tiempos, serian mediante la experiencia el valor, el coraje y la destreza, que adquiriría en las distintas misiones, en lo que él lo llevaría. 

Luego de eso se entablo una férrea amistad, entre ellos, Juntos salían por el espacio a caminar y a volar y cuando él estaba en sueños visitaban “Extraños Mundos” siendo defendido por ese personaje en todo caso de peligro. 

Hasta que unos años después en 1977, lo vino a despertar antes de que amanezca y lo llevó a una primera misión en México.

Juan, fue volando con él hacia el nordeste, donde muy pronto “encontraron un vórtice entre un cúmulo de nubes” 

Y él le dijo

— ¡Sígueme…! 

Y él joven se lanzó detrás del Señor de los Viejos Tiempos, así pasaron el lugar que no era tan profundo ni tampoco tan oscuro, llegando hasta la ciudad de «México» del año 1970. 

Hora aproximada, seis de la mañana. 

Mirando abajo se avistaba, el Pueblo Mexicano a orillas del golfo del mismo nombre.

El Señor de los Viejos Tiempos, le explico que iba dejarle allí una semana, y que luego lo llevaría a otra misiones, acentuándole que si el querría volver a su “Época y Lugar” podía hacerlo, solo tenía que atravesar nuevamente el portal que pasaron. 

Y despues de unos días, en el lugar así lo hizo. 

También viajo a la Antigua Grecia a la Epopeya Romana a la Prehistoria era de los grandes rumiantes y vestías carnívoras. 

Y con el transcurso de los años, tuvo otras proezas en la «Islas de los Piratas», ubicado cerca de España e Inglaterra, rescatando de las garras de esos bandidos, a muchas mujeres inocentes y niños, que ellos secuestraban para venderlos como esclavos.

Luego de mucho conocer al Señor de los Viejos Tiempos, Juan llego a interpretar que él era nada mas y nada menos «Que el Dios Crono» 

Pasaron los años y por cada viaje que el experimentaba aprendía más el arte de luchar en las guerras, tantos con sables, lanzas y otras armas y así vencía a todos enemigos que se presentaban, pues él era inmune contra todas esas armas. 

Asi mismo batallo’ contras alienígenas que se metían en la atmósfera terrestre y abducía seres humanos el los perseguía volando hasta derribar sus “Naves Espaciales”. 

Para sus conocimientos personales, exploró insondables océanos en las profundidades marinas y agujeros negros del espacio. 

El Señor de los Viejos Tiempos también llevó a Juan en el Himalaya a un templo erigido en la mas alta montaña del lugar. Alli Estuvo dentro de un claustro por tres días, en meditación de supervivencias y estaba custodiado por unos monjes vestido con largas togas de color naranja y blanco luego del tercer día en el lugar, se le apareció un espíritu que le dijo: 

— El poder que tú tienes en tu interior, es superior al de cualquier mortal y debe ser usado para equilibrar el “Bien y el Mal”. 

Acto seguido, desapareció en el espacio. 

A pesar de todo los que experimentados, Juan pidió al Señor de los Viejos Tiempos, que lo lleve a conocer a “Unos Maestros” que les enseñaran el arte del combate y las peleas y él lo llevó a las Floridas, junto a un “Campeón Mundial de karate”

Pero la condicion era que Juan tendría que hablar con aquel maestro, para que lo acepte como pupilo. 

Y al ser aceptado por este “Mentor” vivió allí en la casa de campo de pinares con él y así se entabló una amistad entre ellos, Juan aprendió a pelear con los puños y los agarres, hasta que tuvo que regresar a la Argentina, por las proximidades de la Guerra, despidiéndose de su amigo y maestro después de 6 largos meses.



“INDICE”

1—Capítulo Primero———————–——————————–«Viaje a la Edad Media»

2—Capitulo  Segundo—————————————————–—————–«El Pueblo»

3—Capitulo  Tercero—————————————————–«El Amor de Mery Anna»

4—Capitulo Cuarto———————————————–————«El Poder del Tiempo»

5—Capitulo Quinto—————————————————————«La Construccion»

6—Capitulo Sesto——————————————————————– «El Casamiento»

7—Capitulo Septimo—————————————————«El Rey Merovingio Clovis»

8—Capitulo Octavo——————————————————————–«El Proscripto»

9—Capitulo Noveno————————————————«Ciudad de Francia Moderna»

10—Capitulo Decimo——————————–—————————————«El regreso»

11—Ultimo Capítulo ——————————–————————–«Episodio del Pasado»  



CAPÍTULO PRIMERO

“VIAJE A LA EDAD MEDIA”

Cierto día me encuentro con el Señor de Los Viejos Tiempos. El estaba vestido con el vestuario de siempre con un Sayal de gruesa tela al tacto de color blanco, en mi opinión personal la ropa que el usaba fue tejido con hilos de lino y llevaba ceñido la cintura con un cordón similar al que usan los miembros de la Orden Franciscana. Estos cordones ostentan tres nudos en las sogas y las llevan colgadas al costado izquierdo de las cinturas.

Yo en lo personal creería que él (Viejo) lo usaba solo para sujetarse el ropón, porque podría diferir en mucho del usado por el Santo llamado San francisco de Asís pues para aquel hombre iluminado los vínculos de nudos en las sogas, simbolizan la obediencia la pobreza y la castidad. Mientras que el nudo que usa el Señor de Los Viejos Tiempos de seguro significarían la guerra, la lujuria y el caos.

El me saludo’ levantando la mano izquierda arriba y dijo:

— ¡La paz este contigo…!

— ¡También contigo Señor de los viejo tiempos! Le conteste’

Se acerco y poso’ la mano derecha sobre mi hombro izquierdo, mientras sostenía su jayao curvo con la otra luego me miro’ fijo a los ojos y dijo:

— ¡Es hora de que busque para tu pareja con quien pasaras tu vida entera y formaras familia…!

Repentinamente se hizo un silencio entre nosotros, mientras yo le miraba callado y sorprendido sin pronunciar palabra. Hasta que de pronto reaccione diciendo:

¿Y cómo pasaría eso…?

Y él contestó lanzando una orden

—¡¡¡Prepárate, poque mañana temprano vendré a buscarte!!!

—Está bien señor le conteste.

Acto seguido se apartó a unos metros de mi y simplemente desaparecio.



CAPÍTULO SEGUNDO

“EL PUEBLO”

Al dia siguiente seria más o menos las diez de la mañana cuando el Señor de Los Viejos Tiempos vino a buscarme.

Seguidamente salimos volando por unos minutos.

Repentinamente dijo:
— ¡¡¡Allá es…!!!

Mientras apuntaba con el dedo índice en una dirección, mire en donde el señalaba y yo no veía otra «cosa» que un montículo de nubes blancas formados en cúmulos.

Al mirar para abajo.

He visto un pequeño vórtice con ojo de flujo circular, que no era tan profundo ni tan oscuro y giraba lentamente en el sentido horario del reloj.

— ¡Sígueme…! Dijo él.

Haciendo señas con la mano derecha y se lanzo dentro del vórtice. También yo hice lo mismo y muy pronto estuvimos del otro lado del lugar.

Aquel sitio era muy diferente al que dejamos atrás, más en la distancia se divisaba un pueblo.

— ¡¡¡Debes llegar hasta aquel pueblo…!!! Dijo él.

Mostrándome una población que estaba a 500 metros y continúo con una afirmación:

— ¡¡¡Halla te espera tu destino…!!!

Habrían sido las ocho de la mañana en aquel lugar. Al oriente se veía un radiante Sol, mientras que un suave viento primaveral acariciaba el entorno. El clima en aquel lugar era fabuloso.

Me acerque con cuidado a la entrada de aquel pueblo y pose mis pies en aquella tierra desconocida para mí. En aquel momento no se veían personas algunas en el lugar y pensé que eso era muy raro. Seguidamente descendí en aquel sitio en donde los pisos tenían incrustaciones de piedras ovaladas, muy brillosas que aun estaban así por el roció del amanecer.

Frente aquel pueblo se observaba un gigantesco arco inmediatamente después un largo pasillo que estaba conformado por los muros de los edificios, adosados uno con otro. Estas viviendas no eran grandes pues cada base oscilaba con una medida de tres metros cuadrado. Es decir que tenian todas las mismas medidas y estaban edificadas con una altura como para construir el segundo piso. A mi izquierda en la entrada ante de cruzar el arco, habia un aljibe casi pegado a ella.

Me senté cerca de allí sobre una piedra cuadrangular de un color grisáceo, supongo que el material de la misma estaria constituido de caliza. Seguidamente observe los detalles de aquel pintoresco pueblo. Así he visto que la entrada de algunas puertas, tenían peldaños escalonados y dentro de los aposentos se construian la segunda planta con tablas de maderas y parapetos para sujetarlos, completaba aquel estoc unas escaleras para subir al segundo piso. Aquellos edificios estaban adornados con unas pequeñas ventanas, parecidos a ventiluces, por los cuales entraban los rayos solares de día y por las noches la tenue luz lunar que daban un aire dulzón a las habitáciones.

Repentinamente del Arco de la ciudad salió un alegre joven con la cara muy inocentón, en este tiempo se le llamaría bobo. El se iba desplazando de saltos en saltos y paso por el frente mio sin siquiera mirarme. Por lo que vi aquel joven iba muy concentrado en sus pensamientos. Aquel mozalbete tendría unos 17 años y cargaba sobre el hombro derecho una pequeña bolsa de tipo limosnera hecha de cuero (Supongo que él estaría haciendo algún mandado)

Las vestimentas que usaba aquel joven eran muy raras para mí, porque él portaba por la cabeza un gorro de color grisáceo y en la parte delantera lo llevaba doblado hacia arriba. Para acelerar mi descripción yo diría que el vestía como un naipe de Sota. Lo voy a describir asi, porque aquel muchacho usaba una calza y un vestido mini, que ya no se usan en el siglo xx. Mientras que en la cintura se ajustaba con un fino cinto, no de belleza sino de ancho y tenia el cabello largo y de un color rojizo, que terminaban ondulados sobre los hombros. Le mire detenidamente hasta que doblo en un pasillo ubicado al oeste de la puerta.

Momento después de la misma dirección que salio aquel desconocido joven para mi, aparecio una mujer. Se trataba de una señora trigueña de estatura baja, con el pelo cubierto con una pañoleta. La ropa que ella llevaba puesta le llegaba hasta los tobillos y estaba calzada con unos zapatos muy raros y muy mal formados.Yo había visto esa clase de zapatos solamente en las revistas de caricaturas, para dar un ejemplo es la que usa el personaje llamado Tribilin en la revista del Ratón Mickey.

Continuando con la descripción de la doña, ella llevaba puesta sobre el vestido de color verde limón un delantal y en la mano izquierda portaba un balde de madera, que tenía manija de soga. Al verme la mujer me miró sorprendida como si ubiese visto un fantasma. Seguidamente hizo una pequeña reverencia con la cabeza, inclinándo levemente hacia adelante a modo de saludo.También levante la mano, respondiendo el saludo.

Acto seguido ella metió la cubeta en el aljibe y saco agua estirando de la cuerda yo estaba a una distancia de 15 metros de ella, sentado sobre la piedra cuadrangular. Ella me miro otra vez y regreso nuevamente por donde vino llevando lo que extrajo del pozo. Al rato escuche que aquella señora regresaba acompañada para mostrarle a alguien, el pibe forastero que estaba allí afuera.

Seguidamente se escucharon risitas femeninas con algunos empujones Y repentinamente ante mi visión apareció una bella rubia de ojos verdes

«Muy esbelta Ella”

La joven recién llegada vestía con un largo vestido de seda de color amarillo oro, un pequeño cordón bordeaba la cintura y sobre la cabeza tenía el pelo recogido en forma de rodetes, mediante una tela de tipo crochet, tejidos a mano con hilos blancos, ella lo usaba como media pañoleta con el cual se ceñía el pelo desde la parte de atrás. Al mirarme la doncella me sonrió y lanzo una expresión

—¡¡¡Ulala…!!!

Y lo dijo en voz alta y significa ¡Qué sorpresa…! Su corazón se apresuró un poco y la sujeto presionando la diestra izquierda sobre el pecho, luego me dirigió las palabras diciendo:

— ¿Cequil fait pour ici seigneur…?

¿Qué hace usted por aquí señor…?

Dijo eso pero en aquel momento yo no entendía ni jota de lo que ella hablaba y supuse que por el idioma que escuche era frances. A continuación dijo:

— ¡Venez ici seigneur, je bous conduis parmi la gens…!

— ¡Venga señor le voy a llevar entre las gentes…! Entonces yo le dije

— ¡No te entiendo nada…!

Ella pregunto con sorpresa

— ¿Espagnol…? Mirandome fijo a la cara.

Y luego saco agua en su balde de madera haciéndome señas para que me acercara más y continúo hablando con voz apresurada. Según dijo fue que ella no habia visto ninguna caravana que se había acercado del desierto, tampoco vio un chaval o un caballo que este presente por alli. Mientras la misma apuntaba los caminos de arenales que ya empezaban a titilar del calor que iba flotando en el ambiente.Todo aquello lo interprete mediante los ademanes que ella hacia con las manos, algunas que otras palabras lo entendía porque eran castellana.

Entonces le dije

— ¡Llegue hasta aquí volando…! Haciendo gestos, ella me miro y se sonrió tocándome la barbilla.

— ¿Me pregunto yo…?

— ¿Habrá creído que era una broma lo que le dije?

Seguidamente la joven me hizo ademan para que la siguiera y así lo hicimos y cruzamos el gran arco de entrada de aquel misterioso pueblo.

He visto asi que las calles eran muy estrechas, donde se concentraban vendedores de frutas verduras y animales domésticos. En aquel lugar reinaba un murmullo ensordecedor, cada Gens hablaba en su idioma contando alli había quienes se comunicaban en musulmán, italiano, español cerrado y otros tenían acentuaciones recalcadas en zeta y me entere también qué allí hablaban en lengua Asiria. Nos mesclamos entre las gentes y me llevo junto a otra mujer a quien le dijo:

—¡¡¡Mamae le forraste…!!!

Presentándome y yo la mire reconociéndola. Era la primera señora que vi cerca del aljibe, la misma me sonrió y dijo.

—¡¡¡Avant seigneur, bienvenue…!!! (Adelante señor bienvenido)

Luego me saludo tomándome de las manos y dándome la bienvenida, mas tarde me entere que ella era la madre de la joven. Mire a mí alrededor y todas las mujeres allí portaban delantales quienes se miraban unas a otras, haciéndose señales jocosas y riéndose a carcajadas.

— ¿Sería por mi vestimenta las risas pensé…?

Mis ropas en aquel momento eran las del siglo xx. Yo estaba vestido con un pantalón negro y mi camisa era de mangas cortas de color blanco, sobre las que sobresalían los bíceps, con los brazos anchos y musculosos. Entonces me presente y les dije

—¡¡¡Mis respetos a vosotras hermosas damas…!!!

Y con una reverencia continúe

—Madam y miladi, mi nombre es Juan Alberto Ayala

— ¡Soy el señor de una gran familia y me inclino humildemente ante vuestras presencias…!

Y ellas me miraron sorprendidas pues mi apellido era español de pura cepa y de tipo vascos en la época, reconocido en las ciudades contemporáneas por sus cuantiosas fortunas y escudos de armas, con lobos y sable y ocho aspas de oros. Capitán de las Marinas y de las Guerras.


CAPÍTULO TERCERO

“EL AMOR DE MERI ANNA”

Seguidamente la joven me dijo su nombre inclinado levemente la rodilla y estirando el vestido con la mano izquierda y el brazo derecho cruzado sobre el pecho.

— Yo soy Mari-Anne de la santísima trinidad de la familia Mendoza Segovia.

Y otros apellidos que ella expresó era muy largo para recitarlos todo, que era mejor decirlo hasta allí. Mientras tanto en el mercado las bulliciosas gentes seguían sus mercaderes, ofreciéndose sus mercancías hasta entre ellos y a ocasionales transeúntes.

Meri-Anna hablo con su madre en privado frente a la casa en donde vivían. Tambien ellos tenían un puesto de negocio en aquel lugar. Seguidamente me hicieron sentar sobre una butaca de madera y me sirvieron algo de comer, que consistía en pan casero y frisoles y según ellas expresaron “Para el viajero cansado y hambriento” Yo estaba feliz con el trato.

A continuación la mama de la joven subió una pequeña escalera de piedra y se metió en la casa dejándome a solas con Meri-Anna, para que yo dialogara con ella. Ella seguía hablando en su idioma y yo la miraba sin entenderla del todo, pero me gustaba mucho su manera de hablar y la expresión que ponía al hacerlo, parecía una niña (A pesar de que la misma podría tener unos 25 años) Yo en ese entonces tenía 21 y aparentemente congeniábamos juntos porque estábamos felices conversando uno cerca del otro.

Seguidamente salió del aposento la madre de la leidy y le habló en privado diciendo algo, luego fue hacia los pasillos lleno de gentes y más tarde regresó acompañado de un hombre a quien conducía del brazo casi a las rastras. Luego comprendí que el que trajo era un español de Castilla, me di cuenta porque el recién llegado me saludo en castellano y yo le respondí del mismo modo.

Entonces la mama de meri-Anna dio unos pequeños saltitos de alegría, aplaudiendo contenta. Ella hostigaba al hombre en idioma francés para que me haga muchas preguntas, de que si yo era libre si era soltero si no tenía esposa o era esclavo o tal vez era soldado y que si mis intenciones eran quedarme allí en la “Ciudad de Elvira» actualmente Granada España.

Porque si ese era el caso la hija de la misma estaba solterita y sin marido que podríamos nosotros formar una familia, pero eso si yo deberé traer unas dotes para asegurar nuestro casamiento, no importa si lo que trajese sean ganados o tal vez especias de Gassa. También podría tratarse de telares venida del Egipto o tal vez sedas del Oriente.

Yo mire a Mery-Anne quien se ruborizó al escuchar lo dicho y se tapó la cara con las dos manos inclinando el rostro sobre las rodillas en el lugar donde se encontraba sentada. Seguidamente levantó el rostro mirándome, mientras yo también la miraba y ella hizo un mohín con la cara como si me preguntara

— ¿Sí o no…?

Luego pensé por un instante y le dije que

—Hmmmmm, que si y que si.

Entonces la señora que estaba esperando mis respuestas saltó de alegría muy contenta abrazando al lenguaraz a quien trajo de traductor y le hizo bailar un poco. Meri me pasó la mano para que lo sostenga por un rato y con esa señal el trato ya había sido sellado. Pero lo que yo tenía que realizar era viajar de nuevo a fin de buscar la dote prometida.

Mientras tanto la tarde ya se estaba cerrando, el sol se iba bajando hacia el occidente y en aquel mercado las gentes se iban despejando. Por lo tanto yo me despedí de aquellas damas con la promesa de que iba a regresar muy pronto con lo acordado y ellas me preguntaron:

— ¿Cómo es que viajaría a esas horas…?

Yo no tuve más remedio que mentir diciendo que mis amigos vendrían a buscarme y que viajaríamos de noche porque de dia era muy caluroso. Ellas no me creyeron del todo pero Mery-Anna me abrazo fuertemente, tal si fuese una despedida y sentí muy dentro mío que ella iba estar esperándome.



CAPÍTULO CUARTO

“EL PODER DEL TIEMPO”

La verdad es que yo no sabía que inventar y la pregunta era:

— ¿de dónde sacaría una dote…?

— ¿Ho conseguiría ganados, quizás especias, tal vez lo requerido para que la madre de Meri-Anne me entregue la mano de su hija?

Todas aquellas incognitas cruzaban por mi mente, mientras regresaba volando hasta el vórtice por la que llegue a aquella época. El mismo se encontraba a una distancia aproximada de mil metros de alturas, al nordeste de la ciudad y para que yo distinga la dirección en la que queda los puntos cardinales en el lugar me orientaba por la salida y bajada del sol. Porque teóricamente el sol siempre sale al oriente y se oculta al occidente. Esa premisa es válida para orientarse en cualquier parte del mundo.

Al llegar al sitio y luego de haber atravesado el aplanado agujero del tiempo, que allí se hallaba en una nube estriada. Regrese a mi tiempo que en vez de ser de noche, alli era de dia. Ya del otro lado y como custodiando la entrada temporal, me estaba esperando el Señor de los Viejos Tiempos. A quien dije:

— ¿Supongo que usted me estaba esperando…?

Entonces el me miró y lanzó otra pregunta

— ¿Qué’ paso allá…?

— ¡¡¡No se Haga Señor!!!

— ¡Usted lo sabe muy bien…!

— ¡Y es seguro que usted se estaba divirtiendo a mis costas mirando como si fuese en un cine lo que yo hacía!

— ¡Porque yo se que usted ve y escucha todo lo que yo hago y digo…!

Le dije asi mientras el viejo se sostenía en su cayado curvo empuñándolo más aun y se inclino levemente hacia adelante, para mirarme fijamente con sus verdes ojos. Entonces yo asente mi pregunta:

— ¿¿¿Es verdad lo que yo dije???

Pregunte mirándole de frente, en espera de una respuesta y el contesto

—¡¡¡Siii yo lo sé Todo…!!!

— ¡Ya lo sabía Yo!, exclame

— ¡Entonces ya se entero lo que me exigieron esas gentes!

Me pidieron una dote para que yo consiga la mano de esa bella “damisela”

— ¡Usted sabe muy bien, que yo no tengo de donde sacar un centavo!

Entonces él se rasco la barbilla de blancas barbas y dijo.

—¡¡¡Pero tenes tus poderes…!!!

Lo expreso levantando la voz aireado y enojado.

— ¿Acaso yo debo mostrar el poder a mi futura suegra y a la hija…?

—¡¡¡Es seguro de que van a salir corriendo de mí. Muy espantadas…!!!

— ¡NOO…!

—¡¡¡No quise decirte eso…!!!

—¡¡¡Ya vas a entenderlo cuando regreses allá…!!!

Luego agregó con voz autoritaria.

—Hoy te irás a descansar en tu casa y en tu tiempo y mañana te vas de nuevo al pasado. Ya conoces el lugar de la entrada. Pasaras sobre el pueblo para dirigirte al sur-este del mismo.

—Volaras sobre unas montañas alpinas y allí avistaras un castillo con altas murallas.

—¡¡¡El castillo es un reinado con muchas riquezas!!!

—Cuando llegues alli entraras por el espacio. No bajaras a tierra, los guardias estarán arriba y otros abajo.

—Ya en una de la habitación de la planta superior, encontrarás la tesorería. Toma del lugar lo necesarios para tus dotes

— ¡Y lleva eso a la que te pidió…!

Ya al otro dia asi lo hice y me diriji volando raudamente en la dirección que él viejo me dijo, al sureste del pueblo. El sol ya se encontraba alto en aquel momento y seria más o menos las diez de la mañana. A la obcervacion un verdor de pinares embellecía las altas montañas. Mientras un río bajaba escalonadamente hacia la profundidades de los valles y en una de esas escalas se observaba una pequeña cascada de agua que caía cantarina mente sobre un lecho del lugar, pausando la carrera de aquel rio, luego seguía su rumbo bajando en declive desde los montes.

Más allá hacia el sur se veía el imponente castillo que se levantaba en la cúspide de una montaña, que por protección tres de los costados lindaban con vertiginosos precipicios y en el frente de la entrada se extendía un camino pedregoso, que decencia formando una carretera y ambos lados del castillo se levantaban los imponentes montes de pinares. En una palabra el estado geográfico de aquel lugar constituía una verdadera fortaleza natural, porque por los flancos sería imposible de ser atacado por ninguna fuerza opresora.Yo me dirigía volando desde el norte sobre el precipicio qué me daba miedo con solo mirarlo. Entonces evitaba mirar y ponía atención solamente al objetivo.

Ya sobre el castillo he visto que el primer guardia estaba abriendo la boca mientras bostezaba de sueño y aburrimiento. Aquel hombre se encontraba en un mangrullo sumido en sus propios pensamientos, observando fríamente los caminos de piedras y areniscas. En la mano izquierda sostenia una lanza y por la cabeza tenía un casco de cuero reforzado, con la punta hacia arriba. Por el pecho vestia un chaleco y en la parte baja llevaba una minifalda. En los pies usaba sandalias asegurados por la pantorrilla con una especie de lonjas. Los cuales iban atados en formas cruzadas. También tenía una bandolera del cual colgaba un cuerno, que sería para alertar a la gente de la guarnición de cualquier ataque.

Aquel soldado estaba parado en un mangrullo, también llamado mirador o bata-can que estaba edificado sobre un gran portón de doble hojas, erigido en la entrada. Las altas murallas del castillo eran de piedras esculpidas almenadas, al igual que las torres y estaba construido de la siguiente manera. En cada esquina estaba edificado un torreón circular, comúnmente llamado cubo. Los vigilantes del castillo subían al adarve o camino para la ronda, entrando por una puerta de los torreones circulares.

L a parte superior de aquel castillo lindaba con el adarve o camino para la ronda. Allí se encontraba el saetero, lugar usadas por los soldados, para lanzar flechas lanzas y aceite hirvientes desde las altas murallas en caso de que la guarnición fuese atacada. Mire entonces sobre el patio de armas que estaba ubicado en el frente del palacio. En aquel momento no se veía otros guardias a la vista, ni ensayando ni tampoco peleando.

Me diriji para entrar por una de las ventanas de los aposentos reales. Alli habian hermosos cortinados flameando, acariciados por el sensual viento, que aireaba el lugar. Ya en uno de las habitaciones del sitio, he visto que predominaban los colores rojos y amarillo oro, el piso estaba tapizado y ornamentado del mismo modo. También habia una cama ancha y alta que estaba labrada ornamentalmente y cubierta con sabanas de seda blanca y estaba enbellecido aquel confort con unos grandes almohadones con fundas que estaban cargadas con plumas.

Allí en el aposento no había nada que me interese, entonces opte por salir por la puerta a traves del espacio desviando levemente un cortinado de color rojo. De momento siempre seguía flotando, como para huir con urgencia si se presentaba algún problema. Muy pronto estube del otro lado de aquel salon, volando sobre lo que sería el comedor. Esta estaba por debajo mío a una profundidad de quince metros y en aquel sitio se veía una larga mesa con sillas a los costados, tambien en las cabeceras.

Cuando llegue al siguiente costado, entre en la tesorería. En aquel sitio se encontraba sobre una meza un libro de inventarios muy frondoso. También habia alli algunos sillones tapizados ornamentalmente. Las puertas tenían cortinados de diferentes colores y los pisos alfombrados. Entonces pensé (Estoy cerca), gire en el espacio mirando a mi alrededor y en la esquina oeste de la habitación lo vi.

¡¡¡Era el tesoro!!!

Había en aquella sala sobre el piso, monedas de oros agrupados en pequeños montículos, tambien se veia seis o siete vasijas de cuellos largos, rebosantes de joyas y piedras preciosas. Cada una de ellas media un metro de altura y estaban decorados llamativamente. Entonces exclame:

— ¡Eureka…!

—¡¡¡Heme aquí lo que estaba buscando…!!!

Pero la pregunta era.

— ¿Cómo voy a llevarlo…?

Me pregunté a mí mismo.

Entonces busque por el lugar con que cargar el oro. Mire a uno de los costados y vi en el habitáculo unas pequeñas bolsas de telas, hechas para cargar dinero, apiladas una sobre otra. Aquellos sacos tenían unas pequeñas sogas para ceñirlo del cuello cuando se llenaban. Posteriormente descargue una vasija completa de monedas de oro, en el piso y comencé a llenarlos.

Recuerdo que aquellos metales preciosos tenian un círculo de cinco centímetro de diámetro y tres milímetro de espesor. En una de la cara se observaba la imagen de perfil de un Rey medio viejo, con corona barbas y cejas anchas. Unas letras circulares bordeaban al mismo y en el reverso de la moneda se observaba una pequeña torre cilíndrica y almenada, con una puertita en la parte baja y una ventanita en los de arriba. Yo no entendía lo que decía la inscripción pero supuse que eran arábigas, lo único que sabía con certeza que eran de oro puro y su peso por lo tanto era equivalente al preciado metal.

Entonces cargue en varias bolsitas todo lo contenido de una vasija. Seguidamente ceñí desde el cuello con la soga y luego ate cincos bolsas entre si y salí elevándome en el espacio con el tesoro, misma dirección de la que había llegado. Muy pronto regrese al pueblito ya con el oro para entregarle a la madre de mi prometida. A quien encontré sacando agua del aljibe o pozo como le llamaban en esa época. La he visto desde las alturas y baje cerca de ella a una distancia prudencial para que no me vea volando, me acerqué y le dije:

— ¡Esta son las dotes que voy a entregar por ti!

Me miro sorprendida y luego pregunto

— ¿Y que son…?

— ¡Son monedas de oro!

Le conteste mostrándole algunas.

Otras personas no había en los alrededores. Seguidammente Mary Anne me tomo de la mano y llevamos el tesoro a la casa de la madre. Acto seguido madre he hija me dijeron que teníamos que comprar una casa, para que nuestra nueva pareja tenga independencia. Porque el edificio donde ellos vivían era muy pequeño y ya eran tres con la hermanita menor que tenía 13 años. Continuando con la presentación de la nueva familia. Cuento que mi futura suegra no tenía marido, porque el habia muerto en una expedición de guerra acompañando al rey, en las continuas batallas que eran sostenidas por los terratenientes feudales de la época, que duro despues 100 años.

En aquellos tiempos el pueblo Griego llamado Bizancio fue tomado por los romanos. Inmediatamente despues fue refundado por el emperador Constantino, con el nombre de Constantinopla. Seguidamente en 1453 el Imperio Romano cayó en poder de los turcos y cambio nuevamente de nombre llamándosele Ciudad de Estambul. Teniendo en cuenta las líneas del tiempo estábamos sumergidos en plena Edad Media que’ había comenzado en el 476 después del Señor Jesucristo y duró hasta el año 1492, con el descubrimiento de América por el navegante genovés Christophorus Columbus.

Seguidamente las mujeres me mostraron un espacio de parcela libre de tres metros cuadrado sobre la avenida.Aquella estaba situada inmediatamente después del Arco de Elvira. Según ellas aquel lugar era idóneo para la familia, pues Mery-Anna estaría viviendo cerca de la casa de la madre que quedaba de allí a una distancia de 20 mtrs. Así pasó y todo estaba dicho. Solamente habia que acercar los materiales para construir la casa que también deberían ser traídos de otras Ciudades. Aparentemente eso tambien estaba arreglado, con las monedas de oro que ellas tenían. Se podría comisionar lugareño para tal objetivo.

Prosiguiendo los días se concreto lo planeado, luego siguió una semana en la que yo no tenía contacto de mano ni de comunicación con mi futura esposa, porque la misma se abocaba con la madre a organizar la compra administrativa del terreno. Días después ya se encontraban los materiales frente a la parcela. Estos consistía en bloques de piedras esculpidas, cal cemitas de montañas, maderamen, trabas de hierro y para el techado tejas de barro cocido. Solamente faltarían los constructores que escaseaban en aquellos tiempos.Porque se habían ido todos a la guerra.

Entonces no tuve más remedio que abocarme yo mismo a la construcción. Así lo hice con las herramientas que también se trajo. Aparte de eso sería rapido, porque era pequeña y tenía a favor dos paredes ya construidos. Al este estaba la pared del arco de Elvira y al oeste la del edificio colindante con alturas de dos pisos. Por decreto Real los edificios de cada vecino podría edificarse pegado y adosados uno con otro. Recuerdo que el siguiente era una panadería. Más otros tres restantes hacia la avenida de la entrada. Eran privadas.

Seguidamente por la misma vereda estaba el Horno de la Merced. Usada como crematorio para los muertos. Más allá al oeste se encontraba otras entradas que conducían a diferentes pasillos. Hacia el este de la manzana también todas las construcciones iban adosados uno con otro. El arco de entrada fue construido en época de los Señoríos del árabe Taifa Ziri en el siglo XI. Allí se erigió lo que por hoy sería la populosa Ciudad de Granada, antiguamente llamada pueblo de Elvira porque estaba edificada entre las sierras del mismo nombre, que hoy en día corresponde a las serranías española, asentada en la cordillera bética.



CAPÍTULO QUINTO

“LA CONSTRUCCIÓN”

Muy pronto puse mano a la obra. Había aprendido albañilería en el siglo XX trabajando en empresas constructoras. Tambien tenia conocimiento de plomería y de herrería, pues por las necesidades de dinero me lance desde muy joven a trabajar como oficial albañil, aprendiendo mucho más de la profesión. Seguidamente tome las medidas geográfica del lugar y comencé a excabar los pozos para las bases de la casa. Arena se encontraba por todas partes, así que los tomaba de los alrededores. Las palas y la cuchara de aquel tiempo era similar a las de esta época, solamente que muchos más grandes y puntiagudos.

Hice una base bien profunda para que el viento no mueva el futuro edificio y luego fui adosando los bloques de piedras con las paredes vecinas. Los iba encastrando con unos hierros parecidos a la escuadra, los cuales eran usados para adosar la construcción con la pared del vecino. Mi futura esposa me traía agua y comida, mientras yo me dedicaba sin cansancio a la construcción y como todo viajero qué podía pernoctar en los desiertos. Cuando llegaba la noche hacía fuego con leños y me quedaba a dormir en la obra, de esa manera cuidaba para que no se robase los materiales.Tambien cuando llegaba la noche venía Meri-Anna junto a mí. Me traia cobijas para soportar el roció del amanecer y hablar conmigo a la luz de la luna.

Pasaron los días y la construcción ya estaba a alturas de andamio, que yo prefería no usarlos. En el lugar no había curiosos, entonces usaba el poder de volar que no me costaba porque era un joven muy fuerte y atlético. Por eso levantaba volando los pesados bloques de piedras. Asi muy pronto llegue hasta el nivel del techo. Seguidamente ya estaban construidas las dos paredes adosadas. La del sur con una pared enteriza hasta la altura del segundo piso. Mientras que la del norte con una puerta de entrada rectangular y en la parte superior una pequeña ventana que tenía barrotes de maderas. Por la cual entraban la luz solar y lunar.

Seguidamente asenté el maderamen sobre los bloques de piedras que sería para el techo y bases para las tejas. Muy pronto y pasando los días lo teche con mezcla de calcemias, dándole caída de lluvia hacia el norte del lugar. Al fin la construcción término y el aposento ya estaba hecho. La realización duro casi dos semanas. La alegría familiar de Meri-Anna fue muy grande. La culminación del edificio ameritaba un agasajo, por lo tanto la suegra preparo una rica comida y se bebió como brindis, hidromiel y sidra de pera que estaban preparadas con agua y miel fermentadas (Bebida alcohólica que fue la precursora de la cerveza actual de hoy en dia)

En el festejo éramos solo nosotros los de la nueva familia y sin invitados. Estábamos frente a nuestra flamante casa, ante una meza con cubiertos y servida con alimentos y bebidas. Allí entre los miembros de la nueva familia, se debatió los detalles de la futura convivencia. Cuando terminó la cena y el festejo a alta horas de la noche aproximadamente a las diez, fuimos a traer una cama mediana de la otra casa que era la de Meri-Anna. Desde aquel momento ella se quedaría a vivir conmigo en nuestro nido de amor. Con el consentimiento de la madre. Gracias a toda las proezas que se llego a conseguir.

Muy pronto después nos casaríamos por Iglesia. Mientras tanto seguíamos trasladando cosas, como una especie de caja grande de madera, que Merian usaba para guardar sus ropas. Es decir un ropero. El lecho lo colocamos por la pared que lindaba por el arco de entrada y a nuestra cabecera quedaba la puerta del aposento. A nuestros pies se encontraba el guardarropa, sobre la que reposaba la candela de piedra. El cual amanecía con su luz, mediante una mecha de espartos.



CAPÍTULO SÉSTO
“EL CASAMIENTO”

Ya en la casa entres novios las pasamos casi toda la noche hablando y otras cosas. Meri-Anna me enseñaba su idioma y yo el mio. Lo malo para mí, era que ella todos los días después de las ocho horas, iba a trabajar con la madre en el mercado. Les dije que no tenían por que hacerlo, con todo el oro que les había traído no hacía falta. Mientras que ellas me contestaban que debería guardarse las apariencias, para que no se enteren los ladrones que las asesinarían en pocos tiempos. Tampoco debe saber del mismo los soldados del Rey. Porque al enterarse el Monarca, no consentiría que unos plebeyos posean una fortuna. En una palabra mi suegra podría estallar en cualquier momento, como si estuviese durmiendo sobre una granada. Por la misma razón se mantuvo en secreto las dotes y retrasos de casamiento.

Una semana después Meri-Anna y la madre fueron a confesarse en la catedral de Elvira. Aún asi los del oro no fue contado al sacerdote. Porque él mismo era muy amigo del Rey, solamente se conto lo mínimo para que se realice la unión, ante los sacramentos de Dios. Ella abdujo que la dote que recibió por la hija, era el predio que se compró y la construcción de la nueva casa. A continuación las mujeres me llevaron a las rastras hasta la iglesia y el confesionario. Yo les pregunte si era necesario todo aquel acto.

Seguidamente llegamos frente al cura que era un señor gordo de contextura baja, con una cara muy bondadosa y cansada. Su traje eclesiástico o camisola alba, era largo y le llegaba hasta los pies. En los brazos tenía las mangas cortas y terminaban anchadas con ribetes amarillos. Debajo de aquel atuendo usaba una especie de camisa de mangas largas, con los puños abotonados y estaba ceñido hasta el cuello con unos botones forrados. Por la cabeza portaba un gorra turco, del mismo color que sus hábitos, es decir blanco.

Yo no podría precisar si aquel ministro de Dios era casado o soltero. Porque en el siglo IV los curas si podían casarse y tener hijos y celebraban las misas cada cinco años. El papado de aquella época en un concilio realizado en Elvira, dictamino que antes de ser celebrado cada misa. El clérigo debía atenerse a dormir con la esposa o perderían sus trabajos. Veintes años después en una ciudad llamado Nicea ubicado en la península de Anatolio de la República de Turquía. Se decreto que si un hombre casado fuese ordenado sacerdote, quedaría excluido de su matrimonio. Mientras que el Papa Gregorio VII, estableció que toda «persona» que deseen ser ordenados debían realizar primero un voto de Celibato. Es decir escapar de las garras de sus esposas. Ya en la antigüedad en la primitiva Iglesia, San Pedro que fue el 1er. Papa y los otros apóstoles de Jesús, eran casados y cuando ellos celebraban una misa al Señor. Sus esposas presidían la Eucaristía.

Regresando al relato de la confesión. Meri-Anna y la madre me dejaron en la iglesia con el sacerdote, quien me hizo sentar junto a él, aduciendo que el también era hombre que no le tenga vergüenza, que yo podía confiar en él y comenzó a formular las primeras preguntas. Me pregunto primero ¿De donde era? ¡Porque yo era muy extraño!, el me decía “cosas” como esa a fin de entrar en confianza.

Pero muy pronto llegamos a entendernos y le conté que yo no era de la Ciudad. Ni tampoco de los alrededores conocidos, que yo era de muy lejos. Algunas cosas de mí, él no interpretaba. Pues yo era muy culto para la época en la que él vivía. En ocasiónes me llamaba hereje. Al decirle por ejemplo que ¡El ser humano un dia llegara hasta la luna…! Entonces trataba de hacerme el tonto, para que el no me llame más asi. Por último me preguntó si yo creía en Dios. No le quise decir que yo ya lo habia visto y que hable con el creador. Le conteste simplemente que si, hasta que me absolvió de mis pecados, en el nombre de Jesús y ya estaba listo para el siguiente paso.

Luego fueron llegando Meri-Anna con la madre. Ella venía vestida de novia con un vestido blanco llenos de encajes gruesos ¡Ni la cara se le veía…! Tenía un tocado que le cubría todo el rostro (Me asustó de sobremanera, porque la misma parecía la llorona) El stock que ella usaba era muy mortuorio para mi gusto. Entonces yo le dije «que se destape la cara porque de no, me casaba con ella» La desconocí totalmente pero la madre me explicó que el novio no debía mirar el rostro de la consorte, hasta que el clérigo diga:

«Puede besar a la novia»

Al cavo de la cual se retiraba el tul y se besaban por “primera vez”. Acto seguido nos tocó firmar «el libellun Nuptia”, es decir el acta de matrimonio. El sacerdote nos condujo a un aposento donde tenía un gran libro de 70 centímetros de largo y de 35 centímetro de ancho sobre una mesa escritorio con tapa de cuero y decorado con relieves. El libro tenía dos partes que requerían las firmas de los cónyuges, primero la mujer y luego el varón.

El sacerdote pasó una pluma a Meri Anne quien marcó una reverenda X en el libro, luego me lo pasó a mí, iba a firmar como la del siglo veinte y pensé que con ello crearia un conflicto de época. Es capaz de que el clérigo me echaría de allí, acusándome de que lo hacía para ensuciar el tomo.

— ¿Qué hago?

— ¡Le pregunté a Mary-Anne…!

Y ella me hizo señas con las manos, que marque otra X. Así lo hice y seguidamente salimos de la catedral muy contentos, con la bendición del Cura en el nombre de Dios. A continuación hicimos una cena familiar y luego cada uno a nuestras casas. Era uno más de la familia. Un grupo de cuatro personas, Mariana la madre la hermana y yo. Los días pasaron normalmente, Merian ayudando en el mercado, me traía el desayuno el almuerzo y por la tarde regresaba a las cinco y hablábamos de todos lo que había sucedido en el transcurso del día. Yo vivía de casero.



CAPÍTULO SEPTIMO

“EL REY MEROVINGIO CLOVIS”

Estábamos durmiendo con Mery-Anna en nuestra casa. El sol en aquel instante ya estaba alto, cuando se escucharon golpes en la puerta de madera. Se levantó ella y lo atendio y he visto entre las hendiduras que se trataba de unos soldados. Hablaron con Merian en su idioma francés y desde más atrás una voz autoritaria lanzó una orden. Luego escuche llanto de mi mujer a quien llevaron arrastrada. Me vestí rápidamente levantándome, al momento escuche que la llevaban hacia el mercado. Porque Mery lanzo un grito para avisarme. Entonces yo cuidadoso me acerque al umbral para mirar y una voz me increpó diciendo:

—¡¡¡Salga…!!!

—¡¡¡El Rey Clodoveo Rey de los Merovingios, quiere hablar con voz…!!!

Cuando salí afuera, dos soldado jóvenes me agarraron de los puños y como yo tengo entrenamiento en arte marcial, me tire con fuerza adelante y girando mis brazos zafe de los agarres, alejándome de ellos. Pero a una distancia de 20 metros, con una feroz mirada. Me observaba un Rey con corona de oro y larga espada. Joven aun la cara, tenía bigotes y barbas bien atendidas, los hombros lo llevaba cubierto con un Manto Real, bordados con hilos de oro. Cuando escape de los qué me quisieron agarrar fui impulsado hacia adelante. Uno de los jinetes de la caballería me estaba por ensartar con una saeta. Pero aquel Rey levanto la mano impidiéndolo. Mientras una leve sonrisa se dibujo en sus labios. Posiblemente el pensaba en divertirse por mí.

Yo no tenía arma en ese entonces y el Rey ordenó nuevamente (Mediante señas), que me sometan sin armas. Seguidamente un enojado fornido y musculoso soldado, dio su espada al otro más joven Supuestamente menos experto que él, sonriendo entre dientes y se dirigió con iras y rabias al trote hacia mí. Entonces yo me puse en posición de pelea y al llegar a mí aquel soldado, use sus propias fuerzas tumbándole del cuello. Me subí encima de él y le aplique una llave “Mata León” acogotándolo. Eso fue demasiado para el Rey.Viendo todo esto se enojó terriblemente y ordeno carga sobre mí y a la orden toda la caballería arremetió con espadas hacia mí. No tuve más remedio que usar mi poder de volar. Caso contrario yo iniciaría una matanza en el lugar y no era bueno matar a aquellos que ya estaban muertos para mí tiempo. No esta en mis manos reescribir la historia. ¡Desembocaría en mi tiempo a una realidad alterna!

Entonces espere a que llegara la noche para rescatar a Meri-Anne. Mientras fui volando hasta una distancia prudencial y me dormí en el espacio. Luego lo que primero haría cuando llegue la noche, seria averiguar dónde la llevaron, rastreando su paradero. Cuando llego el momento, volé hacia el castillo ubicado más arriba de una loma, que bordeaba el pueblo. Urge por las oscuras mazmorras, la sala del trono, la habitación del Rey, sin vestigios algunos de mi mujer y regrese mas tardes, con mis penas hasta la casa donde viviamos. Con una gran sorpresa porque dentro de la casa. Ella ya estaba acostada en nuestra cama. Entonces silenciosamente pose mis pies en el habitáculo. Aplacando la ira que tenía por lo que le hicieron por la mañana al llevarla por la fuerzas.Yo había ido hasta el castillo decidido a destruir el palacio del Rey.

—¡¡¡Hola…!!!

Dije dentro de la habitación. Primero ella no me escuchó, entonces le di un beso en la mejilla y se despertó sobresaltada sentándose en la cama. Luego me miró y dijo:

— ¿Cómo entraste, donde estabas…?

— ¡El Rey quiere hablar con vos…!

Y le pregunte

¿Me vas acompañar…?

Ella contestó

— ¡No, yo no…!

— Entonces yo no voy, le dije

—Aparte el hombre este me va querer usar, vio lo que yo puedo “hacer” y me va húsar para ganar su guerra.

Entonces ella me dijo

— ¡Es nuestro Rey…!

—Pero yo no debo cambiar el pasado, tú no sabes porque ¡Ni te imaginas de donde soy…!

— ¡Si no vas hablar con él y ponerte a su disposición te va declarar enemigo de la Corona!

— ¡Y te va pesar…!

—Yo no voy… le dije

—¿¿¿Porqué??? Preguntó ella.

—Porque yo no soy un arma de guerra y no voy a ser usada por ningún Presidente ni Rey, pueden cambiarse la historia y producirse una gran Catástrofe en mí tiempo…!

Ella me miraba sin entender

— ¿Es tu última palabra…? Dijo ella.

¡Entonces lo nuestro va terminar…!

— ¿Porqué…? le pregunte.

— ¡Porque el Rey te va expulsar de la Ciudad, declarándote proscripto…!

—Está bien, pero yo no voy a dejar de verte, le dije

— De dia no voy a estar. Pero de noche voy a venir junto a voz.

—Si nos pescan juntos, también a mí me va pesar…, dijo ella.

— ¡Si eso pasara te voy a llevar conmigo lejos. A mi época en el siglo XX…!

Fueron pasando los días y como le prometí a Meri-Anne estábamos juntos por las noches hasta el amanecer, después ella se preparaba y se iba junto a la hermana y madre a trabajar. Al regresar ella me contaba de los hechos de las campañas del Rey donde ganaba en enfrentamientos y otras veces regresaban humillados con heridos y muertos.

Pasaron los meses así. Cuando el Rey salía nuevamente de campaña al frente. Mery Anna me avisaba si quería que me quede en el aposento y me traía alimentos que consistía en lentejas aves o cuis del desierto. También tocino con pan, elaborado en horno casero y frutas como manzanas. Entonces a pesar de que no podía salir fuera de la casa, fuimos felices otra vez. Un dia ella me comento que la mayoría de las batallas que perdía el Rey, fue porque sus soldados eran muy tiernos o muy gordos y sus entrenamientos eran torpes. No había alguien capaz en el reino de enseñarles proeza y rapidez con armas.

Una mañana he visto por las hendiduras de la puerta que el Rey y sus soldados regresaban de una reciente batalla y la caballería a su cargo, iba pasando por la avenida del pueblo, dirigiéndose al palacio para descansar. Entonces observe que un joven soldado estaba en el mercado.Ataviado con su coraza lanza y espada, con el pecho erguido y orgulloso por su vestimenta. Entonces le seguí entre la gente y me acerque a él, le palmee la espalda y le salude diciendo:

— ¿Cómo estás muchacho…?

Y él me contestó en su idioma, le toque los músculos y eran blandos y él se retiró de mi sonrojado. Menos mal que allí estaban unos españoles y me dijeron

— ¡No se le toca a los tribunos del Rey…!

— ¡Pueden apresarlos Señor…!

—Está bien, conteste. Solo quise enseñarle algunos trucos, para que lo use en combate.

—Podría salvarle la vida, por supuesto si él me diera su consentimiento.

Entonces lo españoles les hablaron y el aceptó. Entonces los trausentes que observaban en el lugar se retiraron apresurados a los lejos para mirar. Primera tecnica de enseñansa fue con la espada, el cual el joven me la presto:

— ¡Esto se usa así…!

Salte al espacio altura de un metro y mande el arma hacia su cuello y lo paré cerca del yugular.Ese fue la primera disciplina. Segundo efectúe el mismo salto y diriji la espada al medio del cráneo. Tercero, filo en mano, hice un tornado dirigiéndolo a los tobillos. Aquel joven soldado quedó estupefacto con los ataques mortales que le mostré y la velocidad con que lo aplique. Al momento las gentes del lugar iban escondiéndose en sus casas, dejando la plaza vacía. ¡Vaya a saber porque el miedo! Seguidamente le devolví la espada y le dije que me atacara y se me vino a la carga con la espada arriba. Entonces le agarré del brazo que lo sostenía y del cinturón y lo tumbe sin golpearlo. Seguidamente le ayudé a incorporarse.

Le tire nuevamente el arma y me ataco con el filo de punta. Lo finte con un bailecito hice un giro y le di un pequeño codazo en la costillas al pasar. Aquel golpe lo llevó hacia adelante. A continuacion arremetió otra vez con lo mismo, el cual bloquee con las manos en cruz entre su brazo, sujetando rápido del puño le tape el rostro y se tumbó al piso. Era muerte segura para el pobre Soldado. Aquel joven tenía mucha energía, pero le faltaba entrenamientos de guerra. En ese momento corriendo llegaron dos soldado más viejos, que me iban atacar. Menos mal que los españoles presentes en el lugar le explicaron en su idioma lo que ocurría y expresaron que ellos también querían aprender y entonces los estrene en el mercado. Les puse a los tres con espadas en manos a avanzar y a cada paso con una estocadas, otra a la cabeza, giros y a los tobillos. Así les enseñe un poco de técnica de agarre de arte marcial para defenderse contra ataques de cuchillos palos lanzas y otros.

Ya cansados, pactamos que entrenaríamos en el futuro y luego me fui hasta donde vivía y me dormí exhausto. Solo sentí que mi mujer me higienizaba, me desperté mientra refregaba todo mi cuerpo con un trapo húmedo. Ya en ese momento la luna estaba en lo alto. Ella me pidió que le haga lo mismo y así lo hice. Pasamos nuevamente otra noche maravillosa y nos dormimos juntos sin palabras.

Pasaron los días y las rutinas, yo solitario en la casa. Llegaron dos soldados y golpearon la puerta. Entonces pensé estos me quieren arrestar de nuevo, era más seguro para mí que no me encuentren. Entonces use el poder y atravesé el techo volando y les observe desde arriba. Los soldados que estaban parados frente al umbral de la casa eran dos con lanzas y como la puerta estaba abierta entraron a mirar hasta por debajo de la cama.Yo seguía observandolos desde arriba, luego ellos cerraron nuevamente y se fueron. Seguidamente se dirigieron hasta el mercado en donde vivía mi suegra y les recibió Meri Anna. Escuche que ellos se discutieron con ella y le acusaron de que estaba loca. Porque en la casa no encontraron a nadie o que quizás yo me escondía para no hablar con el Rey. Al escuchar esas acusaciones Mari-Anna reacciono encolerizada y como que les mandó al diablo en su idioma. Entonces los soldados se marcharon hacia el palacio y en represalias por el trato anterior. Informaron de que yo no quería dialogar con el Rey. A pesar de que no me habían encontrado.


CAPÍTULO OCTAVO

“EL PROSCRIPTO”

Desde aquel dia nefato para mí. El Rey Clovis ordeno mi captura mediante edictos y decreto, por considerarme enemigo de la corona y por no haber acatado sus órdenes y las leyes vigentes en ese entonces. Junto con otros artículos más. Las cosas que yo tenía fueron embargadas por el Rey. Entre eso las bolsas de monedas de oro que tenia la mama de Mery Anna. Tambien fueron secuestradas por orden. Menos la casa que yo había construido piedra sobre piedra, que iban seguir perteneciendo a la familia. También paso lo que predijo ella. El apellido Ayala fue cortado de su nombre por ser considerado proscripto y asi borrado de los libros de la Iglesia.

En síntesis fue un completo escándalo para la época. Esa noche mi mujer ya no regreso a nuestro hogar, ya por la tarde escuche que la madre le impedía. Ella lloraba y le decía que yo estaría esperándola. Amanecí solo en la cama sin comer nada ni beber agua. No quería ir a asustar a alta horas de la noche a la familia de Mery. Entonces me dije:

— ¡Mañana voy al mercado y me van a escuchar…!

Eso estaba decidido. Al siguiente día paso así, desperté muy temprano en espera de que las gentes del pueblo se reúnan y salgan a trabajar seguramente que allí estaría mi mujer y fue como lo pensé. Entonces también yo me hice presente en el lugar. Al verme las gentes comenzaron a gritar abucheandome, entre eso escuche unos gritos que decía:

¡¡¡PROSCIPTOOOOOO…!!!

No falto otros que comenzaron a tirarme tomates, luego me tiraron repollo y al rato era un verdadero diluvio de verduras en el aire hacia mí. Entonces, salí corriendo hasta la casa en donde yo vivía, detrás mío también llegó Meri-Anna que aprovechando el barullo en la plaza se escapó de la vista de su madre y entró en la habitación cerrando y reforzando la puerta con el cajón de ropas. Luego se puso a mirar por las rendijas, por si nos persiguieran algunos. Pero gracias al destino no fue así. Muy pronto se hizo el silencio y ella se tranquilizó sentándose en la cama al lado mio. Seguidamente mirándome a la cara pregunto:

— ¿Y ahora qué hacemos…?

—¡¡¡Tranquilízate…!!!

—Para no crearte más problemas, yo voy a marcharme del pueblo y después de unos días voy a regresar a buscarte. Para llevarte a mi tiempo.

Ella asintió con la cabeza y estuvimos juntos. Luego me abrazo y no me soltaba más, costaba despedirnos. Seguidamente me vestí y use mi poder para salír por el techo y fui hacia el vórtice, que para salir al futuro era plano. Regresé entonces a mi tiempo y época para pensar que haría, rebobine los hechos pasados hasta aquel momento. La que era mi mujer fue llevada por las fuerzas. Los bienes que yo tenía fueron embargados por el Rey. Entre esas cosas el oro que le entregue a la mamá de Mariana. Menos mal que el monarca puso en libertad a Mery, por no encontrarse delito alguno en ella y ser ciudadana del lugar. A pesar de que Meri Anna estaba casada conmigo por Iglesia. La familia Ayala fue cortada de su apellido, por orden Real y por ser considerado proscripto. Estaba pensando en todo lo que me había ocurrido hasta el momento y dije en voz alta.

—¡¡¡Yo no estoy dispuesto a perder mi familia…!!!

Entonces decidí que iba a regresar al pasado con la firme idea de traer a mi mujer al populoso siglo XX y me puse de viaje. Cuando ya iba entrar en el Vórtice que lo encontré porque fui a la misma dirección por la que regrese y las nubes tenían las mismas formas que al salir de allí. En aquel sitio me estaba esperando parado el Señor de los Viejos Tiempos con su cayado curvo en la derecha y vestido con la túnica blanca, levanto la mano izquierda y me saludo diciendo:

— ¡La paz esté contigo…!

— ¡También contigo Señor de los Viejos Tiempos…!

— ¡Quiero hablarte y mostrarte algo…! , dijo el.

Entonces me acerque a él quien golpeó el callado curvo hacia abajo tres veces, moviendo la mano derecha en círculo en el aire y en el espacio apareció una imagen que lo reconocí inmediatamente. Era mi mujer con otro hombre en la cama donde yo dormía con ella. Ellos estaban a la luz de la brea que alumbraba desde el recipiente de piedra labrada para candela.

—¡¡¡Mis ojos no querían, creerlo…!!!

Y él me preguntó

—¿¿¿Qué’ piensas hacer…???

—¿¿¿Ahora iras a matarlos…???

Y le conteste.

— ¡Yo no…!

— ¿Y entonces por que vas a regresar…?

— ¡Pienso en ir arreglar algunas cosas allá!

—¡¡¡Así sea!!! , dijo el y me arroje de nuevo tirandome en el vórtice.

Cuando regrese a la “Edad Media”, era de noche. No había luz de luna pero la oscuridad tenía un resplandor especial. Se veía bañado por una tenue luz azulada. En la semipenumbra haviste el pueblo en la distancia.Entonces me dirigí directo volando hacia donde era mi casa. Entre en ella atravesando el techo limpiamente como so fuera un fantasma. Mire desde el espacio sin posar mis pies en tierra y vi a la nueva pareja durmiendo plácidamente. Ellos estaban abrazados sobre la cama, con la cabecera ubicada hacia la puerta a la luz de la candela. Les observe flotando dentro de la habitacion por un rato y pensé (¿Lo despierto o no….? ) Era aproximadamente la cinco de las mañana en el lugar y me dije:

— ¡Voy a esperar un poco… hasta que aclare y amanezca del todo…!

Entonces me traslade afuera remontándome a una altura en el espacio y espere pacientemente que en el horizonte despunte el sol y luego entre de nuevo a la habitación. Ellos aún estaban durmiendo, descendi y puse mis pies en tierra y allí les grite.

—¡¡¡Ya amaneció todo señores, arriba…!!!

—¡¡¡HEE…!!!, dijo

El hombre mirando a la puerta y zarandeo a Meri-Anna para que despertara, quien se levanto con la enagua puesta.

—¡¡¡Necesito una explicación grite…!!!

Ella profirió un alarido de susto.

— ¡AAAAIIIIIEEEEE…!, y exclamó

—¡¡¡Mi esposo…!!!

Violentamente brinco de la cama al piso, abrió la traba de la puerta y corrió hacia la casa de la madre llorando a todo correr. Entre nuevamente a mirar al sujeto que estaba desnudo y le dije que se vista como hombre. Luego él se puso los pantalones y preguntó:

— ¿Quién es usted?

—¡¡¡Soy el esposo de ella y quiero hablarle…!!! , le dije.

Aquel individuo era un hombre trigueño de ojos negros y cabellos del mismo color. Tenía una altura de un metro cincuenta y usaba un fino bigote. Se vistió rápidamente el pantalón y con la camisa entre los dedos. También salió a correr hacia el mercado, dejándome solo en la habitación. Entonces yo salí cerca del aljibe a mirar y al rato aquel hombre ya todo vestido venia corriendo hacia a mí a toda velocidad, con un cuchillo en la mano. No había otro hablante a la vista y recién estaba amaneciendo. Aquel hombre venía directo hacia donde yo estaba, como apuntando a un toro salvaje. Evidentemente él individuo quería ensartar el arma en mi cuerpo.

—¡¡¡Párate allí…!!! Le grite

—¡¡¡No quiero hacerte daño…!!!

Hasta ese momento nunca me habia hecho correr ningún macho, por más grande espuela que tenga. Le hice un baile de esquive y el pasó de largo con la daga, se dio vuelta como trotando y volvió a la carga. Mientras iba arrojaba puñaladas a diestra y siniestra. Hasta que tuve que golpearlo en la cara para sacarle el arma. Le tumbe al piso con un lance de karate, usando el brazo atacante de palanca. Ya sujetado le torcí la mano y le saque la punta. Seguidamente le tome del cuello acogotándolo y pose el chuzo en la espina dorsal quinta vértebra y le dije:

—¡¡¡No quiero matarte, tranquilízate…!!! Y no tuvo más remedio que calmarse. Luego le dije

—¡¡¡Quiero hablar con la mujer, vete y avísale…!!!

Entonces se fue corriendo, le espere por un momento y al rato vino ella. La misma “cosa” con un cuchillo en la mano para atacarme, gritando nada bueno

“Que yo era un diablo” Etcétera

Etcétera y otras cosas mucho menos bonito. Yo sin embargo sonreía por su actitud, me divertían sus actos, nunca la habia visto asi.

Yo estaba parado con el puño cerrado apoyado en las caderas. Le mire fijamente y le dije:

—¡¡¡Mátame si quieres…!!!

Entonces ella ya cerca en frente mio se paró en seco, con el cuchillo levantado al aire. Como para clavarlo en mi corazón

— ¡Adelante!, le dije.

Y ella no podía, le temblaban las piernas ¿Y que paso entonces? Bajo el puñal llorando, me lo puso en las manos y lo apoyó en su pecho en dirección al corazón y dijo:

—¡¡¡Mátame voz…!!!

—¡¡¡Yo no te merezco…!!!

— ¡Yo te perdono la vida…! , le dije.

— Solo necesito saber ¿Que ocurrió en mi ausencia…?

Entonces me llevó de la mano a sentarme con ella en la cama de su habitación y me contó de la orden del Rey. Ella ya hablaba castellano, no tan bien aunque se le entendía. Me conto lo que sucedió después. El Rey me habia declarado proscripto públicamente con desafuero de mis bienes, las qué fueron confiscados por la Corona y mi apellido borrado de la iglesia. Entonces la mama de Meri Anna, consolidó otro nuevo matrimonio. Como la hija ya no tenía nombre marital y fue eso lo que paso. El problema ahora era mío, porque yo había regresado aquí a fin de llevarla conmigo a mi época, pero la misma ya vivía con un nuevo marido.

Entonces pensé que lo que yo debería realizar era renunciar a todo y dejarla a que sea feliz con su nueva pareja. Por lo tanto no había más que “hacer alli”. Entonces salí fuera de la habitación para regresar a mi época y ella me siguió hasta afuera. Al rato se acercó el hombre con sus bolsos y le dijo a Mariana que allí terminaba lo que ellos tenían, qué yo ya regrese y que soy el marido anterior y que él se iba por donde habia llegado. Aquel hombre estaba vestido y ataviado con una boina a la francesa, Bombachon español, un jubón también abambuchado en los brazos, y en uno de sus costados portaba una pequeña espada.

— ¿Me dejaras…? Preguntó ella mirándole.

— ¡Me quedo sin nada…! exclamó.

Escuche que corrió llorando a su habitación y cerró la puerta detrás de ella, con un portazo. Mientras tanto yo observaba la escena desde la avenida.Aquel hombre se acerco a mí y hablo preguntando:

— ¿Puedo ir con vuestra caravana. Señor…?

— ¿Me pueden llevar…? planteo él.

Le mire y le dije.

—¡¡¡Sí…!!!

— ¿Y dónde está…? pregunto.

Refiriéndose a la caravana, entonces yo le hice otra pregunta.

— ¿Adónde quieres ir…? y él contesto.

¡¡¡Augsburgo…!!!

— ¡Mira yo soy un gran mago, te puedo llevar volando y en una hora estarás allá, si me prometes no asustarte…!

El se rió y exclamo.

— ¿Es una broma acaso…?

—¡¡¡No, no lo es…!!!

— Estas dispuesto…? pregunté.

—¡¡¡Sí…!!!

Contestó él y entonces utilice el poder de volar y lo alce en el espacio conmigo. Él se fue gritando primero y luego se “calló”

— ¿A que dirección queda Augsburgo…? , le pregunté

—En esa dirección… Me dijo él.

Apuntando hacia la bajada del sol. Mas tarde ya estábamos cerca de la esplendida Ciudad.

Allí antes de llegar, se observaba el ancho y caudaloso Río Elba, sería como la afluencia del Rio Paraguay. Ya en la Ciudad sobrevolamos una especie de cabildo labrado con relieves arquitectónicos y con unas cúpulas similar al casco de acero Pickelhaube, del Ejercito Imperial Aleman 1916—1945. Usado en la primera guerra mundial, así era el:

“Esplendoroso Augsburgo Medieval»

La gran urbe ya en aquella época era populosa, los pisos se veían todo enlozado y cientos de hablantes se cruzaban uno con otros en el lugar. El hombre me pidió que lo baje cerca de una Gran Catedral y así lo hice.

Que le baya bien… le exprese.

Volé nuevamente hacia el espacio a toda velocidad. Entonces regrese en donde se encontraba Meri-Anna y la encontré durmiendo, la desperté y se sentó en la cama. Me miro y dijo:

— ¿Seguro que te doy asco…?

—No…, conteste.

Pero algo dentro mio ya no era como antes, (El amor puro que le tenía) Lo que en ese momento sentía, era lástima. Porque ella había sido víctima de una tiranía y de los protocolos de aquella época. Entonces le pregunte:

— ¿Quieres irte conmigo como te lo había prometido, antes de partir?, le pregunte.

Ella me miro a los ojos y preguntó

— ¿¿¿No estás enojado…???

¿No, le dije.

Y le explique por que.

— ¡Vos SOS víctima del Rey y de tu mama… No es tu culpa, lo que haya pasado…!

—Ten confianza en mí…! , dije y le tome de las manos

— ¡Bueno…! , contestó ella.

—Y voy a contarte un secreto que no sabias. Yo soy un gran mago y voy a llevarte volando.

—No quiero que te asustes…

—Confió en vos… me dijo ella.

Entonces use el poder de nuevo dentro de la habitación, le agarre de la cintura y salimos del lugar. Ya en el espacio grito un poco de sustos y sorpresa. Pero muy pronto ya estábamos arriba a 50 metros de altura y seguimos subiendo. Hasta que llegamos a la puerta del tiempo, los cruzamos al otro lado y allí era de dia. Entonces le pregunte:

— ¿Quieres observar que va pasar de Francia con en el tiempo?

—Sí…, me dijo ella y nos metimos en un vórtice plano, seguido de otro del cual salimos. La pregunta sería

— ¿Como yo sabría que ese iba ser el lugar…?

Era fácil pues en la geografía de esas tierras francesas y españolas, se podían encontrar el futuro y el pasado de los mismos.



CAPÍTULO NOVENO

“CIUDAD DE FRANCIA MODERNA”

Asi paso y muy pronto se iba avistando la moderna ciudad de Francia a orillas del gran océano Atlántico Norte. Nosotros aparecimos en el espacio a un kilómetro del lado Este altura aproximada a 500 metros. Alli se avistaron cientos de tráficos, la torre Eiffel, la avenida de doble vía sobre el mar cantábrico, la cual estaba protegida a los costados por una especie de pequeña muralla y era usada por las gentes como costanera.

El movimiento y estrépito en el lugar era ensordecedor. Allí se escuchaban claxonazos de monstruosos tráileres, qué asustaban a los transeúntes con sus fuertes ruidos a barcazas.También a los conductores de pequeños automóviles, que trataban de huir apresurados de sus trayectorias. Colectivos de dos pizos y otros vehículos que Merianna jamás había visto en su vida. Le mire en la cara y la vi demacrada y con ojeras y sus labios estaban sin color y temblando. Entonces pensé que ella se sentía mal. Le pregunté si estaba bien y ella contesto.

— ¡ALGO…!

Estábamos cerca del mar a orilla de París. Allí se avistaba un gran puente levadizo con correa doble y seguidamente nos dirigimos volando sobre los rascacielos de las altas construcciones, entonces ella me dijo.

— ¡Quiero mirar más de cerca…!

Y bajamos de a poco sobre una calle céntrica más tranquila, con pocas afluencias de vehículos. Recuerdo que en aquel lugar había un «Bar Café» Ya lejo de los ruidos molestos, me sostuve a una altura y ella observó a las gentes del lugar.Todos los hombres allí vestían trajes con corbatas y portaban valijines de ejecutivos con sombreros negros. Ella puso atención a la conversación de los hablantes y entendía los que ellos decían, pero no identificaba el objeto y significado al que se referían. Luego miro detenidamente a una mujer con vestido rosado y delantal blanco. Porque era similar a la que se usaba en su época. Aquella joven del lugar estaba cargando un cucurucho con helados. Entonces Meri-Anne preguntó

— ¿Que’ es eso, parece hielo…?

— ¿Quieres un poco…? le pregunté y ella se rio como loquita.

— ¡Espérame aquí, no te muevas…! Le dije y la deje flotando en el espacio.

La mujer que servía helados no estaba, entonces yo abrí la heladera cargue un cucurucho grande y me remonte nuevamente arriba, le pase el helado y ella me dijo:

— ¿Qué haré de esto…? y yo le conteste

— ¡Pásale la lengua…!

Y así lo hizo y ella se reía continuamente como una adolecente.

—Es dulce… dijo ella.

Entonces descansamos por un rato. Mientras ella comía el helado sin mirar nada. Después preguntó:

— ¿Y dónde se encuentra el Rey y los soldados, que cuidan la Ciudad…?

—Te voy a mostrar quien es el Rey

— ¡Ahora se llama Presidente, en este lugar…!

Y entonces la lleve hasta la casa de Gobierno francés, justo cuando el Excelentísimo Presidente estaba saliendo con sus guardaespaldas, abordando un helicóptero militar. El Presidente de ese entonces era un hombre delgado con el pelo crespo y de color rojizo, vestía un traje negro levita, la banda presidencial la tenía colocada debajo de la indumentaria. Era rojo y le cruzaba el pecho de derecha a izquierda. Entonces le señale con el dedo:

— ¡Ese es el Rey ahora…!

— ¿Y la Corona…? pregunto ella.

— ¡Ya no lo usan…!

Le dije y ahora te voy llevar en donde están los soldados y la lleve a una delegación de Policía Nacional Francesa. Ya allí nos acercamos a observar las oficinas que estaban llenos de hombres, vestidos con camisa blanca, pantalones azul marino y corbatas. Ellos escribían en máquinas de escribir, cada hombre tenía el nombre gravado sobre los bolsillos. En la oficina se observaba algunas que otras computadoras Aquellos hombres trabajaban mientras bebían cafés y fumaban cigarrillos. Algunos blasfemaban en voz alta y otros miraban las noticias de los sucesos del día en un televisor color.

Entonces Meri-Anna se enfocó en la caja con imágenes, según ella, Justo en el noticiero que estaba pasando la filmación sobre una mujer que fue ultrajada y degollada la que apareció en un callejón del barrio céntrico, cerca de unos tachos de basuras.Tal parece que lo que vio, la asustó al mirar sangre, después de los mismos ya no quería saber nada del lugar y me dijo.

—¡¡¡Llévame lejos de aquí…!!!

Entonces la saque del lugar. Volamos hacia arriba y ella ya no me hablaba ni me miraba. Solo me pidió que la lleve urgente de donde la traje.

— ¡Llévame a casa…! me dijo.

—¡¡¡Vos SOS el diablo en “Persona”…!!!

No me gusto nada como ella me llamo. Entonces calladamente la lleve de donde la saque y en silencio entramos en el vórtice de la edad media. Luego la baje frente a su morada. Salió corriendo hacia la casa de la madre y llego allí gritando y golpeando desesperadamente la puerta de entrada. Por lo visto la aventura del viaje en el tiempo fue demasiado para ella. También allí supe que la misma nunca sera la compañera del:

«Viajero del tiempo»

Ya perdido toda esperanzas de llevar a Meri-Anne a mi época, regrese sin pareja. Pero aún era muy joven contaba con solo 22 años. Ya de regreso a mi mundo los días fueron pasando para mí muy lentamente. Yo y mis rutinas diarias. Cuando estaba en mi morada algunas veces sin trabajo y queriendo conocer el mundo. Usaba el poder y me iba a buenos Aires, en especial al producirse enfrentamientos del pueblo, en reclamo de sus derechos (De curioso iba a mirar lo que pasaba allí)

Cierta vez. Regrese con una marca de bala de goma en mi barriga. Porque auxilie a un hombre ensangrentado que le habian roto la cabeza, con una varita de madera (Brutalidad policial) Las turbas de ese entonces corrían desesperados y le estaban por aplastar al accidentado. Porque ellos eran empujados por la policía de la Brigada Antimotines, entonces yo le saque volando del lugar.



CAPÍTULO DÉCIMO

“EL REGRESO”

Pasó un año y algo más, volando por la ciudad encontre al Señor de Los Viejos Tiempo quien me dijo:

— ¡Tienes que venir conmigo…!

— ¿Porqué…? le pregunté.

— ¡La familia que dejaste allá, está en peligro de muerte…!

Entonces le mire sorprendido y le dije.

— ¡Meri-Anna ya no quiere saber nada de mí…!

—Quizás, pero por el amor que se tenían antes, debes auxiliarla…

— ¡Ella nunca se olvidó de ti…!

—Ahora ella tiene una beba de un año.

—Y ellos están en peligro de muerte…dijo.

Entonces le pregunté al Viejo.

— ¿Ella es mi hija acaso?, y el me contesto.

— ¡Pregúntale a ella…!

Pensé por un momento y le dije.

—¡¡¡Así Sea…!!!

— ¡Me voy de nuevo para allá. En el Medievo…!

Cuando llegue allá. Era de dia. Me diriji directo a la casa en la que entre por el techo y vi a una beba sola en la cama (Envueltas en pañales) Gordita y rubiecita de ojos verduzcos, parecida a la madre. Me quede a su lado treinta minutos. Mientras pensaba que podría tratarse de nuestro retoño. Es lo que iba preguntar a Meri-Anna. Esperaba y esperaba. La mama no venía a revisar a la criatura, que seguía con el cuadro febril con agitaciones y además con mucha tos, el pulso y el corazoncito acelerado. Pensé que si me iba a buscar a Mery en la plaza de mercaderes. Se me armaba otra vez el quilombo.

Entonces decidí. Voy a llevarla al futuro en un hospital. Así lo hice y arribe en un centro Español, lugar en que podía hablar bien con los doctores y les dije que la beba era mi hija y que estaba muy enferma. Muy urgente tres médicos la auscultaron, dos hombre y una mujer y la internaron de urgencias en “Terapia Intensiva” le colocaron suero mientras yo esperaba pacientemente. Como no tenia donde ir, flote a una altura determinada observando todo lo que pasaba y hacían a la pequeña. Ya por la tardecita baje a preguntar si podía llevarla y me explico un doctor que estaba a cargo de los pacientes infantiles. Que mientras no termine el cuadro infeccioso que presenta la beba, no le iban a dar el alta.

Muy recto el Galeno me hizo unas series de preguntas, si en que parte de la ciudad vivíamos, que tomó la beba y lo más fundamental porque espere hasta ese punto, para acercarlo al nosocomio. Entonces yo culpe a la madre de todo eso. Pero igual supuestamente yo debería velar por ellos. Por ser el jefe de la familia.

La reprimenda fue muy duro y lo soporte estoicamente. Loable era que la criatura reaccionaba favorablemente a las atenciones médicas. Muy pronto saldríamos de allí. Pero llevamos 3 dias en aquel lugar. La infanta se mejoró y evidentemente ya se encontraba bien.Vi desde el espacio a una doctora que le auscultaba por última vez con un estetoscopio, hablándole a la bebe y haciéndola sonreír. Hasta le pusieron un pañal descartable nuevo y una pequeña frazadita para bebes

“Tal quedita y perfuma dita se hallaba ella”

Luego la Galena salió afuera, preguntando por los padres del bebé Ayala, escuchando esto baje del espacio y pose mis pies en tierra

—Soy yo le dije.

Giro la mirada hacia mí y dijo:

—¡¡¡Su retoño ya está sana…!!!

—Gracias a Dios… le conteste.

Me hicieron firmar la recepción a mi cargo en un registro. Les agradecí a todos los doctores que la atendieron. Ellos alegaron que era su trabajo. Entonces me dirigí a la salida del hospital y la lleve de regreso a su tiempo.Ya de regreso en la Ciudad de Elvira y en la casita, la deposite suavemente en la cama y esperé pacientemente allí, si venía la madre para entregarle su hija. Tambien darle algunos consejos de cuidados. Al rato escuche que regresaba Merianna corriendo y lamentándose por la pérdida de su vástago.

—¡¡¡Mi hiijaaaa!!! Decía.

Abrió la puerta de golpe, me vio parado en la habitación, quedo tiesa y sorprendida del susto. También vio a la nena, entro rápidamente en el aposento y se abalanzo encima de la beba llorando y llenándole de besos desesperados, despues me miro muy feo a mí y me dijo:

— ¿Porque volviste…? , yo le conteste

— ¡Me dijeron que corrías peligro de muerte, por eso regrese a ayudarte…!

— ¡Eso no cambia en nada las cosas…! me dijo ella.

Dándome entender que el amor que nos teníamos, ya habia terminado y pensé que no había forma de comunicarnos pacificamnte entre nosotros. Entonces le dije enojado por sus tratos.

— ¡Está bien me voy de aquí, de nuevo a mi época…!

Y sin más palabras salí volando de allí.



ÚLTIMO CAPÍTULO

“EPISODIO DEL PASADO”

De regreso al vórtice con el alma en las manos no me impresionaba nada de lo que veía en los alrededores. El señor de los viejos tiempos parado como de siempre en la entrada, me miro y sintió penas de mi. Entonces me dio un abrazo y me palmeo la espalda y dijo:

— ¡Todo esto pasara…! a modo de consuelo.

—Respira profundo y ponme mucha atención, te mande allá para que ayudes a esa familia y a lo que puedas, pues una gran epidemia, muy pronto azotara el lugar y solo tú puedes ayudarlos, con el adelanto médico de tu época, junto con el poder que tienes.

Pero esta por ti aceptar o no la riesgosa misión.

— ¿Y que voy a ganar yo…? , pregunte.

— ¡Será la última misión que te daré en el Medievo!, me dijo.

—Y ganaras la satisfacción de haber ayudado a muchos seres humanos, cultivando más aún tu alma.

¡Será la última y después te sacaré de allí!

— ¡Está bien Señor, me voy de nuevo para allá…!

Y me lance de nuevo en el vórtice, rumbo al pasado. Ya en el tiempo, yo creo que regrese muy adelantado al que había dejado. Porque la ciudad ya no era igual como la deje recientemente. En el lugar se veían humos blancos y negros, saliendo de una chimenea y en el aire se olian carnes chamuscadas. Yo miraba desconfiado por todos lados, porque presentía algo en el ambiente. Era como un espíritu de cólera y amargura y mientras volaba en el espacio escuche que de muchas casas salían

«Ayes y lamentos»

Entonces me pregunté ¿qué habrá pasado en el lugar…? Y me dije a mi mismo voy a mirar y llegue hasta la ciudad de Elvira, desde donde salía el humo negro. Esto ocurría por la avenida a cien metros de la casa en la que yo vivía.

¡¡¡Lo que he visto allí me paralizo la sangre!!!

Un hombre con un hacha en la mano estaba cortando miembros humanos, mutilándolos sobre una mesa de gruesa madera y los iba tirando dentro de un gran horno de fuego. Entonces le grite:

—¡¡¡Hey Señor del hacha, alto allí…!!! Le dije.

Queriendo «hacer» cesar la labor de aquel individuo que era un hombre moreno muy feo, llenos de protuberancias en la cara y en las manos. El estaba vestido como un “Monje Capuchino”, pero todo de negro, parecía “La muerte en persona”

Haciéndome caso omiso, aquel hombre siguió su labor sin decir nada. Entonces me acerque más a él, que’ repentinamente giró la cabeza mirándome fijo. Mientras metía una pierna en el horno. Seguidamente apuntó con el dedo índice, una carretilla hecha de madera y por lo que me dio a entender es que yo vaya a buscar más cadáveres. Señalo hacia un costado de los edificios, mostrándome algunos difuntos que estaban recostados por las paredes, en posición de sentados y lanzó una preposición como sentenciando:

—¡¡¡USTED ES EL SEÑOR AYALA!!! Me dijo.

Mirándome fijo cómo si ya me conociese. Entonces le pregunté

—¿¿¿Cómo es que usted me conoce??? Y el contesto.

— Hay una historia en Elvira sobre usted y de su amor en pena que quedó al olvido. También de una beba que podría haber sido su hija.

“QUIEN AHORA LE TOCARÁ A USTED, CREMAR”

— ¡¡¡NOOO…!!!, le dije.

—¡¡¡YO NO…!!!

Y el continuó hablando.

¡¡¡Ella falleció anoche, como muchos otros de Elvira…!!!

Y empezó a toser desesperadamente.

¡¡¡Cof, Cof, Cof…!!!

Y mirándome a la cara y apuntándome, con el dedo sentenció.

—¡¡¡También usted se contagiara…!!!

Haciendo caso omiso a sus advertencias le pregunte

— ¿Dónde está la beba…?

—ESTÁ SOBRE LA LAPIDA DE LOS DIFUNTOS, me contesto.

— ¡En la entrada del Arco del Mercado…!

— ¡ALLÍ SE COLOCAN A LOS QUE MUEREN PARA VELARLOS, ANTES DE LA CREMACIÓN…!

Entonces pensé que allí estuve sentado cuando llegue a este pueblo por “primera vez” Seguidamente fui con la carretilla de madera a ayudar al hombre. Primero fui encontrando fallecidos ya tiesas y duras reposando por las paredes de las avenidas.En todas las posiciones. Lo levantaba y lo llevaba al crematorio. Hasta que la avenida ya no tuvo personas fallecidas en el lugar.Repentinamente la he visto:

¡¡¡Era la beba!!!

Ella reposaba recostada sobre la lapida, envuelta en sus pañales, le toque el rostro y estaba fría y sin pulsos. Sin las acostumbradas sonrisas.

—¡¡¡POBRE BEBA!!!

¡¡¡ERA LA COMPAÑERA DE LOS VIAJES!!!

Y rompí en llantos, lamentándome y me pregunté

— ¿¿¿Por qué ella…???

Y solo me respondió el silencio.

En aquel momento. Ya era alta la hora de la noche. La deposité suavemente sobre la carretilla de madera, y la conduje hasta sus último adiós, donde estaba el devorador fuego de la purificación.

Llegué allí y me dijo el cremador.

— ¡INTRODÚCELO EN EL HORNO…! y conteste

— ¡YO NO…!

— ¡NO TENGO EL CORAJE DE HACERLO, POR FAVOR…!

—POR FAVOR HÁGALO USTED, SIN CORTARLA EN PEDAZOS

— ¡POR FAVOR…!

Lo repetí y me di vuelta, saliendo apresuradamente del lugar. Alejándome para no verlo. Luego fui corriendo hasta donde era mi casa. Abrí violentamente la puerta buscando a Meri-Anna en el aposento y la encontré vacía, no estaba nadie allí. Entonces empecé a gritar llamándola.

— ¡¡¡MERII. MERIIIII…!!!

Sali nuevamente afuera mirando en distintas direcciones. Mire hacia el arco de entrada y en la semipenumbra he visto que Mery-Anne venía desde la dirección del mercado, lamentándose.

—¡¡¡ MI HIIJAAAA…!!!

—¡¡¡MI POBRE FAMILIA…!!!

—MERI III…!, le grite

— ¡POR AQUÍ, ESTOY AQUÍ…!

Entonces ella me escucho y vio, se acerco corriendo hacia mí,abriendo los brazos para abrazarme. Ya cerca mio le abandonan sus fuerzas y cae arrodillada sin golpearse porque yo la sujeto antes.

— Por favor ayúdame, llévame al aposento…dijo.

Entonces la levanté en mi regazo y la lleve. Ella hervía de fiebre también tosía mucho y empezaron a salirle en la piel unos pequeños forúnculos. Mientras, hablaba dos o tres palabras, me pidió que le pase trapo mojado embebido en agua, sobre todo el cuerpo para combatir la fiebre.

Asi lo hice. Pero con eso no bastaba porque cada vez más ella se retorcía en la cama.Tenía contracciones y retortijones y entonces trate de auxiliarla absorbiendo el mal con imposiciones de manos (expulsando como bólido la enfermedad) Momentáneamente se tranquilizaba, pero aun así con eso no vastaba y pensé que con eso me daría tiempo para viajar al futuro, a traer medicamentos. Use la velocidad máxima o supersónica y pase por un vórtice de un futuro inmediato.

Muy pronto llegue a una ciudad Europea de habla hispana, no recuerdo cual era porque no le puse atención. Hable con un doctor del lugar en su consultorio, contandole del cólera y me dijo que por la característica de mi relatos, se trataba de la Peste Bubónica. Pero que esa malaria ya se había extinguido hace siglos. Entonces no tuve más remedio qué confesarle al galeno, que eso estaba ocurriendo en la edad media y que yo acababa de llegar de allí. No me quiso creer y le mostré algunos poderes míos, cómo atravesar la pared y bolar a una alturas y además le conté que podía viajar por el tiempo. El doctor me miro extrañado preguntándome si yo era miembro de algúna “Expedición científica”, y le dije que la historia era larga para contar y que yo debo regresar a ayudar a las personas de Elvira.

Y le recalque la solicitud preguntando si él podría ayudarme, porque el futuro de la sociedad de aquella época y del suyo mismo dependería de su apoyo, mediante lo cual accedió a mi pedido. Le dije que solo necesitaba unos medicamentos para curar esa enfermedad.Ya los magos de la edad media estudiarían los componentes alquímicos de aquellas vacunas. Entonces ordeno a una de sus asistentes enfermera qué me entregue varias cajas de gentamicinas, cloronfonicol y dioxicilina. Tambien otros antibióticos y jeringas algodones y unas vacunas Anti bubónica.

Muy pronto regrese por los vórtices que utilice portando los preciadas medicamentos y encontré a Marianna aún viva. Le administre los inyectables necesarios, de acuerdo a mi óptica, yo sabía colocarlo así que no se me hizo difícil, comencé colocando en especial el antibiótico contra la peste bubónica y me senté a observar el resultado pacientemente. Más tarde fue amaneciendo y yo al lado de Mery-Anna, le palpe la frente y en ese momento la fiebre ya le habia abandonado, le toque el pulso y ya se sentía como normal. Al rato escuche que ella exclamó algo en sueños y luego volteo de costado y siguió durmiendo plácidamente.

Por lo que vi allí Mari Anna ya había recuperado la fuerza y me dije que era hora de regresar a mi tiempo. Entonces la mire por última vez, ya retirado en la puerta le exprese mi adiós para siempre y dije:

—¡¡¡Mari Ana que Dios te bendiga…!!!

Y volé hacia el firmamento. El sol en aquel momento ya había despuntado al oriente. Llegue hasta el vórtice y nuevamente allí al pie del vórtice estaba el Señor de los Viejos Tiempos esperándome.Sin palabras algunas me palmeo la espalda como diciendo:

—¡¡¡Lo hiciste bien…!!!

Seguidamente me mostró lo que iba pasar en el futuro de Meri Anna. Por muchos tiempos ella vivió sola. Pero por lo que he visto, con el tiempo ella tuvo nietos y nietas que le alegraron sus días. Hasta que finalmente ya anciana falleció una noche de verano.

El señor de los viejos tiempos me mostraba las vivencias de Mari Anna por etapas, inclusive cuando ella ya estaba en el féretro y su cuerpo se convirtiera en esqueleto, cayendo la mandíbula a un costado. Con el tiempo y la época su cuerpo fue degradándose y se convirtió en cenizas y luego de centurias sus polvos fueron llevados por el viento del norte que todo lo cambia.

¡¡¡Así fue!!!

Y así paso. Yo fui testigo de los hechos

FIN

 

  

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