ADIRA
El disparo emitió el sonido más fuerte que he escuchado en esta vida.
Había estado frente a un tsunami, debajo de un cañón mientras se disparaba y a orillas de un volcán en plena erupción, pero nada se asemejaba al ruido espeluznante de ese disparo.
Volteé a ver a Bea, con la esperanza de que Kyle hubiese fallado.
Pero no lo había hecho.
Hubo un momento de silencio mientras veía como Bea volteaba a ver la mancha roja en su pecho.
La sangre rápidamente humedeció su blusa y Bea colapsó.
Intenté evadir a Kyle para correr hacia Bea, pero Kyle me lo impidió con un golpe en el estómago que me aventó contra el suelo. Intenté nuevamente, mi oído estaba enfocado en el latido del corazón de Bea que poco a poco era más lento.
La garras de Kyle me rasgaron la espalda y caí al suelo nuevamente.
Cuando me volví a levantar ya era demasiado tarde.
El corazón de Bea se había detenido.
Kyle soltó una carcajada.
El sonido de su risa se enrollaba en mi cabeza como una serpiente. Dejó caer la pistola y empezó a transformarse en lobo.
-«Deberías ver tu cara» Dijo en tono de burla.
-«Tan destrozada a causa de la muerte de un humano. No estás hecha para ser reina» Cayó en sus cuatro patas mientras sus músculos se seguían expandiendo. -«Déjame terminar con tu miseria» Dijo.
Kyle se lanzó sobre mí y yo estaba completamente aturdida y desconcentrada que no pude esquivar su ataque. Sus garras se clavaron en mi cuerpo y caí al lado del cuerpo de Emilia.
Giré la cabeza para verla. Se veía en paz, pero su pecho había sido destrozado y desgarrado, una herida que no podría ser reparada jamás.
Y en ese momento me di cuenta de que había lágrimas en mi rostro.
«Deja de llorar y mátalo idiota» Imaginé que esas serían las palabras de Bea.
Miré hacia arriba y Kyle venía hacia mí nuevamente. Sus garras afiladas iban directo a mi garganta para dar el ataque final.
Por una milésima de segundo pensé en dejarlo que me matara. El haber perdido a Bea había sido demasiado doloroso y no quería vivir solo para despedirme de quien tanto amaba.
Y quizás si existiera una vida después de la muerte podría estar con ella.
Pero Bea no querría eso.
Kyle me había quitado tantas cosas y era responsable de muchos de mis sufrimientos.
En el último instante, giré para evadir su ataque.
La muerte podía esperar.
Empecé a sentir un calor dentro de mi pecho que se hacía más fuerte cada segundo.
Y de repente se esparció por todo mi cuerpo, como llamas ardientes creciendo hasta que me sentía como el infierno viviente.
No hice nada para evitar lo que me ocurría, simplemente lo deje que me consumiera por completo.
El calor cambió y se retorció dentro de mí hasta, transformándome, hasta que ya era algo completamente diferente.
Kyle cayó en sus cuatro patas y cuando me vio sus ojos se agradaron.
Me moví hacia enfrente, mi nueva forma me daba una seguridad y confianza suprema.
Las peleas a nuestro alrededor cesaron. Toda la atención ahora la teníamos nosotros.
Me había convertido en un enorme lobo blanco.
Todos, incluyéndome, habíamos creído que los híbridos simplemente éramos vampiros superiores, pero que no podíamos transformarnos.
Kyle retrocedió, su mirada llena de incertidumbre.
-«Ya no tienes a donde correr Kyle» Por primera vez vi el miedo en su rostro.
-«Hoy peleaste tu última batalla» Le dije.
El hermano que yo conocía ya no existía. Había sido reemplazado por un monstruo. Me lancé hacia Kyle, mi mandíbula fue directa a su tráquea, mordí y lo aventé contra el piso.
Kyle intentó pelear, pero era demasiado tarde, ya lo tenía atrapado debajo de mí. Me miró y suplicó que no lo matara, pero no quise escucharlo.
Presioné su cuerpo contra el suelo hasta que escuché como tronaba su espina dorsal.
Poco a poco fue quedándose quieto hasta que se quedó inmóvil.
Kyle estaba muerto.
Encontré a Karla al lado del cuerpo de Bea, había lágrimas en sus ojos.
-«Lo siento tanto Adira» Dijo.
-«No pude detenerla a tiempo, había tantos brujos atacándome que…»
Levante mi mano para callarla.
La piel de Bea era pálida y su ropa estaba cubierta de sangre. Era difícil verla de esa forma sabiendo que era yo quien le había fallado.
El campo de batalla se había quedado en silencio. Los aliados de Kyle retrocedían tras su muerte.
Sabía que dejarlos marchar traería problemas después, pero nada de eso importaba en ese momento, no cuando mi mundo entero se encontraba muerto entre mis brazos.
Dejé el cuerpo de Bea a un lado de Emilia.
Volteé a mí al rededor, los campos estaban cubiertos de sangre y cuerpos sin vida.
«Cuantas vidas perdimos el día de hoy?»
Escuchaba personas sollozar a mí al rededor.
Eran Liam, Thiago, Victoria y Nikolai.
Me arrodillé ante los cuerpos de las dos mujeres que jamás podría tener de regreso.
De repente pasó algo que al principio pensé estaba imaginando.
Un latido.
Después otro… y otro
El corazón de Bea estaba latiendo.
Mis manos la tocaban intentando encontrar una respuesta.
«Que está pasando?«
Le quitaba el cabello del rostro cuando lo vi.
Bea tenía marcas en su cuello.
Marcas que no eran mías.
El dolor se convirtió en rabia rápidamente y me levanté mirando al rededor, intentando encontrar al responsable.
Todos estaban completamente sorprendidos. Todos, excepto Victoria.
En menos de un segundo, estaba frente a mi hermana con mi mano en su cuello, ella ni siquiera se movió.
-«Que fue lo que hiciste!?»
-«Bea me lo pidió ayer por la noche» Contestó
-«Así que lo hiciste sin decirme nada antes!?»
-«Estaría muerta ahora de no haberlo hecho» Dijo.
-«Y quizás muera de nuevo!» Le dije. -«Pero esta vez sufrirá mucho más, gracias a ti!
El grito de Bea nos Interrumpió.
Sabía que estaban comenzando unas horas agonizantes para ella.
Me acerqué a ella y la tomé entre mis braza nuevamente.
-«Si no sobrevive, jamás te lo perdonaré» Le dije a Victoria mientras tomaba la mano de Bea.
Victoria no parecía sentirse arrepentida.
-«Confía en Bea» Dijo.
LIAM
No podía observar. No toleraba escuchar los gritos de Bea. Cuando vi que su cuerpo empezó a retorcerse y escuchar como tronaban sus huesos.
Tuve que alejarme.
Thiago se acercó a mí, yo tenía un brazo roto y él una herida profunda en la cabeza.
Thiago se veía muy triste por la pérdida de Emilia, tomé su mano y le prometí nunca alejarme de él.
Bea soltó otro grito agonizante mientras más huesos se quebraban dentro de su cuerpo.
«Vamos Bea. Sé que eres fuerte«
BEA
Estaba aterrorizada.
Lo último que recordaba era el sonido de un disparo y el ardor en mi pecho.
Después dolor.
Mucho dolor.
Más del que había experimentado en mi vida.
No podía pensar o respirar. No sabía quién era o en donde estaba.
Solo sentía dolor.
Sentía que se me desgarraba el alma, que mi cuerpo se desprendía de mí. Sentía que me partían en mil pedazos, en cientos, en miles.
Sentía como si mi boca y mis venas estuvieran llena de vidrios.
Grité y supliqué que me matarán, pero nadie escuchaba.
Sentía que mi cuerpo se estaba carbonizado. Quería morir. Necesitaba morir.
Pero de repente escuché una voz.
Una voz suave como las nubes, y me enfoqué en ella.
Me aferré a ella.
Y finalmente,
pude abrir los ojos.
Adira me sostenía entre sus brazos, estábamos en el campo de batalla, pero todo se veía diferente.
Los colores eran más fuertes, pero la luz del sol no me permitía ver con claridad.
Adira suspiró y me besó mientras caían lágrimas de sus ojos.
-«Estás viva» Repetía una y otra vez -«Estás viva…»
Me senté lentamente, poco a poco podía ver todo con más claridad. A nuestro al rededor estaban Liam, Victoria, Thiago y Nikolai.
Y a mi lado, el cuerpo de Emilia.
«Emilia…»
De repente la expresión de todos cambió. Parecían estar en estado de shock.
-«Que!?» Pregunté -«Que sucede!?»
-«Tus ojos…» Contestó Adira sorprendida. Volteó hacia Victoria, pero ella también parecía sorprendida y confundida.
-«Que tienen mis ojos?» Pregunté
-«Son dorados» Contestó Adira
-«Son iguales a los míos»
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Gracias por leer mi historia.
Este es el fin de la parte 1.
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