Mi lenguaje hiere los bordes de lo que no poseo.
Mi lenguaje no tiembla, no habita;
ondula sobre las cosas que nunca se dirán, palpitando.
Ese es el viaje, esa es la caída.
Un punto inabarcable que se extingue de tanta realidad.
No suponemos ser, somos. De ahí, toda la mentira.
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