Al mirar y ver las maravillas de tus manos,
me siento halagada de que me hayas escogido.
Soy tu hija y te amo.
Déjame decirte que te necesito,
que deseo estar entre tus brazos y no separarme nunca de ti.
Me das paz, alivio, serenidad y quiero demostrarte mi amor hacia ti,
mi Esposo fiel, mi salvador precioso.
El día que vuelen las mariposas,
estaremos embriagados de gozo y alegría por siempre.
Y volará mi alma hacia tí, como un gran torbellino
donde las estrellas sean nuestras únicas testigos
de mi gran devoción por tí.
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