Fragmento – El Cazador Frustrado (Relatos Horrendos)

Fragmento – El Cazador Frustrado (Relatos Horrendos)

Levantando sus rudas voces y con exageradas expresiones, estaban conversando los cazadores reunidos junto al quiosco, donde reinaba el olor del tabaco. Los gruesos dedos de uno de ellos sostenían un cigarrillo, cuya ceniza le caía sobre su colgona panza. En su colorado y redondo rostro asomaba una risilla de lo más irónica, mientras criticaba a otro cazador al que tachaba de embustero.

  • «Joío´´ copón, la gente habla muy ligera.

El tipo que se asomaba por la ventana del quiosco también reía; sus deformes dientes le daban un aire monstruoso cada vez que daba una de sus bastas carcajadas. Otro de los cuales, el contertulio grueso de la verdosa gorra campera encasquetada en su gran cabeza, dijo:

  • Me cago en Dios, esta mañana estuve yo por «Los Garrotales´´ y no vi ni un puto «cali´´; ahora viene ese diciendo que ha matado doscientos zorzales.

Con su grotesca y guasona sonrisa, el quiosquero añadió:

  • La hostia. Es «pa´´ preguntarle: «Miarma´´, ¿tú donde buscas?

Tras soltar un escupitajo en el suelo, otro tipo, el narigudo de los ojos atolondrados, comentó:

  • Por lo menos, cuando le escuchas te ríes.

El carirredondo lo reafirmó:

  • Claro que te ríes, hostia, se cree sus propios embustes.

Entre risas, ironías y un malsonante lenguaje, los cazadores llevaron a cabo su hilarante conversación.

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