Me sorprendí mucho cuando me llegó su invitación. Y me dio bronca. En su momento, me dolió mucho que me dejara y fue difícil sacarlo de mi corazón, de mi cabeza y de mi vida. Los últimos tres años fueron de mucho trabajo interno. Cerré la invitación y seguí con lo mío como si no hubiera pasado nada.
A los pocos días me encontré con Pía, mi amiga del alma, que está casada con Juan, uno de sus amigos.
-Pía ¿Qué le pasa a Joaco que me invita a su cumpleaños número 40? – pregunté.
-¡Ah, no sé! Sabes que Joaco es un misterio para mí… ¿Te invitó ?… Últimamente está muy cambiado – me explicó – Nos dijo que quiere hacer una gran fiesta con todas las personas importantes de su vida.
La última frase aceleró mi pecho.
-¡Pero no le des bola, amiga! ¡Ya lo sacaste de tu vida!
¿Cómo es mi vida sin Joaco? Me recibí y progreso en mi profesión. Tuve relaciones divertidas, algunas cortas y otras no, pero nadie llegó a conmoverme como él. Viajé mucho, viví.
“PERSONAS IMPORTANTES EN SU VIDA” Él fue hasta ahora el MÁS importante. Con él quise TODO: pasión, convivencia y familia. Todavía hoy, si cierro los ojos siento sus dedos acariciando mis rulos. Por eso me dolió tanto que después de perder ese embarazo cortara conmigo con tanta frialdad. Es cierto, yo después me deprimí mucho. Había soñado y deseado mucho, a ese hijo. También es cierto que antes, no estábamos del todo bien, pero nuestro amor era tan inmenso…
-¿Por qué no ir? – pensé- Pasaron tres años y las heridas están cerradas. ¡Celebremos lo que fue!
A partir de ahí, todo fue un torbellino. Elegir el look, destacando las partes de mi cuerpo que le gustaban tanto. ¡DIOSA!
Llegué con Pía y Juan, pero nos tocaron mesas diferentes.
-Te veo en la pista. – dije aparentando una serenidad que no tenía.
Joaco entró saltando y bailando con los amigos de siempre. En ningún momento me buscó con la mirada.
-¡Qué hago acá? – pensé- Estás en una fiesta a todo trapo, nena, DI- VER- TI-TE -me arrengue.
Decido prestarle atención a mi mesa. Todos desconocidos. Mayoría de mujeres y un par de varones, parejas de alguna de ellas. Nos presentamos, comimos rico, bailamos cada uno por su lado. En la pista Joaco se me aparece, me invita un trago y me dice al oído:
-
¿Sabés que te adoro y fuiste lo mejor de estos 40 años? En un segundo me olvidé de su frialdad, de su desamor y sentí que todo era posible. Que empezaba un nuevo comienzo, que mi vida volvía a brillar. Hoy me juego entera, ya está. Lo que nos pasó fue tremendo, inexplicable, pero ya fue. Este amor inmenso que sentimos el uno por el otro, pugna por imponerse, a pesar nuestro.
Joaco se aleja, llamado por su hermana.
Ya en la mesa, alguien pregunta: ¿Y ustedes son familiares o amigos de Joaco?
Con horror escuche a cada una de ellas, explicar que había sido “novia”. Empiezo a hacer preguntas casuales, que me sirven para saber que por lo menos dos de ellas, lo fueron en simultáneo conmigo. ¿Me dejó por otra? ¿Le importó un carajo mi dolor y me dejó por otra? ¿Mi aborto espontáneo fue para él una liberación? Me di cuenta que estaba sentada en la mesa de sus “trofeos”. Todas minas hermosas, que todavía estaban enganchadas con él. Hasta las que fueron acompañadas.
Salí tambaleante del salón, para tomar aire. El trago me cayó mal.
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