PINCEL
El pincel es, un objeto de deseo. Su figura es esbelta, fina y elegante. Coronado en un flequillo esperanzado. Según el día, el flequillo cambia su look. Redondeado, chato, en abanico, largo, corto, todos le quedan bien. Todos tiene su razón de ser. ¡Y qué decir de su virola metálica! Un toque de distinción. Una cintura apretadita que disciplina a las cerdas. ¿Existe peor tragedia que un pincel que desparrama sus pelos en el momento de pintar?
Adoptar uno y llevarlo a casa, es tan complejo como encontrar un jean con calce perfecto. Al comienzo de la vida, cualquiera viene bien…con los años nos vamos poniendo más exigentes. Cuando la necesidad de encontrarte me obsesiona, camino, camino sin parar por la ciudad y sus artísticas. Sé que en algún lado me esperas.
Lo baño, lo seco, lo cargo de pigmento, lo apoyo delicadamente, lo presiono, se deja presionar, le aflojo la tensión, apenas deja un trazo. Es la extensión de mis dedos torpes.
Es el puente entre el anhelo y lo que en realidad, ES. Es tirano y me enfrenta a mi falta de talento. Con los años comprendí que nuestro vínculo no es a través de la gloria eterna, sino de la débil gloria del momento que compartimos, más allá del resultado. Una sensación que comparto con los grandes maestros de la historia.
Lo baño, lo seco, lo cargo de pigmento, lo apoyo delicadamente, lo presiono, se encapricha, mancha, arrastra. Es la extensión de mi mano ruda.
Es príncipe y es mendigo, según acierte en su elección. Es el vínculo más libre con los colores. Los acaricia, los besa, los inunda, los convoca, los amalgama, los ensucia, los crea y los libera. Para él es tan importante el fondo, como la figura. Un fondo puede obsesionarlo horas, y una figura dos minutos. O tal vez al revés. O tal vez las dos cosas.
Es un objeto gregario, que vive en comunidad. Casi nunca se utiliza uno solo, en una obra. Conoce el concepto de trabajo cooperativo desde antes de su definición. Ellos cooperan con nuestra necesidad de expresión y también entre ellos. El chato número ocho sabe que es el indicado para difuminar un fondo de acuarelas y el liner cuatro conoce su habilidad para la escritura. Y así sucesivamente. Esta habilidad es compartida por toda la comunidad de pinceles, desde los de alta alcurnia como lo Winsor & Newton, hasta las toscas brochas para pintar paredes.
Lo baño, lo seco, lo cargo de pigmento, lo apoyo con firmeza, prolongo la pincelada torcida. Es la extensión de mi brazo bobo.
¡Cuánto y a la vez qué poco ha evolucionado a través de la historia! En una caverna, a la luz del fuego, alguien tuvo la necesidad de registrar su presencia en la tierra y ahí alcanzó con la mano y los pigmentos. Pero a la larga no fue suficiente, porque el artista nunca se da por complacido. Existía un mundo entero por registrar y ahí él entró en escena, o mejor dicho su primera versión: una ramita y unos penachos propios o de la caza. Básicamente el pincel, es eso, un palito y pelos. Le pido perdón por la generalización, por la simplificación y por la falta de respeto. El pincel es un ser colérico, rencoroso y más tarde lo voy a necesitar. Más vale tenerlo de amigo.
Lo baño, lo seco, lo cargo de pigmento, pienso, el papel no ayuda con su escasez infinita . Es la extensión de mi mente embrutecida.
Pincel,
papel,
Babel,
mis manos te buscan
y mis dedos, no logran dominarte.
Pincel,
redondel,
cascabel,
mi mente te adora,
mi imaginación, no logra controlarte.
Pincel,
papel,
carrusel,
mi ser te necesita,
para escapar del dominio.
Pincel,
Babel,
cascabel,
mi humanidad te rastrea,
para emanciparme del control.
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